Ruta circular por la Sierra de Partara
Ruta circular por la Sierra de Partara, con inicio y final en L’Ainsa, pasando por la punta Partara (859 m), el barrio de El Grado / O Grau y Guaso.
20-oct-2021 — Distancia: 14’48 km — Desnivel acumulado: 538 m
De nuevo por el Biello Sobrarbe, para conocer la Sierra Partara que es paralela al río Ara antes de su desembocadura en el Cinca, justo en lo que es el interfluvio entre los ríos Ena y Cinca/embalse de Mediano. Tras ‘crestear’ por la Sierra Partana, el sendero inicia un acusado descenso hasta el cauce del río Ena, para una vez cruzado acometer una buena subida hasta el pueblo de Guaso. La ruta tiene un perfil en forma de ‘M’.
Iniciamos el recorrido en L’Ainsa, junto al aparcamiento que hay en la margen derecha de la desembocadura del río Ara, donde tomamos el PR-HU 70. Al llegar a la ‘Cruceta de Bruello’ dejamos el PR y nos desviamos a la derecha para hacer un bonito recorrido por lo que es la loma de la Sierra de Partana, con buenas vistas hacia ambos lados.
Inicialmente el camino discurre por un profundo bosque de quejigos/caixigos, hasta llegar a un espeso pinar de repoblación por el que iniciamos una pronunciada bajada hasta el cauce del río Ena. Las vistas sobre los valles del Ara y del Cinca se suceden, así como sobre los llanos de L’Ainsa, población ubicada entre los dos ríos, con una estructura típica medieval y defensiva.
Se observan con claridad, los llanos de L’Ainsa donde se celebró la batalla contra los musulmanes en el año 724. Como conmemoración a dicha batalla, se levantó la Cruz Cubierta (del siglo XVII). Cuenta la leyenda que sobre una encina se apareció una cruz de fuego, que envalentonó a los cristianos en su lucha y recuperar así la villa de L’Ainsa; dicha Cruz sobre el árbol está representada en uno de los cuarteles del Escudo de Aragón, estando insertos en el resto: la Cruz patada de Iñigo Arista, la Cruz de San Jorge del Alcoraz y los Cuatro Palos gules iguales entre sí. Las fiestas de ‘La Morisma’, se celebran en recuerdo de dicho enfrentamiento.
Un terreno de fondos marinos, con materiales margosos de color agrisado y gran facilidad de abarrancamientos. Pliegues, levantamientos, … La Peña Montañesa más bien se parece a un gran iceberg varado, montado sobre materiales margosos.
Atravesamos el cauce del río Ena sin problemas (cuando lleve mucho caudal será difícil), el cual drena una amplia zona desde de los llanos de Arcusa, pasando por Santa María de Bruil, laderas orientales de Morcat y la punta de Crapamote (1300 m), La Torrecilla, … Un territorio de muchas margas, por lo que las aguas siempre son blanquecinas dejando bastantes sedimentos en forma de un resbaladizo barrillo. Hay un tramo en que los ríos Ena y Vero son paralelos, aunque cada uno va en sentido contrario.
Una vez pasado el río, hay que acometer una fuerte subida hasta Guaso, pasando primero por el barrio de El Grado/O Grau, que nos sorprendió gratamente por lo bien cuidado que está y sus casas restauradas.
El último tramo de senda hasta Guaso, va encajonado entre viejas y bien trabajas paredes de piedra seca. Las vistas cada vez son mejores: Santa María de Buil al fondo, La Torrecilla, Boltaña, algunas aldeas y casa aisladas, …
Cuando llegas a Guaso, lo primero que te encuentras es la esbelta torre de la iglesia de San Salvador (siglo XII) y un bonito esconjuradero a sus pies. También hay un crucero ante la puerta de la iglesia, que data del siglo XVI.
Bonito el esconjuradero de Guaso, aunque está restaurado. Estratégicamente enclavado, domina el valle del Ara y la Peña Montañesa, ejerciendo un ‘control sobre la climatología’. Estos pequeños edificios con aperturas a los cuatro puntos cardinales, de los que hay varios en la Comarca de Sobrarbe, eran los lugares en los que el sacerdote ‘esconjuraba’ y trataba de alejar las tormentas que amenazaban al pueblo, en especial aquellas que venían cargadas de granizo y podían arrasar y acabar con las cosechas. Este tipo de construcciones datan de los siglos XVI/XVIII.
El retorno lo hacemos por un bonito sendero que, en apenas una hora, nos llevará primero a la ribera del Ara y después a L’Ainsa.
Recomendable este recorrido. Vale la pena. Agradables senderos que coinciden con circuitos de bicicletas.
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