Ruta por Tramaced y Piracés
Un paseo entre Tramaced y Piracés
1-mar-2017
Tramaced y Piracés, dos pequeñas poblaciones al sur de la Comarca La Hoya de Huesca, lindando con la de Los Monegros, son las que hemos visitado en el día de hoy, para conocer las singularidades de la llamada Serreta de Tramaced, con sus formaciones de areniscas erosionadas por el agua y el viento.
Esta ruta puede complementarse, perfectamente, y considerarse como una prolongación de la realizada hace poco más de un año por los cercanos “Torrollones de Gabarda”, aunque estos ya en tierras monegrinas.
Damos inicio a la caminata en Tramaced, para dirigirnos hasta el pueblo de Piracés, justo por encima de la margen derecha del Canal del Cinca (por la margen izquierda, discurre la vía de servicio de la Confederación Hidrográfica del Ebro). Unos pocos kilómetros más adelante, este canal suministra agua al pequeño embalse regulador de Valdraba, con capacidad para 3 hm3, y que da servicio a la ciudad de Huesca; después, llegará a producirse el llamado “Abrazo de Tardienta” con el Canal de Monegros, que, entre ambos, prestan un gran servicio de riego para una buena parte de Los Monegros.
Tramaced:
En cuyo casco urbano sobresale la iglesia de San Miguel (siglo XVI), y que, a las afueras, tiene la ermita del Puyal (siglos XIII/XIV), a la que no hemos accedido, pero que dejamos pendiente para otra ocasión.
En el trayecto hasta Piracés, ya pueden observarse algunas de las figuras pétreas esculpidas en la arenisca, así como disfrutar del natural paisaje que viene a formar la serreta de Tramaced, con algún que otro “torrollón” u oteros, así como piedras asentadas en vertical que llegan a formar figuras imaginarias, como puede ser el “abuelo Roque”, antes de llegar a Piracés.
Los “torrollones”, llamados así en el habla local, y como ya manifesté en el post de “Los Torrollones de Gabarda”, son los elementos naturales más representativos del paisaje de Los Monegros. Se tratan de unas estructuras tabulares del paisaje, con una base más o menos rectangular y de pronunciados escarpes rozando casi la verticalidad, con unos perfiles topográficos totalmente asimétricos y compuestos de materiales deleznables (areniscas y lutitas) fácilmente erosionables y con marcadas cárcavas sobre sus laderas.
Piracés:
En el casco urbano, que se desliza sobre una ladera, destaca la iglesia parroquial de San Pedro, cuya torre campanario consta de cuatro cuerpos, con la peculiaridad de que los tres primeros son cuadrados y el último ochavado, con remate plano.
En este pequeño pueblo, iniciamos una ruta circular, que nos llevará a conocer la fantástica Peña del Mediodía, la ermita de La Corona y las Esculturas de Arte y Naturaleza, existentes sobre lo más alto de un cercano cerro.
Lo primero que nos ha llamado la atención es la “Peña del Mediodía”, una verdadera fantasía geológica cincelada en la piedra arenisca por la acción erosiva de las aguas y de un silente viento.
En esta inmensa peña, de unos 80 m de largo por 25 m de altura, allá por los siglos IX y X se hallaba emplazada una fortaleza árabe. Una ubicación privilegiada, estratégicamente emplazada y que fue utilizada a modo de atalaya para el control y dominio de la inmensa llanura que se extiende a sus pies.
Desde lo más alto de este imponente banco de piedra arenisca, se disfruta de una estupenda vista panorámica. Se accede a este largo espolón rocoso, mediante una escalera tallada en la roca y atravesando una poterna en forma de pequeño recodo, y donde existen varios compartimentos esculpidos, donde podrían caber algunas estancias e incluso una cisterna. En las paredes laterales de la roca, se observan gran cantidad de mechinales que demuestran hubo allí construcciones adosadas.
Durante la subida a la ermita de La Corona (con orígenes románicos del XII y ampliada y recrecida en los siglos XVI/XVIII), podemos disfrutar del bello paisaje que nos muestra el barranco de Olivares, con unos llamativos escarpes en franco retroceso y una serie de depósitos horizontales de areniscas y arcillas, sedimentados durante el Período Terciario (hace unos 35/40 mills/años).
El colofón a nuestro paseo, nos vino dado por las Esculturas de Arte y Naturaleza, “Árboles como arqueología”, de Fernando Casas y la Colección de Arte y Naturaleza del CDAN, de Huesca.
Se trata de 8 monolitos de granito, de unos 5 metros de altura, con dos olivos plantados en medio del conjunto.
El conjunto artístico se alza sobre un acantilado de piedra arenisca rojiza, desde donde puede divisarse un impresionante paisaje monegrino; hoy en día, gracias al regadío, una inmensa mancha de color verde. Puede divisarse desde gran distancia, y representa “una arqueología de una vida que ha existido”.