Ruta entre Chía y Eriste
Ruta entre Chía y Eriste
5-jul-2017 (14 km)
Un bonito paseo por el Valle de Benasque, entre las poblaciones de Chía y Eriste, pasando por Sahún, el Santuario de Guayente y el embalse de Linsoles, siempre siguiendo las marcas del PR-HU 51. Un excelente camino, entre sol y sombra, aunque gracias a una espesa vegetación predominaban las sombras facilitándonos la práctica senderista. En su mayor parte, esta es una ruta que ya hicimos el año pasado, entre Chía y el Santuario de Guayente, pero, tanto nos gustó, que no hemos tenido ningún inconveniente en repetirla, aunque esta vez la hemos estirado un poco más, hasta el pueblo de Eriste, pasando por el embalse de Linsoles.
El recorrido transcurre, en su mayor parte, por las laderas más orientales de la sierra de Chía, en lo que es la margen derecha del río Ésera, con unas impresionantes vistas sobre el fondo del Valle de Benasque y montes que lo circundan en su parte más meridional, pudiendo distinguir claramente todos los pequeños pueblos que vienen a formar parte de lo que es el solano y enclavados en lo que son las vertientes del sobresaliente pico Gallinero (2732 m). Es un territorio claramente influenciado por el cercano Turbón, un escenario donde tenían rienda suelta todo tipo de leyendas sobre brujería, hadas o fadas, lavanderas, encantarias, diosas, gigantes, duendes, diablos, …. …., unos lugares donde las gentes pobladoras de estos legendarios montes a lo largo de la historia fueron imbuidos por unos pensamientos mágico-religiosos, llegando a considerar que allí se generaban las tormentas y creían que vivía algún dragón en algunas de sus cuevas custodiando un tesoro; por todo ello se levantaron un buen número de ermitas por los alrededores para que pudieran servir de protección y alejar a los malos espíritus (al respecto recomendamos la lectura del trabajo de Juan José Nieto Callén, publicado en el núm. 81 de la Revista Guayente, sobre las ermitas de Chía y el Monasterio de San Victorián).
Chía (antigua Gía, hoy en desuso)
Lugar de inicio de nuestra caminata de hoy, en el que destacan la iglesia de San Vicente (siglo XVI), parcialmente destruida durante la pasada contienda civil y restaurada durante la pasada década de los años sesenta, y la ermita de San Martín (siglo XIII), situada en lo más alto del pueblo, al lado mismo de la pista que va a Plan, esta ermita llegó a ser la antigua iglesia parroquial.
Famosa es la denominación “Patata de Chía”, tubérculo que se ha hecho un hueco en el mercado.
Aunque pueda resultar un tanto anacrónico, este pueblo durante muchos años “vivió de la producción y comercialización del cacao”. Durante la primera parte del siglo XIX, fue un lugareño de este pequeño pueblo el primer emigrante del Alto Aragón en llegar a tierras de la antigua Guinea Española, se llamaba Mariano Mora, de Casa Castán, el cual se dedicó al cultivo y comercio del cacao y como el negocio era boyante pronto se decidieron algunos familiares y otros paisanos a emprender la aventura africana, entre los que figuraban sus sobrinos Joaquín y Jesús Mallo, de Casa Presín; naciendo así una especie de puente migratorio entre el Valle de Benasque y las tierras guineanas, flujo que permaneció activo durante casi un siglo, resultando en la práctica que todos los pueblos del valle llegaron a tener gente emigrada, movimientos migratorios que llegaron a superar los límites del valle, a modo de onda expansiva, aguas abajo del río Ésera. Todas las casas de Chía llegaron a tener alguna persona en Guinea y, en algunos momentos, hubo más gente en Guinea Ecuatorial que en el propio pueblo. (Hay un libro, “Guinea en patués”, que describe todo este proceso emigratorio. También, Luz Gabás, en su apasionante libro “Palmeras en la Nieve”, trasladado después a las pantallas cinematográficas, desarrolla una interesante historia basada en la emigración ribagorzana a la antigua colonia española).
Un personaje importante de este pequeño lugar fue, Joaquín Mallo Castán, de Casa Presín, al que ya hemos citado anteriormente. También emigró a la Guinea Española o Ecuatorial a principios del siglo XX, para trabajar con su familia en una importante explotación de cacao. Llegó a ser elegido Presidente del Consejo de Vecinos de la antigua Santa Isabel (hoy Malabo), puesto equivalente al de un Alcalde en la Península. Durante la década de los pasados años veinte, se instaló en Barcelona desde donde dirigía y controlaba sus negocios coloniales, para acabar enrolándose en el “Partido Republicano Radical”, de Alejandro Lerroux, y ser elegido diputado por la provincia de Huesca. Como representante oscense, fue un gran defensor de las comunicaciones del llamado “Circuito Pirenaico”, así como de las rutas que habían de facilitar los accesos entre la provincia de Huesca y Bagneres de Luchón en Francia, a través del llamado “Túnel de Benasque”, el cual, al día de hoy, todavía sigue pendiente de realización.
Abandonamos Chía por el camino que va al cercano Valle de Chistau y que pasa por el Collado del Puerto de Sahún (1999 m); antiguamente, este camino entre Chía y Plan, era la principal vía de comunicación entre los dos valles. Al poco de iniciar la marcha, nos detenemos en un mirador, desde donde podemos contemplar el fondo del valle en todo su esplendor, así como disfrutar del paisaje que nos dibujan las cercanas elevaciones montañosas que lo rodean, tales como los macizos de El Turbón y Baciero, la propia sierra de Chía, el puerto de Sahún, las Tucas y Montes de Eriste que forman parte del inconmensurable macizo de Posets, con alturas entre los 2500/3000 m e incluso superiores.
Justo enfrente, al otro lado del río, se puede contemplar la inmensa ladera, cuyas máximas alturas, además del Pico Gallinero, son la Punta Cogulla (2228 m), Tuca Cibollés (2749 m), Tuca de Urmella (2537 m), …. …. , apreciándose, perfectamente, los pequeños núcleos urbanos ubicados en la misma y que se denominan “Pueblos del Solano” (Sos, Liri, Aransán, Eresué, Ramastué, …. ), muy pequeños ellos, que sufrieron un total abandono y dejadez por parte de la Administración durante muchos años; hasta la pasada década de los setenta carecieron de accesos por carretera así como de otros servicios básicos, como fueron los suministros de agua o de electricidad, teniendo que abandonar la gente estos lugares e irse a vivir a otros sitios con mayores medios y mejores condiciones de vida. Hoy en día la agricultura prácticamente ha desaparecido y de la ganadería quedan todavía algunos resquicios, pero, estos lugares se han ido convirtiendo en segundas residencias para las familias e incluso, en algunos casos, hay gente o familias cuya dedicación es el sector servicios y han optado por establecer aquí su residencia.
Villanova (antiguo Vilanué, hoy en desuso)
Pasamos por su término municipal y desde el camino que nos lleva a Sahún, vemos a este pueblo en lo más hondo del valle y pegado a la ladera donde nos encontramos. Nos acordamos del libro titulado “Bardaxí”, de Severino Pallaruelo, en el que nos viene a explicar cinco siglos, entre el XVI y el XX, en la historia de la “Familia Bardaxí” perteneciente a la pequeña nobleza aragonesa. Este lugar perteneció a dicha familia y en el libro se cuentan algunas de las vicisitudes acaecidas en el pueblo. (Recomendable su lectura para todas aquellas personas amantes de descubrir el pasado, donde se deja constancia de los “”señores de vasallos, inquisidores, bandoleros, embajadores, príncipes de la iglesia y clérigos pobres, labradores y prestamistas, así como de toda una serie de avatares, con sus luces y sombras, de los últimos cinco siglos de la historia de Aragón y de España””).
Sahún (Saúnc)
Un poco antes de llegar a esta población, atravesamos el Bosque de Rabaltueras, el cual, posiblemente, sea el de mayor extensión de abedules de Europa. Cuando llegue el otoño, este tramo tiene que ser todo un espectáculo de colores, entre rojizos, tostados y marrones que vienen a ofrecernos sus hojas. Tendremos que volver para presenciar la caída de la hoja.
Cruzamos el barranco de Surri, con unos buenos chorros de agua, que provienen de los ibones de Barbarisa y del drenaje que efectúa a toda una serie de altos picos y de tozales que vienen a formar parte de su pequeña cuenca hidrográfica (Bagüeña, 2946 m; Pico Baixo de Bagüeña, 2866; Eriste S, 3041; Sen, 2884; Barbarisa, 2707; Collada del Puerto de Sahún, 1999 m; …. ….).
Nada más entrar en el casco urbano de Sahún, centró nuestra atención la profusión de carteles y pequeñas pancartas que colgaban de las fachadas de las casas, en las que explicaban “”Les Falles de Saúnc””, la Fiesta del Fuego del Solsticio de Verano, declaradas como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco.
Santuario de Nuestra Señora de Guayente (Guayen)
Ubicado entre Sahún y Eriste, a muy poca distancia del primero, sobre una pequeña plataforma o llanura alargada hasta el mismo acantilado del río Ésera sobre el estrecho paso o congosto, justo enfrente de la formación geológica denominada El Castellaso, que viene a hacer de separación entre las partes septentrional y meridional del Valle de Benasque.
Se trata de un conjunto de edificaciones, en recinto cerrado, dominando el estrecho paso del valle, en el que destacan la iglesia, una torre vigía y la casa residencial. Es un complejo levantado en torno al antiguo Santuario, punto de encuentro histórico de todos los habitantes del valle. Es un Centro de religiosidad popular (siglo XVI).
Antonio Merino Mora, en su artículo publicado en el núm. 102 de la Revista de Guayente, sobre “La Dimensión Civil de Guayen. La Universidad de la Villa, Valle y País de Benasque”, nos viene a explicar la gran dimensión civil, al margen de la religiosa, que tuvo este lugar al llegar a convertirse en el centro del poder político del valle allá por el siglo XVI. En dicho trabajo se refleja la importancia del Concejo General de Guayen, Junta General de Guayen, también denominada Universidad de la Villa, Valle y País de Benasque.
Asimismo, Enrique Calvera Nerín, y en el mismo número de la Revista de Guayente (102), en su artículo sobre “”Las históricas puertas de salón del Santuario de Guayente””, nos explica la vinculación de este lugar con la familia de los Azcón de Castarné, así como de la aparición de la Virgen. También nos recuerda la historia de unas antiguas y artísticas puertas que daban acceso a lo que hoy es el comedor de la Casa de Guayente y que se encuentran custodiadas en el Museo Diocesano de Barbastro-Monzón.
Una vez abandonamos el Santuario, nos dirigimos al cercano embalse de Linsoles, el cual circunvalaremos para dirigirnos a nuestro destino final de Eriste. (Ver Ruta circular embalse de Linsoles).
