Ruta por los Mallos de Riglos
Ruta circular por los Mallos de Riglos
10-May-2017 – (6 km)
Una pequeña ruta circular por el denominado “El Camino del Cielo”, con inicio y final en el pintoresco pueblo de Riglos, para poder conocer de cerca a los “Mallos”, una atracción natural de primer orden, unos imponentes monolitos de conglomerados cuyas verticales paredes llegan a alcanzar hasta los 300 m de altitud. Excelente visión de la extensa planicie excavada por el río Gállego.

Nos hallamos en la parte más noroccidental de la Comarca de la Hoya de Huesca/Plana de Uesca, una pequeña porción de territorio situada entre las Comarcas del Alto Gállego, La Jacetania y Cinco Villas, situado en las estribaciones de la sierra de Loarre, separada de la de Santo Domingo por el estrecho paso excavado por el río Gállego en su camino hacía las tierras llanas del sur. La zona está declarada como “monumento natural y de protección especial”, al confluir allí los mallos de Riglos con los cercanos de Agüero y entre ambos Peña Rueba (1161 m).

Riglos (678 m):
Casco urbano a los pies de los Mallos, adaptado a las características de un desnivelado terreno con un trazado irregular de sus calles y de buenas pendientes. Desde la lejanía representa una peculiar estampa bajo la tutela de unas imponentes moles de conglomerado. En lo más alto del pueblo sobresale la iglesia parroquial de Nuestra Señora del Mallo (siglo XVII).


Forma parte del municipio de Las Peñas de Riglos, junto con Ena, Rasal, Salinas de Jaca, Santa María de la Peña, Triste y Villalangua.

Justo enfrente, al otro lado del río Gállego, se halla el pueblo de Murillo de Gállego, al abrigo de Peña Rueba, donde destaca su iglesia parroquial del Salvador (siglo XII). En esta población finaliza la etapa 39 del GR-1, que viniendo de Loarre pasa por Sarsamarcuello, Linás de Marcuello y Riglos.


La senda de subida que nos llevará hasta lo más alto del collado, para poder disfrutar de las excelentes vistas desde el mirador, pasa por entremedio de unas pobladas coscojas, permitiéndonos disfrutar del panorama paisajístico que se va ampliando a medida que ganamos altura. Al principio coincidimos con las marcas del GR-1, para luego en el descenso, a partir del Collado de Firé, compartir el camino hasta el final con el PR HU-98, justo al revés del sentido marcado por “El Camino del Cielo”. Hay que decir que el descenso fue bastante peligroso, debido a la piedra suelta y a la desnivelada orografía del terreno, imprescindible llevar bastones para que puedan servir de soporte y evitar caídas. Nos aprendimos también los nombres de estos mallos: Firé (963 m); Colorado (960 m); Pisón (933 m); Bentuso (1012 m); La Visera ….. ….. o de formaciones como El Puro.




Estas imponentes formaciones geológicas, como son los Mallos de Riglos o los cercanos de Agüero, así como Peña Rueba, son las verdaderas protagonistas de este territorio, de gran interés paisajístico, botánico y faunístico. Son un paraíso para los escaladores, además de un lugar especial para la observación de rapaces que se vienen a refugiar en las oquedades de estas verticales paredes de piedra.






Los mallos han sido producto de la acción erosiva fluvial iniciada cuando el levantamiento de la cordillera pirenaica allá por la época del Eoceno (55 mills/años); ingentes cantidades de bloques, gravas, arenas y otros materiales finos fueron arrastrados por las numerosas torrenteras e importantes corrientes de agua en su descenso hacia la cubeta del Ebro. En el Plioceno (hace unos 5/6 mills/años), el valle del Ebro se abrió paso hacia el mar Mediterráneo iniciándose un vaciado de los depósitos de materiales acumulados durante las épocas del Oligoceno y Mioceno, eliminándose centenares de metros de sedimentos, lo cual podemos apreciar haciendo un enrasamiento mental desde lo más alto de los Mallos con las partes más altas de la sierra de Alcubierre allá en Los Monegros.
