Ruta Lascuarre – Torre de los Moros – Mont de Roda

Hoy, 26 de octubre de 2016, hemos completado la “Ruta Circular 9. Torre de los Moros” de los Senderos de La Ribagorza, con una distancia cercana a los 13 km, con inicio y final en la población de Lascuarre, pasando por la Torre o Castillo de los Moros y el ruinoso despoblado de Mont de Roda (es un recorrido que volvemos a repetir, pues, ya lo hicimos hace un tiempo, concretamente en mayo de 2014). Después de las lluvias caídas en los últimos días, el terreno estaba bastante blando e incluso con algún que otro charco, aunque la temperatura ha sido muy agradable y hemos tenido un buen día.

Lascuarre ya ha sido, en alguna que otra ocasión, principio o final de alguna de nuestras rutas (aunque por las cercanías del mismo hemos hecho varias más) concretamente nos remitimos a las de:
El inicio y final de la caminata ha sido en la explanada de la ermita de San Martín (siglo XII) en Lascuarre, junto a lo que fue el antiguo castillo, y del que todavía se pueden apreciar algunos restos de su recinto amurallado. Desde el pórtico de su iglesia parroquial de La Asunción (siglo XV/XVI), iniciaremos un pequeño recorrido por el casco urbano, que, siempre nos ha gustado hacer, al conservarse todavía un buen número de muestras de su arquitectura popular.




A las afueras de Lascuarre, al poco de iniciar la caminata, encontramos las ruinas de lo que fue el antiguo Convento de la Piedad de la Orden de los Trinitarios (siglo XVI), el cual sufrió los efectos demoledores de la desamortización de Mendizabal en el siglo XIX. (La Orden de la Santísima Trinidad (Trinitarios) fue fundada por Juan de Mata a finales del siglo XII).


La restaurada Torre o Castillo de los Moros (siglo XI), es una torre de carácter defensivo y de vigilancia, con una más que privilegiada situación sobre el valle del Isábena, entre los barrancos de Solans y Salanova, bien comunicada visualmente con el cercano castillo de Lascuarre, que llegaría a albergar algún pequeño grupo de soldados vigilantes y controladores del paso de gente o de ganados. Este es un lugar que, además, y sin temor a equivocarnos, habrá servido como refugio de caminantes o de pastores.



Laguarres, Capella, Güell y sus morrones, el macizo del Turbón, las sierras del Castillo de Lagüarres y de La Mellera, además de la parte baja del valle del Isábena, son lugares que pueden divisarse perfectamente y que vale la pena recrearse admirando el paisaje.


Después de una larga ascensión, a través de una pista entre pinares, donde tuvimos la compañía de una ardilla y pudimos observar la gran cantidad de pisadas de otro tipo de fauna, como los jabalíes, zorros, ….., gracias a que el terreno estaba bastante húmedo, por lo que es la margen derecha del barranco de Salanova, llegamos hasta el núcleo despoblado de Mont de Roda.


Mont de Roda (800 m) estaba compuesto, además de por el núcleo central donde se hallaba la iglesia de San Juan Bautista (siglo XVII), hoy totalmente en ruinas, por una serie de diseminados caseríos, algunos deshabitados, pero no abandonados, y otros ya en estado ruinoso. Como en el caso del cercano Güell, es un territorio que se halla salpicado de antiguas casas de labranza o caseríos, con los terrenos de labor en sus inmediaciones o muy cerca de su zona de influencia, distanciadas unas de otras algunas decenas o centenares de metros; la llegada de unos nuevos tiempos económicos y los cambios sociales, acabó con unos sistemas ancestrales donde habían imperado, durante siglos, unas prácticas de autosuficiencia y de autarquía.





Para completar la circular, tenemos que salvar el barranco de Solans, en el que casi siempre baja agua, que tiene su nacimiento allá por Santa Baldesca (1200 m), muy cerca de Cajigar/Caixigá. Una vez superada una pronunciada cuesta, bajo una exuberante vegetación y pasando por los restos de lo que fueron unos antiguos apriscos, llegamos a casa Chordi, lugar situado en lo más alto de la loma (unos 1000 m de altitud) y que divide las vertientes en el Común de Estaña. Desde este alto lugar iniciamos el descenso hasta el pueblo de Lascuarre, pudiendo disfrutar, en todo momento, de las excelentes vistas paisajísticas que nos iba deparando la sierra Mellera.


