Imágenes comentadas II (mayo 2020)
Una manera de entretenerme durante estos largos días de confinamiento, ha sido la de poner comentarios a pie de foto. Algunas de las imágenes son de mi cosecha y otras, la mayoría, están bajadas de las páginas del Facebook.
En cuanto a las anotaciones hechas, algunas son apuntes de lecturas realizadas, otras son propias y también las hay que son una mezcla de las dos.
Las luces del crepúsculo, resaltan la figura del molino recortada en el paisaje. Junto con los tulipanes, los molinos son los verdaderos íconos de los Países Bajos.
Tormenta eléctrica, con una gran cortina de rayos en el horizonte, unos fenómenos atmosféricos que suelen ser espectaculares y a veces muy virulentos. Dados sus grandes potenciales de peligrosidad y ruidos desagradables, los rayos, relámpagos y truenos, suelen ser temidos por gran parte de la población.
Las luces del crepúsculo pronto se apagarán en el horizonte. La noche comenzará a cerrarse y a hacerse más oscura. Poco a poco se irán apagando los rumores del día, imponiéndose el silencio de la noche y sus murmullos extraños.
Ricas y voluptuosas imágenes, risueñas las más de las veces, suelen comenzar a asomar y a transparentarse a través de las profundidades del bosque.
Un buen refugio, arropado por la exuberante vegetación de un bosque, que cambia de colores según la estación del año.
La luna remontó con lentitud en el ancho horizonte y se quedó inmóvil, como suspendida en la mitad del cielo. Su dulce claridad inunda y abrillanta la intranquila superficie de las aguas, haciendo ver los objetos como a través de una gasa azul.
Cuando los grandes volúmenes de agua, tiene que salvar unos desniveles bruscos en el cauce de los ríos, se producen las cataratas, que suelen ser consecuencia de la tectónica (formación de fallas).
Un bonito jardín, siempre alegra la mañana. Aunque da mucha faena, tenerlo en perfecto estado de revista.
Los troncos de los robles están impregnados de sustancias inhibidoras de los hongos que ralentizan el proceso de putrefacción. Los taninos ahuyentan a buena parte de los insectos y de forma colateral y totalmente involuntaria, este mecanismo defensivo mejora el sabor del vino (‘vino de barrica’).
Una bonita alfombra de flores. ¡A cuál más bonita!… Hay que aprovechar para hacer un buen ramo.
Como si de una gran fuente se tratara, un buen salto de agua formando una vistosa cascada, de murmullo sonoro y relajante a medida que te vas alejando. A su alrededor crece una húmeda frondosidad.
El roble es un árbol que necesita luz para poder llevar a cabo la fotosíntesis. En la penumbra del nivel más bajo, las hojas no tienen mucho sentido. Un árbol sano nunca intentará gastar la energía de las ramas más bajas, sino que se extiende por arriba, por la copa, si le dejan tranquilo.
Idílico rincón para pasear, con esos vivos colores del otoño.
Los árboles son capaces de crecer en lugares extremos. Cuando la semilla cae, el lugar solo puede ser cambiado por el viento o si es transportada por algún animal. Cuando la semilla germina, el retoño estará ligado a ese pedazo de tierra y debe aceptar las cosas tal como vienen.
Pon la imaginación a trabajar: un sendero como este por el bosque, con el rumor del viento sobre las copas de los árboles…, el crujir de la hojarasca bajo tus pies…, el gorjeo de algunos pájaros…, el rumor de las aguas del río en fondo…
¡Pues todo eso… y mucho más, es lo que nos está esperando!… ¡Ya queda menos!
Cuando la llamada ‘ola de traslación’ rompe, se produce un movimiento brusco de liberación de energía. Al avance le sucede un retroceso. En esta fase se producen varios procesos: erosión vertical —donde el agua cae con fuerza al romper—, arroyada —en el retorno—, transporte de materiales en suspensión y por arrastre y, por último, su deposición.
Florido rincón. Mientras te balanceas, puedes leer, pensar o, simplemente, no hacer nada dejando la mente en blanco.
Cascadas de agua con un rumor difícil de describir, que, en un primer momento, se estancan en una profunda charca de superficie casi inamovible al no estar azotada por los vientos, antes de continuar su camino hacia el mar.
Una pequeña corriente, con sus pequeños saltos y remansos, se desliza bajo el arbolado que sombrea su cauce y riberas. El riachuelo de limpias aguas llega incluso a humedecer las puntas de unas descolgadas ramas. Los troncos, apretados entre sí, se reflejan en la quietud del arroyo.
Cuando el invierno es húmedo y la primavera suave, el desierto es feliz.
El agua se bate contra las rocas, se agita con extrema violencia. En el fragor de la batalla, multitud de chispas luminosas saltan sobre los márgenes pétreos del arroyo, que lo impregnan todo de humedad
La luna quedó varada sobre el océano para iluminar sus oscuras y trémulas aguas.
Es sol se escondía tras las cumbres de los montes, mientras las sombras ocupaban con rapidez su lugar. Las nieblas hacen acto de presencia y comienzan a subir desde el fondo de los valles y a envolver el entorno.
Después de las lluvias, el campo gana en esplendor, los colores son más intensos. Hasta los crepúsculos son distintos.
Según sea el color del cielo y de las nubes o la intensidad de los reflejos, cambia la tonalidad de las aguas. Sin embargo, cuando te acercas para observarla, ves que sigue siendo límpida y transparente.
Un banco para charlar y contarnos historias que nos entretengan el tiempo hasta que llegue la noche, que ya no queda mucho, pues el sol al tratar de ocultarse por poniente hiere de soslayo la tierra y las sombras de los montes y de las cosas se van dilatando por momentos.
El bosque, es una formación vegetal constituida por árboles que crecen unos junto a otros y forman un estrato de hojas que cubre de sombra el suelo, lo que sirve para proteger el suelo de los rayos solares, las precipitaciones y la evaporación, configurando un microclima por debajo de sus copas.
Se quedó inmóvil, como suspendido en la mitad del cielo. Su dulce claridad crepuscular, abrillanta la intranquila superficie de las aguas y la cubre como si de grandes y amarillentas gasas se tratara.
Meandro encajado. Profundo surco excavado en un cauce donde se dan las condiciones precisas para su formación, como que las características del roquedo sean homogéneas para su excavación, en la que los caudales de agua, cargas soportadas y crecidas tienen un papel importante en su formación.
Su nombre procede del río Mendere, en Asia Menor.
Las grandes copas de los árboles se exponen a huracanados vientos; aguaceros intensos y copiosas nevadas. Estas fuerzas se amortiguan y transmiten a través de los troncos hasta sus raíces, la cuales tienen que soportar la mayor parte y evitar que sean derribados. Para ello, se agarran con fuerza a la tierra y a las piedras.
Las lluvias han regado bien los campos y las margaritas están en su esplendor.
Una vez coronado el puerto, la topografía se hace un poco más adusta e inextricable. Grandes masas forestales aparecen de pronto. Impresionante cuadro paisajístico, con un fondo de grisáceas e inmensas montañas de crestas blanqueadas por la nieve, a cuyos pies se extiende un angosto valle cuyo fondo estará surcado por algún potente arroyo.
Bonitas flores de cactus, a la entrada del cañón.
Volcán de tipo Pliniano. Violento y explosivo. Expulsión de grandes cantidades de materiales volcánicos a una altura considerable.
La desaparición de las aristas entre varios circos de glaciares de montaña, que confluían en un punto, da lugar a una formación de gran belleza, llamada: Horn.
Un paseo por el campo, es una actividad relajante.
Pan de azúcar. Relieves que se dan con más frecuencia en regiones tropicales o intertropicales. Laderas curvas, redondeadas en la cima y unas vertientes de fuertes desniveles.
Son una especie de domos de forma parabólica. Normalmente, estos domos son rocas poco fisuradas por lo que, al ser impermeables, el agua no penetra y la acción erosiva queda dificultada.
No siempre tenemos la oportunidad de poder contemplar cientos de millones de años a la vez. Una sucesión de estratos dispuestos horizontalmente con ligeras inclinaciones y ondulaciones, de espesores variables.
Los árboles extienden sus ramas a lo ancho hasta que topan con la punta de las ramas de su vecino de altura similar. Ya no se extienden más porque la zona de aire, o mejor dicho de luz, ya está ocupada.
Frías, límpidas y bravas aguas, que, en su constante batir, han podido excavar un profundo corte en los afloramientos de calizas, para continuar su camino hasta su destino final, que no es otro que el océano.
Agrisadas y oscuras nubes de jirones inquietos se cuelan en cascada por los portillones. Un espeso manto comienza a extenderse con rapidez por las cumbres, a la vez que oculta en sus entrañas el colorido y toda referencia posible.
Un buen sitio para saborear el paisaje y gozar de unas buenas charradas.
Impresionante mole calcárea que se refleja en las aguas, de adustos y verticales escarpes, a cuyo pie descansan inmensos taludes de derrubios asentados y fijados por la vegetación estable.
El ocaso del sol… arriba unos rojos de llama y cobrizos, colores cenicientos, nubes de plomo; abajo la piel azulada del mar con unos tonos rojizos, escarlatas y morados. Las olas, de cuando en cuando, estremeciéndose rítmicamente.
El mar nunca duerme, se le oye siempre, de día y de noche, con un sonido de mil voces. Tiene paciencia, dolor y cólera, siempre tenaz.
Como si fueran por la abertura de una nube, los brillantes rayos de sol asoman e iluminan la cavidad, para reflejar y dar vida en su interior.
Algunos árboles están solos, no tienen competencia. Son supervivientes solitarios. Han perdido el contacto con sus vecinos y se pierden en el vacío.