Ruta por Pedrui y San Esteban del Mall
Hoy, 16 de diciembre de 2015, tocaba una nueva ruta por el valle del Isábena, esta vez en su margen izquierda por lo que es San Esteban del Mall y sus alrededores. Hemos visitado la ermita de Pedrui (siglo X); el casi despoblado, aunque no abandonado, pueblo de San Esteban y era nuestro intención haber subido hasta la ermita del Tozal (siglo XII) y acercarnos hasta el “mall” -mallo- (de ahí el apelativo toponímico del pueblo), pero no ha podido ser, pues, aparte de ir un poco faltos de tiempo, tampoco hemos sabido encontrar el camino de subida que nos condujera hasta la inacabada iglesia-fortaleza que preside el lugar; sí nos hemos acercado a ver los imponentes robledales que existen por sus cercanías; la casa El Villar y una visita a la bonita población de La Puebla de Roda, que siempre tiene algo nuevo que ofrecernos.
La pista de subida a la coqueta ermita románica de Pedrui, muy bien conservada y cuidada, nos ha deparado unas excelentes vistas de lo que es el valle del Isábena, un valle en forma de artesa flanqueado por la sierra de Esdolomada (con los “morrones de Güel” en sus estribaciones), el macizo del Turbón y la impresionante sierra de Sis.
Durante el ascenso a la ermita, hemos podido distinguir el poblado de Serraduy – El Barri; la ermita de La Feixa (a resguardo de la sierra de Sis, en una especie de cubeta conformada por la Peña Blanca, el Tozal de los Moros (1611 m), el Brócolo (1625 m), el Coll de Vent (1313 m) y el Tozal de Mediodía (1365 m); el pueblo de Esdolomada en la ladera de la sierra de igual nombre o el majestuoso Turbón con sus impresionantes 2492 m.
La ermita de Pedrui, se halla en lo alto de un cerro en lo que es una pequeña explanada en el interior de un no muy extenso bosque de pinos que vienen a configurar un bonito y agradable entorno (en este mismo lugar, al parecer, existió un antiguo castro). En el interior de la ermita existe una réplica en arcilla de la Virgen sentada con el Niño sobre sus rodillas, la talla original se halla custodiada por los vecinos de la cercana población de La Puebla de Roda.
Nos hallamos en lo que, geológicamente, llega a denominarse como “el Delta de Roda”, donde se atesora un impresionante patrimonio geológico, el cual viene atrayendo, para su estudio, a un buen número de geólogos casi de continuo. En la época del Eoceno (55 mills/años), el valle del Isábena todavía no existía y estaba ocupado por lo que era un brazo de mar que se abría paso hacia el Atlántico, dicho mar recibía las aguas de un gran río que venía transportando gran cantidad de sedimentos provenientes de los Pirineos, los cuales, por aquel entonces, se estaban levantando. En el Mioceno (23 mills/años), una vez retirado el mar, comenzaron a depositarse grandes masas de sedimentos que eran transportadas por grandes torrentes o ríos de corto recorrido, los cuales eran originados por la gran erosión motivada por el levantamiento de los Pirineos y que llegaron a formar lo que hoy es la sierra de Sis. Hemos pisado grandes extensiones de arenisca, como si de playas pétreas se tratara, que son el resultado de acumulaciones de arena en antiguos ríos y deltas. Las margas también hacen acto de presencia durante el recorrido, cuyo origen también data de la época del Eoceno.
Las inmensas formaciones de conglomerados que constituyen la sierra de Sis, aflorados durante el Oligoceno (35 mills/años) y que dan lugar a unos majestuosos “mallos”, suelen reflejar, a modo de “cerro testigo”, lo que llegó a ser el recubrimiento detrítico que tuvo la sierra antes de que la erosión comenzara a labrar el valle que hoy podemos contemplar.
La visita al casi despoblado de San Esteban del Mall (afortunadamente, se están recuperando algunas casas), nos ha hecho meditar sobre la historia acumulada por este estratégico lugar en épocas del antiguo Condado de Ribagorza.
La iglesia parroquial de San Esteban (siglo XVII), en total abandono y en estado de ruina avanzada, que no creo tarde mucho tiempo en derrumbarse del todo, salvo que se haga alguna actuación reconstructiva que lo impida, cosa harto improbable sabiendo cómo “se cuida” el patrimonio por estos lares.
La subida a la ermita del Tozal (siglo XII), iglesia-fortaleza inacabada, la hemos dejado para otra ocasión.
Todo el valle del Isábena, se halla salpicado de casas o caseríos sueltos distantes unos de otros algunos centenares de metros; el caso de Güel, por ejemplo, pudiera ser el más representativo. Los alrededores de San Esteban del Mall, también cuentan con varias casas así sueltas, que, aunque en buena parte, no están habitadas tampoco se hallan abandonadas, pues, muchas de ellas, incluso están reformadas. En esta zona del Isábena, destacan los grandes quejigos existentes, muchos de ellos con bastantes años de vida, los cuales muestran esbeltas y monumentales formaciones arbóreas.
Finalizando el recorrido, nos hemos acercado hasta El Villar, una antigua casona rodeada de grandes extensiones de terreno cultivable con unas excelentes vistas sobre el río Isábena, y de las cercanas poblaciones de Roda de Isábena y La Puebla de Roda.
Hemos dejado para mejor ocasión la visita al núcleo deshabitado de “Casa Erolas”, ubicado en las faldas de lo que es la Corona de Erolas. En este núcleo, existe una bella ermita románica, dedicada a San Esteban, que hacía las funciones de capilla particular, y que nos gustaría visitar en una próxima ocasión.