Ruta circular por Lecina

Ruta circular con inicio y final en Lecina, pasando por las Fuentes de Lecina en el río Vero, Almazorre y Bárcabo. Estamos en el Biello Sobrarbe.  

22-may-2019 – 15’96 km – 360 m de desnivel acumulado.

 

Nos encontramos en la parte más meridional de la Comarca de Sobrarbe, lindando con la del Somontano de Barbastro, en lo que es el Parque Cultural del Río Vero y que se halla encajado dentro de lo que es el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara. Un territorio que ha estado habitado desde tiempos inmemoriales, como así lo demuestran la gran cantidad de manifestaciones culturales que hay por los alrededores, como: dólmenes, cuevas y abrigos donde el hombre ha ido dejando su impronta desde remotos tiempos.

 

 

Una excursión por ambas márgenes del río Vero, entre las estribaciones del Tozal de Asba y la sierra de Arbe, justo antes de que el río se adentre en los Oscuros —un lugar tan estrecho y encajonado que los rayos del sol nunca llegan al fondo—y que vienen a conformar el afamado Cañón del Vero, un lugar muy apreciado por los barranquistas.

 

 

Este territorio ya lo hemos visitado en varias ocasiones, que bien nos atrae la atención por sus especiales características. Ver:

• Ruta entre Lecina – Molino de Almazorre – Betorz – Lecina
• Ruta entre Betorz y el Tozal de Asba
• Ruta circular por Paúles de Sarsa
• Ruta circular por Sarsa de Surta

 

 

Lecina

(Procede de la palabra latina: ilicina. La encina)

 

Inicio y final de nuestra caminata, así como también punto intermedio de paso después de visitar las ‘Fuentes de Lecina’.  Una población muy conocida dentro del entorno del Parque, al dar comienzo en su término municipal la bajada del Cañón del Vero, así como hallarse en sus alrededores un buen número de covachas y abrigos con pinturas rupestres correspondientes al arte prehistórico: Paleolítico, Esquemático y Levantino.

 

 

Un conjunto urbano bien cuidado, donde destacan las chimeneas ‘anti brujas’ sobre los tejados de las casas, así como algunas patas de jabalíes clavadas en algunas puertas a modo de signos protectores contra los malos espíritus. Un territorio relacionado con las ‘bruixas’, sobre todo el cercano Tozal de Asba.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Su iglesia parroquial, de San Juan Bautista (reedificada a finales del siglo XVIII), ocupa el lugar antaño ocupado por el monasterio visigótico de San Cucufate.

 

 

Visita obligada es la encina milenaria, también llamada: ‘Castañera o Carrasca de Carruesco’. Un impresionante árbol singular —de 16’5 m de alto, 28 m de diámetro en la copa y que cubre una superficie de 615 m2—, bajo el que se han sellado pactos, asuntos de tierras y linderos, así como reuniones de todo tipo, incluso se han llegado a celebrar bodas. Las encinas siempre fueron consideradas árboles sagrados por las civilizaciones antiguas y guardan todo tipo de leyendas.

 

 

Fuentes de Lecina

Antes de acometer la circular que nos iba llevar por los pueblos de Almazorre y Bárcabo, siguiendo las marcas del PR-HU 56, quisimos conocer estas surgencias de agua en el mismo cauce del río Vero. Desde Lecina hay un camino señalizado y limpio; la vuelta al pueblo la hacemos siguiendo una senda por la margen derecha del barranco de Berrala, y antes de entrar en el casco urbano nos toparemos con el pozo-fuente de Fuendios —por Guara y sus somontanos, son frecuentes este tipo de manantiales de agua y aljibes—.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Las Fuentes de Lecina, son unas surgencias de tipo kárstico que provocan un considerable aumento de caudal alimentando al río Vero. Cuando se producen lluvias intensas, estos manantiales crecen bastante.

 

 

 

 

 

 

 

 

Estamos justo en el inicio de uno de los parajes más espectaculares del Alto Aragón: ‘los Cañones del Vero’. Un tramo fluvial que discurre encajonado entre altas y verticales paredes de caliza, donde no es fácil puedan penetrar los rayos de sol y llegar al fondo del cauce. Se alternan los rápidos con espectaculares saltos de agua y unos remansos donde el río parece querer tomarse un pequeño descanso bajo unos pronunciados escarpes y agujas de roca desafiantes de la gravedad. El agua y la piedra protagonizan el paisaje, que hacen las delicias de los botánicos y de aquellos que quieren contemplar el vuelo de las rapaces y, ¡cómo no!, la de unos intrépidos barranquistas que se aventuran a disfrutar del descenso por unos estrechos oscuros.

 

 

La visita al antiguo molino y a la ermita de San Martín en el interior del congosto, la dejamos para otra ocasión.

 

 

 

De vuelta a Lecina, tomamos el PR-HU 56, que nos llevará a visitar el molino y la tejería de Almazorre. Unos caminos flanqueados por largas y bonitas paredes de piedra, que dejan constancia del buen hacer de las gentes que han habitado estas tierras. La vegetación arbórea también es abundante en esta primera parte del recorrido. Al llegar al molino, el cauce del río estaba seco (es frecuente que entre Almazorre y Lecina, pasando por Bárcabo, el río esté seco o con poca agua y abundantes gravas en su lecho que no puede arrastrar).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Bárcabo

Centro administrativo del municipio, cuyo casco urbano se divide en dos barrios separados por el barranco de La Fuente (el de la margen izquierda se llama el de Santa Bárbara y el de la derecha el de la Iglesia). La iglesia parroquial de Santa Cecilia (siglo XVIII), es el edificio más significativo.

 

 

 

Para cerrar la circular, debemos cruzar de nuevo el río Vero y recorrer unos bonitos caminos con paredes de piedra, separadores de antiguas fincas de cultivo que hoy están abandonadas y en las que la vegetación poco a poco va haciendo su labor de reabsorción.