Ruta de subida al Pico Comodoto
Ruta de ida y vuelta desde el pueblo de Espierba. Primero siguiendo las marcas del PR-HU 192 hasta Lo Grau, para después seguir una senda que, pasando por la Plana d’el Dué y siguiendo el cordal por encima de la loma de la sierra, nos lleva a la cima del Pico Comodoto (2355 m).
6-oct-2021 — Distancia: 12’02 km — Desnivel: 957 m
La semana pasada visitamos el otro extremo de la Sierra de Espierba: La Punta El Cuezo. Hoy tocaba la parte más occidental: El Pico Comodoto. La verdad es que poder admirar la sierra en toda su magnitud desde las dos puntas, escoltada por los Valles de Pineta y Chisagües, es todo un espectáculo paisajístico.

Los primeros 2 kilómetros y casi 400 metros de desnivel, entre Espierba y Lo Grau (1809 m), son coincidentes con los de las rutas que hicimos en: la ‘Subida a la Punta El Cuezo’ y en la ‘Circular por la Sierra de Espierba’, una gran espesura boscosa con un sendero bien trazado y señalizado, PR-HU 192. Abundantes setas en este tramo, aunque no todas comestibles.


Una vez en Lo Grau, punto de observación de las dos vertientes de la sierra: al norte Sierra de Liena y el Valle de Chisagües; al sur Sierra d’as Zucas y Valle de Pineta, tomamos a nuestra izquierda una marcada senda que nos llevará primero a la Plana d’el Dué —junto al Tozal Blanco (1994 m)— y después continuará por una amarronada y extensa tasca alpina hasta lo alto del Pico Comodoto.


Agradable temperatura para la práctica senderista. Caminar por el alto de la loma de la Sierra de Espierba entre las dos vertientes es todo un placer visual. Se suceden las vistas sobre los Valles de Pineta y Chisagües. Las cumbres del Circo Glaciar de Pineta algo nevadas, el Collado de Añisclo mostrándonos su impresionante cara norte, la Sierra de Liena con sus grietas profundas y los sonidos de los torrentes de aguas de alta montaña que por allí descienden. Al fondo, poco a poco, va asomando el vértice del Pico Comodoto.


La Sierra de Liena, con el Pico Robiñera (3005 m) en su extremo más occidental —una clásica formación de morfología glaciar de aristas rectilíneas en forma de Horn—, nos muestra sus partes más altas en las que, durante mucho tiempo, se desarrollaron las explotaciones mineras de plomo, cinc, plata, hierro o fluorita, en lo que fueron las antiguas ‘Minas de Parzán’ (Luisa, Robert, …) —ver post de entrada: <Ruta por el Valle de Barrosa>. Lugares de mucho esfuerzo, donde el hombre dejó su huella, trazando caminos y senderos, construyendo cabañas y puentes, aprovechando los bosques y pastos, además de la minería.


Orografía abrupta y de clima extremo, magnitudes constantes en la evolución del hombre por estas montañas. Las gentes que por aquí andaban solo se sometían a sus propias normas, las que les permitían subsistir, recoger sus leñas y obtener sus pastos para el ganado. Procuraban evitar los enfrentamientos por los pastos o las aguas, siempre había pactos o arreglos para estar en paz.

Territorios que, durante siglos, sufrieron un aislamiento pertinaz, era más fácil comunicarse con las gentes del país vecino que con los de aguas abajo del Cinca. Hasta épocas recientes, los exploradores, naturalistas o científicos no se sintieron atraídos por esta agreste naturaleza —fue a final del siglo XVIII cuando empezaron por aquí a asomarse— y dando lugar a lo que más tarde se llamó ‘El Pirineísmo’.


La cumbre del Comodoto, permite disfrutar visualmente del implacable trabajo erosivo que ha transformado las montañas a lo largo de los tiempos. Valles esculpidos y ensanchados por el hielo, atractivo el impresionante circo glaciar de Pineta, acunado en las laderas del macizo de Monte Perdido. La Sierra de Espierba en toda su extensión, con la caliza y agrisada Punta El Cuezo al fondo.

Atrayentes valles glaciares, excavados por los glaciares de Monte Perdido y Robiñera, con su típica morfología en artesa. Grandes canchales y algún que otro árbol tronchado y arrasado por los aludes, conos de deyección y grandes fragmentos de rocas acumuladas al pie de las canales.


Hace unas cuantas decenas de miles años esto era un mundo de hielo con varios centenares de metros de espesor. Todo rodeado por glaciares: al Valle de Pineta se unía el glaciar de La Larri, para luego bajar por lo que es el cauce del Cinca al encuentro de la lengua de hielo que bajaba por el Valle de Bielsa. Lo mismo para el Valle de Chisagües, en su descenso desde el glaciar de Robiñera.


Una recomendación:
Nosotros subimos por una empinada senda, aunque no muy marcada, que partía desde el pequeño collado que existe entre la Punta Estibeta (2279 m) y el Pico Comodoto; mucha pizarra suelta y probabilidad de caídas. Es mejor seguir hasta la Collada de las Coronetas (2156 m) y coger un pisado y marcado sendero que lleva hasta la cima por lo que es la llamada Pala Comodoto. Total, son unos pocos cientos de metros más.

Resumiendo, una ruta de las que te marcan y no se olvidan.
