Ruta de subida a los pozos de nieve de Cuello Bail
Ruta de subida a los pozos de nieve de Cuello Bail, de ida y vuelta. Con inicio y final en la ermita de Nuestra Señora de la Virgen de Sescún en Santa Eulalia la Mayor/Santolaria, pasando por Cuello Bail.
11-mar-2020 — Distancia: 14’63 km (ida y vuelta) — Desnivel acumulado: 516 m
Un recorrido al que podríamos llamar: ‘la ruta del silencio’. Un territorio que fue uno de los puntos de partida del hombre oscense —restos prehistóricos de la presencia humana se hallaron no muy lejos de aquí— y que, como contrapartida a su temprano poblamiento, los pequeños núcleos de concentración urbana allá por los siglos XII y XIII fueron prontamente desocupados. Toda una hazaña vivir aquí.
Unas tierras donde anónimas generaciones forjaron aquí sus historias y que para nada les fueron agradecidas. Todavía quedan algunos vestigios de aquellos espíritus inquebrantables y de aliento perdido, de los que apenas han podido captarse algunas de sus ancestrales tradiciones y que se mantienen a duras penas gracias a la transmisión oral, aunque carentes de rigor científico.
Durante muchos siglos, el único horizonte y esperanza de las gentes que por aquí habitaban, era: <<ver su sierra>>. El progreso y la política del olvido acabó con todo ello; como si de una gran tenaza se tratara, pues de una manera lenta, metódica e inexorable terminó por ahogarlos. Las personas tuvieron que marchar, dejar sus tierras y sus casas… quedando tras de sí unos terrenos áridos y pobres… influenciados por las dificultades de los relieves orográficos, la poca y escasa tierra vegetal y un clima duro y destemplado. Ahora solo quedan algunos restos de aquellas edificaciones que, en su día, se dejaron con las puertas abiertas, para que fueran víctimas de las acciones de los que vinieron después.
Ermita de la Virgen de Sescún
Inicio y final de nuestra excursión de hoy. Enclavada en lo más alto del pueblo de Santa Eulalia la Mayor/Santolaria, que visitamos hace unos pocos meses.
Esta ermita (del siglo XIII) debió tener encomendada la asistencia espiritual de la plaza fuerte que se asentó sobre este promontorio rocoso, que acoge, además, la torre óptica de lo que queda de un antiguo castillo que controlaba el paso de aquellas antiguas rutas por la sierra, sembradas con oxidadas herraduras y restos de los generosos y duros esfuerzos de los animales, tránsito entre la Hoya de Huesca y el Valle de Nocito.
A medida que vas introduciéndote en la sierra, el paisaje cambia. Ya no es aquel de colores grisáceos y sin vegetación de su parte más meridional y que suele verse desde la autovía de Huesca a Barbastro, ahora el ambiente se humedece, el color verde se impone, las repoblaciones de pinos están ganando su batalla, con abundantes bojes y otros arbustos.
La pista de subida a Cuello de Bail, nos depara unas buenas vistas paisajísticas, asoman las verdes llanuras de los somontanos, con la ciudad de Huesca a lo lejos. A nuestra derecha los impresionantes mallos de Ligüerri, Lazas y d’Aliana, grandes y verticales aglomeraciones de conglomerados —a modo de torreones y castillos algunos—; unos mallos que se asemejan a los existentes en Riglos y Agüero. Unas puntas que parecen moldeadas por desgarrados arañazos de potentes y afiladas uñas, cuya belleza va cambiando según la inclinación de los rayos de sol. Todo un paraíso para los amantes de la escalada y de lo bravío abrupto.
GR-268. Camino de San Úrbez
El último tramo de subida al collado, lo hacemos por la senda habilitada recientemente como GR-268. Un sendero histórico, cuyas etapas eran recorridas por los romeros del pueblo de Albella (estuvimos en este pueblo y visitamos su ermita), los cuales, hasta mediados del pasado siglo XX, aún lo transitaban descalzos y en silencio. Iban hasta la ermita de San Úrbez en Añisclo o hasta su Santuario en Nocito para pedir agua.
Un sendero histórico que atraviesa la provincia de Huesca de norte a sur. Después de 126 km une el Cañón de Añisclo en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, con el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara hasta la iglesia de San Pedro el Viejo en Huesca. Recorre lugares que, hasta hace poco, parecían inexpugnables. Tendremos que estudiarlo con detenimiento.
Cuello Bail
Una antiquísima encrucijada de itinerarios. Aquí llega a converger el camino que sube de Santa Eulalia la Mayor e Isarre, con el que va a San Martín de la Bal d’Onsera o el que va a los pozos de Cuello Bail y sigue hasta el pico Matapaños. Se prolonga hasta Nocito, siguiendo lo que era la vieja ruta del vino y del aceite, pues comunicaba al valle de Nocito con los somontanos. Un camino frecuentado por aquellas gentes que tenían como destino final la propia capital o iban a suministrarse de unos ricos vinos o aceites a Castilsabás, Bespén, Ayera,…
Desde lo alto del collado, tienes una perfecta visión de lo que es el pequeño y encajonado valle que en su día dio fruto al mísero y raquítico núcleo urbano de Isarre y luego al más populoso y rico de Santa Eulalia la Mayor/Santolaria. Un valle entre lo que es la prolongación de los mallos y su punta de Bail (1364 m) y el abrupto relieve que tiene como cimas más altas a Punta Sur (1507 m), El Proyectil (1500 m) o el mismísimo Matapaños (1532 m), dos rocosas formaciones que tienen a las gargantas de Vadiello por su parte más oriental y al barranco de San Martín por el lado de poniente, como accidentes geográficos delimitadores.
Si avanzamos un poquito y cruzamos el collado, asomándonos a la cara norte, ante nosotros se abre un amplio panorama, una profunda depresión circular donde se encuentran las zonas antes pobladas de: Onás, Matosa, el antiguo Mesón y el propio Sescún, delimitada al sur por los conglomerados de Ligüerri (1500 m), al oeste la gran masa calcárea de Matapaños (1532 m) y las alargadas y calizas cumbres de la Sierra de Gabardiella (1695 m) que la cierran por la parte más septentrional, con el pico Fragineto al este que viene a flanquear el profundo tajo excavado por el río Guatizalema. Como telón de fondo, ante nosotros un nevado e inmaculado tramo pirenaico comprendido entre los murallones de Mondarruego del Parque Nacional de Ordesa y las Tres Marías en Monte Perdido.
Según la tradición, fue en este mismo collado, durante el traslado de la imagen de la Virgen procedente de la antigua ermita de Sescún —que se hallaba casi derruida— a la existente en lo que fue el castillo de Santa Eulalia la Mayor/Santolaria, punto de partida y final de nuestro recorrido de hoy. Portaban en procesión la talla y al tiempo de cruzar este paso se tornó tremendamente pesada, no eran capaces de moverla; incontables números de misas tuvieron que ofrecer por devoción a la Virgen para que esta perdiera su gravidez, solo así lograron llevarla a su nuevo emplazamiento.
Pozos de nieve de Cuello Bail
Desde el mismo collado, parte una senda que, en pronunciada pendiente, nos llevará hasta estos pozos de montaña o de abastecimiento de nieve y que datan del siglo XVI —estuvieron funcionando hasta el siglo XIX—.
Dura labor la de unos hombres rudos, resistentes y sufridos, que levantaron estas infraestructuras para poder hacer el empozado de la nieve y conservarla, cuyo principal destino era la ciudad de Huesca. (Ver Post de entrada en el Blog: Los pozos de nieve y hielo).
Una buena ruta, con el siempre omnipresente Tozal de Guara, a la vez lejano e indiferente. Insensible al destino final de los pueblos que albergaba, en los que hace tiempo se agotaron las consabidas frases de unas tristes despedidas, y en los que dejaban al irse un calendario colgado en las paredes de las casas y que, al cabo del tiempo, seguían ahí, ni una sola hoja había pasado, como si el tiempo se hubiera detenido.