Ruta circular por Cajigar, con inicio y final en Casa Fornó
Ruta circular por los alrededores de Cajigar, con inicio y final en Casa Fornó, pasando por el Coll de Vent y el núcleo abandonado de Iscles.
29-may-2019 — 14’97 km de recorrido — 417 m de desnivel acumulado
Un entretenido paseo por las estribaciones de la sierra de Sis —que ya hicimos hace unos pocos días y que hemos vuelto a repetir— entre la divisoria de los valles de los ríos Isábena y Noguera Ribagorzana, primero siguiendo las marcas del GR-18, hasta el Coll de Vent, en lo que es la cabañera que une el Bajo Cinca con los Valles de Arán y Castanesa, un lugar de tránsito por el que anualmente llegaron a pasar decenas de miles de cabezas de ganado ovino debido a la trashumancia. En el Coll de Vent, tomamos un camino que bordea el Tozal de Aspra y que nos bajará hasta el pueblo de Iscles, una vez en éste por una pista subimos hasta La Paúl para cerrar la circular y continuar hasta la Casa Fornó.
Casa Fornó (Cajigar)
Punto de partida y finalización de nuestra caminata, junto a la antigua cabañera. Aunque ahora esté en situación de abandono y ruinosa, hubo otras épocas en que sí llegó a tener su importancia. Perteneció al monasterio de Alaón, en Sopeira. Fue un lugar de privilegio, que tenía como función amasar el pan para todos los vecinos —de ahí su nombre—; controlaba el paso del ganado trashumante y recaudaba el peaje de los rebaños que por aquí transitaban.
No muy lejos de la Casa se halla el Tozal de Puyasons —cuyo nombre deriva del latín pódium (altura) y sonus (sonido), es decir: ‘monte del sonido’—. Al parecer, este lugar fue un primitivo lugar poblacional antes incluso que Cajigar; no quedan apenas restos en lo que son las laderas de este pequeño tozal, tan solo quedan algunas piedras en lo más alto —lo que pudiera haber sido su antigua parroquia con advocación a San Pedro— y un pilaret dedicado a San Isidro.
Cuando los rebaños estaban próximos a llegar sonaba una campana desde Puyasons, señal inequívoca para los pastores que les advertía de la obligación de pagar unos derechos de tránsito por el lugar.
Es un territorio ya visitado en otras ocasiones. Unos lugares que tuvieron su importancia en tiempos pasados: que vivió del carbón —no muy lejos se halla la antigua mina de Santa Eulalia, cerrada hace unas pocas décadas y dedicada a la extracción de lignitos—; en sus bosques se hacían grandes cortes de madera para la construcción de vías férreas y entibación de las minas de galería en la Comarca de las Cuencas Mineras de Teruel; y, también, por ser lugar de paso de las cabañeras. Durante los años sesenta del pasado siglo, se realizaron un buen número de prospecciones petrolíferas por el entorno. La bella iglesia de Santa María (del siglo XI), destaca sobremanera sobre todas las edificaciones.
Ver entradas:
Coll de Vent (1313 m)
A los pies de la misma sierra de Sis, bajo el Tozal de los Moros (1695 m) y su impresionante Mallo del Brocolo (1597 m).
Collado divisorio entre los Valles del Isábena y Noguera Ribagorzana. Lugar desde donde se pueden obtener unas bellas panorámicas de ambos valles y que debe su nombre, precisamente, a la brisa de aire que por allí siempre corre.
Un sitio de descanso para el ganado en los apriscos allí construidos al efecto, antes de acometer la travesía por la sierra de Sis en su camino hacía los Valles de Arán o de Castanesa. Punto de inflexión de nuestra caminata, pues desde aquí iniciamos la bajada hasta el poblado de Iscles bordeando el Tozal de Aspra.
Antes de llegar al collado, hemos pasado por la Cerrada de Bolturella, una depresión surcada por el barranco de Santisteve y cercada por los Tozales del Mediodía (1365 m) y del Mall (1228 m). Una pequeña cuenca hidrográfica que atrae nuestra atención por las interesantes panorámicas sobre el fondo del valle y las no muy lejanas sierras de Laguarres y Güell.
Pasamos por debajo del Tozal de Aspra (1429 m), un espectacular levantamiento de piedra caliza, que llega a conformar una cuasi perfecta visera, a la cual tenemos que rodear antes de iniciar la bajada al poblado de Iscles. Cobijo de aves rapaces y que de continuo nos sobrevolaban. Bonitos paisajes los que desde aquí se divisan, estamos ya en la vertiente del Noguera Ribagorzana.
Atravesamos grandes y pequeños bancales, con llamativas paredes de piedras —algunas de ellas inacabadas—. Ardua labor la de aquellas gentes que habitaban estas tierras.
Antes de llegar a Iscles, pasamos por la arruinada Casa Bonet —también llamada Iscles Alto—. Un lugar abandonado al que la vegetación va absorbiendo poco a poco.
Iscles
Denominado a su vez: Iscles Bajo. Para llegar hasta aquí, habremos tomado el PR HU-46 en la Casa Bonet, el cual nos conducirá por un espeso bosque de quejigos y tendremos que atravesar algún que otro barranco. Unos viejos caminos que se van borrando, pues las zarzas y una descontrolada vegetación quieren acabar con ellos. Dentro de un tiempo, de no tener un adecuado mantenimiento, ya no quedará nada. No obstante, es un bonito recorrido.
Este poblado fue abandonado durante los pasados años setenta. Un lugar sin accesos y de duras condiciones de habitabilidad. Actualmente, viven en él algunos neorrurales que han recuperado algunas casas.
Cuando observas estos viejos edificios abandonados y, en buena parte, en situación de ruina, te vienen a la imaginación situaciones tales como las de los silencios que envuelven a las casas cuando se quedan solas, para poco a poco ir desmoronándose. Muchas veces, creo yo, a poco que prestáramos un poco de atención podrían oírse hasta sus lamentaciones solitarias que son apaciguadas por la descontrolada vegetación y por el correr del viento.
Las edificaciones van cayendo sin orden preestablecido alguno, se desmoronan lentamente. No les quedan esperanzas, en su caída es posible arrastren a las demás. Algunas se hundirán despacio, una vez que las humedades y la soledad hayan realizado su trabajo, otras caerán de repente y con gran estrépito. Todas, más tarde o más temprano, por mucho que intenten resistirse, acabarán por devolver a la tierra lo que siempre fue de ésta, la cual, pacientemente, ha esperado su retorno desde que los primeros habitantes del pueblo se lo arrebataron.
Conviene estar atento a las interesantes formaciones geológicas que nos salen al encuentro. Los apasionados a esta ciencia natural tienen aquí toda un aula para disfrutar.