Ruta circular por Albella y Planillo
Ruta circular por la Sierra de Gabardón, con inicio y final en Albella, pasando por las Mallatas de Albella y el pueblo de Planillo; siempre siguiendo las marcas del GR-268.
9-jun-2021 — Distancia: 15,70 km — Desnivel acumulado: 940 metros
Una vez leído el libro: El camino de San Úrbez, de Óscar Ballarín y Arturo González, y teniendo en cuenta que ha sido catalogado como Sendero Turístico de Aragón e inaugurado hace poco tiempo, solo nos quedaba ir a visitarlo. Es un recorrido señalizado como GR-268, que discurre entre la ermita de San Úrbez en el Cañón de Añisclo y la iglesia de San Pedro el Viejo en la ciudad de Huesca; son varias etapas entre las Comarcas de Sobrarbe y Hoya de Huesca, que siguen los pasos de San Úrbez por el valle de Vio, los pueblos de la Solana, la sierra de Gabardón, La Guarguera, valle de Nocito y la sierra de Guara, antes de llegar a la capital. Nosotros hemos optado por hacer la circular por el GR-268 y el GR-268.2.

Hemos iniciado y finalizado el recorrido junto a la Casa Cebollero de Albella a modo de recordatorio de los famosos ‘Romeros de Albella’, cuyo objeto era solicitar a San Úrbez agua para los ganados y cosechas, usando los mismos caminos por donde había pasado el santo; de Albella salían los caminos de peregrinación: uno hacía el Cañón de Añisclo (noreste) y el otro hacia Nocito (suroeste) —la tradición de los romeros se acabó a mediados del pasado siglo XX—.


Nada más empezar, el camino ya nos ha sorprendido gratamente: a tramos empedrado y con viejas paredes que aguantan como buenamente pueden el paso del tiempo, bien marcado y limpio. El camino sube hacia el Puerto de Albella ajustándose a las laderas del profundo barranco d’Arasa.


Vas ganando altura y la senda te introduce por un espeso bosque de pinos, hayas, arces, bojes, avellanos y arbusto de todo tipo, a la vez que se incrementa el grado de humedad. Los rayos del sol tienen difícil atravesar este bien desarrollado y entrecruzado ramaje y las pobladas copas de los árboles llenas de hojas. No hemos pasado calor y la temperatura ha sido agradable. El suelo parecía una alfombra de hojarasca, daba gusto andar por él.


La vieja senda es cortada por las pistas que se utilizaron para realizar las sacas de madera —fue una zona donde se prodigó durante muchos años el duro trabajo de la corta de árboles y su posterior extracción—. Cruzas las trochas y las tiraderas de madera sin ninguna dificultad, aunque las mismas se van cubriendo de maleza e invadidas por las ramas de los cercanos y frondosos árboles caducifolios, pues se extienden en busca de los rayos solares.

Las curvas y contracurvas se suceden, la senda asciende en una inacabable continuación de lazadas, que te permiten disfrutar del bosque, ver como los árboles tienen su propio equilibrio interno, como administran sus fuerzas, como las ramas aumentan el diámetro para soportar mayores pesos, como planifican su energía dejando los debidos espacios, … Los árboles crecen con lentitud, siempre dispuestos a ganar altura en busca de la energía que les puedan proporcionar los pocos rayos de sol que les llegan.


Ya falta poco para llegar a lo alto del puerto, pero antes tenemos que pasar por la Cueva Espicalaforca, donde hay una imagen de San Úrbez que nos espera. No obstante, nos falta superar la última subida que es de categoría, La Costera le llaman: 1,2 km en 55 minutos, ese es el anuncio en una señal.


Llegamos a lo alto del Puerto de Albella y una bonita senda nos llevará bajo grandes árboles y bojes de buen tamaño, además de atravesar una zona de erizon, ese arbusto que lo coloniza todo, hasta lo que son las Mallatas, también llamadas as Tascas, extensas praderas de fina hierba, donde subían a pastar en verano los ganados de los pueblos de los alrededores.


Extensas vistas de la cornisa pirenaica y montes cercanos tenemos ante nosotros. La Peña Canciás (1929 m), el pico Gabardón (1781 m) y el Pico Nabaín (1799 m), los tenemos a nuestra entera disposición, así como el valle del Ara. Las lomas y laderas de las sierras, repletas de profundo arbolado.


La bajada al pueblo de Planillo, también nos depara buenos rincones. Es más directa, aunque sin tanta vegetación, por lo que es el barranco As Viñas que acaba por verter sus aguas al río Ara un poco antes de llegar a Jánovas. El viejo camino, del que aún se conserva parte del trazado y sus ancestrales paredes de piedra, es cortado de vez en cuando por una pista forestal.


Si en la subida al Puerto de Albella, nos han sorprendido grandes y robustas hayas, la bajada a Planillo nos ha deparado unos inmensos quejigos, que nos obligaban a pararnos para disfrutar de su magnificencia.

Una vez en Planillo, para cerrar la circular, puedes seguir las marcas del GR-268 o ir por un tramo de carretera. La distancia, poco más o menos, la misma.

Una excursión muy recomendable, por el entorno que atraviesa y por las vistas paisajísticas a tu disposición. Un paseo para tomárselo con tranquilidad y disfrutar, a la vez que tomas una buena ducha de oxígeno y se estimulan los sentidos.

Paso enlaces de otras rutas hechas por los alrededores:
