Ruta entre Lascellas y Laluenga

Ruta por el Somontano de Barbastro entre Lascellas y Laluenga, pasando por Ponzano y Barbuñales.
26-dic-2018. 16’07 km. Desnivel acumulado 87 m.

 

Un itinerario prácticamente plano, por las extensas llanuras del Somontano de Barbastro. Un territorio lindante con la Comarca de La Hoya de Huesca y cuya línea de separación es el río Alcanadre en su camino hacia las ásperas planicies de los Monegros.

 

Lascellas. Preparando la marcha
Lascellas. Preparando la marcha

 

Lugares que ya habíamos visitado (ver: Ruta por Lascellas – Peraltilla’ y ‘Ruta por Laluenga – Pertusa – Barbuñales’), atormentados en el estío por un sol de justicia y barridos por unos vientos a veces ardientes, a veces glaciales, generados por una cercana Sierra de Guara, cuyo grisáceo relieve queda recortado en el cercano horizonte. Un conjunto territorial que, a veces y en pleno día, queda oscurecido por unas amenazantes nubes de tormenta, y muy a menudo bañado por la cruda y pura luz.

 

Sierra de Guara, al fondo
Sierra de Guara, al fondo

 

Una geografía que ha sido cuna de nobles y ricos hombres, que alberga una particular historia humana y cultural durante los siglos XVIII/XIX, quizá fruto de un azar histórico.

 

Paisajes del Somontano
Paisajes del Somontano

 

En el municipio de Lascellas-Ponzano, nació el que fuera último Inquisidor General de la Inquisición Española: Jerónimo Castillón y Salas (Lascellas-Ponzano, 1756 — Tarazona, 1835); murió siendo obispo de Tarazona. Fue diputado por Aragón en las primeras Cortes ordinarias de la Constitución de Cádiz, en el año 1812, popularmente llamada ‘¡Viva la Pepa!’. También fue uno de los 69 firmantes del ‘Manifiesto de los Persas’, un grupo de diputados con tendencias absolutistas a favor del rey Fernando VII ‘El Deseado’, que, para mí, ha sido uno de los peores monarcas, si no el peor, que ha tenido España.

 

Ponzano
Ponzano

 

En el pueblo de Barbuñales, nació el ilustre Félix de Azara y Perea (Barbuñales, 1712 — Huesca, 1821). Marino, naturalista, geográfo, etnólogo. Difusor de las teorías de Charles Darwin, mucho antes de que este último naciera (en este país somos así, malinchistas —si hacemos uso del término utilizado en la cultura mexicana para referirse al complejo social que rechaza lo propio y favorece al extranjero—; me gustaría saber en cuantos lugares de nuestra geografía nacional, en incluso en Aragón, se exalta la figura de Félix de Azara como se merece, ¡otro gran desconocido!). Fue uno de los aragoneses con mayor trascendencia hispano-americana y europea del siglo XVIII. Un apellido originario de la cercana villa de Azara, cuyos antepasados se trasladaron a Barbuñales antes del siglo XV. Una hermana de éste, María Ana, se casó con Joseph de Bardaxí, de Puyarruego, y acabaron viviendo en Graus, teniendo varios hijos: entre ellos Eusebio Bardaxí Azara, que llegó a ser Presidente del Consejo de Ministros por unos meses en el año 1837, y Dionisio, que fue nombrado cardenal.

 

Barbuñales
Barbuñales

 

Laluenga, fue la cuna de Basilio Paraíso Lasús (Laluenga, 1849 — Madrid, 1930). Su principal biógrafo, José García Lasaosa, escribió: ‘Un ferviente defensor de todo lo aragonés, cuyo pasado definía como una permanente lección, no considerando admisible el descuido que en la escuelas se tenía sobre la lectura y explicación de la historia aragonesa’. Concejal  e Hijo Adoptivo de la ciudad de Zaragoza, que, como llegó a afirmar Valenzuela: ‘…marcó una época en la historia económica de Zaragoza’.

 

Laluenga
Laluenga

 

Iniciamos el paseo en Lascellas, para dirigirnos al cercano pueblo de Ponzano, con una ligera niebla que no ha conseguido desvanecerse y que nos ha acompañado a lo largo de la mañana, por lo que la visibilidad no ha sido del todo clara, pero nos permitía distinguir el recorte de las sierras en el lejano horizonte y de los altozanos más cercanos.

 

Camino de Ponzano
Camino de Ponzano
El sol quería, pero no podía
El sol quería, pero no podía

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Pasamos por el ‘Carrascal de Lizana’, un espeso bosque de carrascas/encinas, antaño de mayor superficie en el que la mano del hombre se encargó de ir roturando y reducir sus dimensiones, para ir ganando tierras de labor y modificar el paisaje. La masa boscosa que todavía permanece se halla bien conservada, como si de una especie de isla forestal se tratara y que viene a aportar a este entorno paisajístico del Somontano una peculiar personalidad.

 

Carrascal de Lizana
Carrascal de Lizana
Carrascal de Lizana
Carrascal de Lizana

 

 

 

 

 

 

 

 

Ponzano:

Destaca su iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Ángeles, del siglo XVI, aunque su torre campanario fue recrecida en el XVIII con dos cuerpos octogonales de ladrillo.

 

Ponzano
Ponzano

 

Ponzano
Ponzano

 

En las afueras del pueblo existe un Pozo-Fuente, de posible origen musulmán.

 

Ponzano. Pozo fuente
Ponzano. Pozo fuente
Ponzano. Pozo fuente
Ponzano. Pozo fuente

 

 

 

 

 

 

 

 

No muy lejos de aquí, y dentro de su término municipal, se recorta en la distancia la silueta de la Ermita de San Román.

 

Ermita de San Román
Ermita de San Román

 

Una ermita del siglo XVIII, con una gran cruz en la esplanada que data del siglo XVI. Ubicada en la Cabañera Broto – Mequinenza, que cruza todo el territorio del Somontano desde lo alto de la sierra de Sevil, una ruta de tránsito obligado desde los valles pirenaicos hasta las tierras llanas del valle del Ebro.

 

Ponzano. Ermita de San Román
Ponzano. Ermita de San Román

 

Aunque hoy no era día para apreciar la variedad cromática de esta parte del Somontano, dada la neblina existente, tres son los colores predominantes: el verde, el ocre y el gris. Cada uno de ellos en sus distintas tonalidades, el verde según sean los sembrados o los almendros, los grises según sean los de las carrascas, olivares o los de la cercana Guara, y los ocres de la tierra y de tonos rojizos de los viñedos en los finales de otoño y comienzo del invierno.

 

La sierra de Guara, al fondo
La sierra de Guara, al fondo
Camino de Barbuñales
Camino de Barbuñales

 

 

 

 

 

 

 

 

Barbuñales:

Pueblo natal de Félix de Azara. En el que destaca, aparte de la casa donde nació, la iglesia parroquial de San Lorenzo, que data del siglo XVII. Un excelente mirador sobre las tierras del Somontano.

 

Barbuñales. San Lorenzo
Barbuñales. San Lorenzo
Barbuñales. Casa de Félix de Azara
Barbuñales. Casa de Félix de Azara

 

 

 

 

 

 

 

 

Barbuñales
Barbuñales
Barbuñales. Mirador del Somontano
Barbuñales. Mirador del Somontano

 

 

 

 

 

 

 

 

El primer lugar que visitamos, nada más llegar siguiendo las marcas del GR-45, fue la espectacular ‘Fuente de las Calzadas’, del siglo XVI. Durante ese siglo se construyeron muchas fuentes por el Somontano que respondían, casi siempre, a un mismo esquema, de tipo renacentista y paralelogramos —unas veces cuadrados y otros más rectangulares—: unos caños por donde fluye el agua bajo arcos, de distintos estilos a veces, a modo de arcosolios coronados por molduras y decoradas por otros anejos; un pilón para abrevar los animales y el lavadero, para, a continuación, verter sus aguas a una acequia de riego y acabar usando en las huertas de sus alrededores.

 

Barbuñales. Fuente de las Calzadas
Barbuñales. Fuente de las Calzadas

 

El Somontano se enmarca en un peculiar marco paisajístico, un descenso de los relieves pirenaicos hacia el valle del Ebro. La Comarca queda entre dos accidentes geográficos muy singulares: la orografía del Pirineo y de la sierra de Guara y el trazo casi paralelo del Ebro, que viene a cortar, a modo de colector, casi todo el noreste hispánico para verter las aguas en el Mediterráneo. Unos paisajes claramente delimitados entre los Pirineos, las llanuras monegrinas y los ríos Cinca y Alcanadre, un territorio de contrastes.

 

Macizo de Cotiella, al fondo
Macizo de Cotiella, al fondo

 

Laluenga:

Pueblo natal de Basilio Paraíso. La iglesia parroquial de Santa María Magdalena (siglo XII) y los ‘Pozos-Fuente’ son lo más significativo para visitar en la localidad, aparte de una visita casi obligada al cementerio para conocer el monumento funerario allí erigido.

 

Laluenga. Ermita de Loreto
Laluenga. Ermita de Loreto
Laluenga. Monumento funerario
Laluenga. Monumento funerario

 

 

 

 

 

 

 

 

Los ‘pozos-fuente’, también llamados catedrales del agua, son unas ingeniosas soluciones para la captación de las aguas subterráneas, que estuvieron en servicio hasta hace unas pocas décadas. Hay varios por los Somontanos de Huesca y Barbastro. Permitían descender hasta el mismo manantial por unas anchas escaleras de sillería y transportar el agua mediante cántaros —pueden apreciarse en los escalones de arenisca las marcas que los cántaros dejaban cuando se posaban en el suelo—.  Algunos de ellos tienen más de 20 m de profundidad. Sus orígenes son de la época medieval, hay quien dice que de procedencia árabe.

 

Laluenga. Marcas de los cántaros en el Pozo fuente
Laluenga. Marcas de los cántaros en el Pozo fuente
Laluenga. Manantial del Pozo fuente
Laluenga. Manantial del Pozo fuente

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Visitamos los Pozos Nuevo y Alto. El primero a las afueras del pueblo, el segundo en interior de una de sus calles. Ambos espectaculares, aunque el ‘nuevo’ destaca por su grandeza y una techumbre de piedra y arco apuntado.

 

Laluenga. Pozo nuevo
Laluenga. Pozo nuevo

 

Instructivo el recorrido hecho por estos territorios que fueron incorporados al Reino de Aragón en el lejano año de 1100.

 

 

 

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