Ruta por Lascellas – Peraltilla
Paseo matinal por la Comarca del Somontano, entre el río Alcanadre, que hace de línea divisoria con la Hoya de Huesca, y el barranco de La Clamor. Hemos iniciado el recorrido en el pueblo de Lascellas para terminar en Peraltilla, habiendo pasado antes por Ponzano, la ermita de San Román y Azara.
El día, 5 de octubre de 2015, ha amanecido muy nublado y nada más comenzar el trayecto, entre Lascellas y Ponzano, ha comenzado a llover y en algunos momentos lo ha hecho con algo de intensidad, pero, al final, el tiempo ha despejado para acabar disfrutando de una buena jornada soleada. El recorrido ha sido bastante suave, alrededor de 13 kms., habiendo comenzado en Lascellas para dirigirnos al pueblo de Ponzano y desde allí continuar hasta la ermita de San Román desviándonos, una vez atravesada la autovía por un paso subterráneo, hacía la población de Azara y acabar el recorrido en el cercano Peraltilla. Los cuatro pueblos visitados, están incluidos en lo que es la Denominación de Origen del Somontano, en cuanto a expansión y cultivo del viñedo.
En el municipio de Lascellas-Ponzano, nació Jerónimo Castillón y Salas (1756-1835), quién llegó a ser obispo de Tarazona, donde murió, y también fue el último Inquisidor General de la Inquisición Española, entre los años 1818-1820. En Lascellas, también existe una vieja tradición de elaboración de relojes de torre y de reparación de otros antiguos; esta tradición relojera proviene de finales del siglo XIX.
Una vez visitado el núcleo urbano de Lascellas, de topónimo romano y ubicado en la falda del tozal de Mondaseras, nos encaminamos hacía Ponzano por entremedio de un carrascal semiárido. En los alrededores de Lascellas y Ponzano, todavía se mantiene una importante masa de bosque de carrascas en el que apenas ha actuado la mano del hombre, el llamado Carrascal de Lizana, que se halla entre Lascellas y Barbuñales, en bastante buen estado de conservación manteniendo una alta calidad biológica.
El llamado Somontano de Barbastro (la denominación “somontano” significa piedemonte) es un territorio que se encuentra delimitado por el norte por la sierra de Guara y por el sur por las tierras monegrinas, encajado entre los ríos Cinca y Alcanadre; es un territorio que viene a reflejar, en pequeño, lo que es la orografía de Aragón caracterizado por sus fuertes contrastes. La Sierra de Guara, aporta lo que puede ser el relieve y paisaje pirenaico; las faldas de la misma, lo que es el piedemonte, es una tierra de dominio antrópico con los cultivos de características mediterráneas en expansión; y los llanos fluviales del sur sirven de enlace con lo que es la Depresión del río Ebro.
Llegados a Ponzano, y una vez visitado su núcleo urbano, nos dirigimos a ver su Pozo-Fuente, que se encuentra en el camino que nos llevará a la ermita de San Román. Los Pozos-Fuente resultan ser unas ingeniosas soluciones practicadas en el Somontano a la búsqueda del agua, son excavaciones efectuadas en el terreno hasta encontrar el manantial, al que se accede mediante unas escaleras de piedra labrada, con unas paredes de sillería y unas salas abovedadas de arcos apuntados. Durante muchos siglos, estos Pozos-Fuente son los que abastecieron a las poblaciones del agua necesaria, datando de época medieval. En el Somontano, ya sea en el de Barbastro o en el de Huesca, existen bastantes Pozos-Fuente de este tipo: Angües, Velillas, Laluenga, Laperdiguera, Lacuadrada, Adahuesca, Monesma, Ponzano, Lagunarrota, …. ….
Para llegar a la ermita de San Román, ubicada sobre un pequeño cerro que domina las grandes llanuras de cereal que la circundan, hay que atravesar extensos campos de labor que han sido arrebatados a las masas arbóreas de carrascas que tanto abundan por el entorno y que son la referencia de este territorio.
La ermita de San Román, que data del siglo XVIII y es de estilo barroco, es de sobras conocida por los alrededores. Se halla en plena cabañera que existe entre Mequinenza y Broto y que atraviesa Guara por la sierra de Sevil, por lo que, durante muchos años, fue un lugar de frecuente parada para los pastores que realizaban la ruta de la trashumancia, los cuales hacían noche en la casa que se halla adosada a la propia ermita y que realizaba las veces de un albergue. También, este lugar, se halla bastante relacionado con el exorcismo, pues, hasta épocas no muy lejanas se venían realizando dichas prácticas por parte del ermitaño que estaba especializado en ello.
Llegando a Azara (“Azabra”, cuyo topónimo deriva del nombre árabe al-Sajra, que quiere decir “la roca”), lo primero que se divisa es la piedra La Margalida y la torre exenta de la iglesia de Santa Lucía. La Margalida, es una roca que emerge espectacularmente a la entrada del pueblo y en la que se conservan los restos de lo que fue el antiguo castillo (por esta zona, existen una serie de afloraciones areniscas que crean un paisaje de gran vistosidad); interesante la subida a la cima del castillo por su escalera tallada en la roca, sus aljibes y los restos de una edificación que se halla en la cumbre, aparte de las bonitas vistas del pueblo y de los alrededores que se divisan.
Había que visitar la iglesia de Santa Lucía, del siglo XVI, de estilo gótico aragonés y cuya portada renacentista se halla fechada en 1576. La torre campanario está exenta del templo.
Visitado el casco urbano de Azara, nos dirigimos hacia el final de nuestra etapa de hoy, que no es otro que el pueblo de Peraltilla (“Petraalta”, nombre latino con origen romano), donde existió un castillo cuyos restos aún pueden observarse en lo más alto del lugar y que formaba parte de la red de fortificaciones que controlaban el barranco de la Clamor y los accesos a la cercana sierra; el antiguo castillo fue demolido reutilizando sus sillares para la construcción de otras edificaciones. Destaca la iglesia de San Salvador, siglo XVI, de estilo gótico tardío con portada renacentista. En un cercano cerro, se ubica la ermita de San Joaquín, barroca del siglo XVIII.
El Canal del Cinca, que desde finales de la década de los años sesenta del siglo pasado atraviesa el término municipal de Peraltilla, cuyo origen es en el Pantano de El Grado sobre el río Cinca, y cuyas aguas que transporta sirven para fertilizar y dar vida a las tierras de los Monegros y también del propio Somontano.
La Comarca del Somontano, como otros de los territorios que componen nuestra Comunidad Aragonesa, está ante el difícil reto territorial de frenar la despoblación y de favorecer su crecimiento debiendo, por tanto, potenciar las fortalezas de que dispone tanto en el sector turístico como en el desarrollo, aprovechamiento y la puesta en valor de sus muchos recursos naturales.