Ruta circular por Herrera de los Navarros
Ruta circular por Herrera de los Navarros, con subida al Santuario de la Virgen de Herrera.
28-feb-19 – 17’5 km – 549 m de desnivel.
Nos hallamos en la Comarca del Campo de Daroca, un pequeño territorio de la provincia de Zaragoza, en sentido SO – NE, incrustado entre la Comunidad de Calatayud, Campo de Cariñena, Campo de Belchite y la Comarca de Jiloca —ésta ya en Teruel—. Herrera de los Navarros, se halla en la parte más nororiental de la Comarca, lindando con la de Belchite, un importante lugar de paso entre otros enclaves muy importantes durante el medievo, como lo eran Daroca y Belchite, por unos terrenos abruptos excavados por un serpenteante río Hueva, cuyo cauce discurre por estrechos y profundos congostos.

Herrera de los Navarros
En los siglos XII y XIII era un lugar predilecto de recreo y caza para los monarcas aragoneses —parece ser, en el lugar que ahora ocupa la iglesia, había un pequeño palacio en tiempos de Alfonso I o de Jaime I, para el descanso de sus excursiones recreativas y de caza—. El término ‘Herrera’ nos lleva a la tradición del trabajo con el hierro durante la época medieval, es decir, había herrerías. En cuanto al aditamento ‘de los Navarros’, indica la procedencia de los repobladores —o una buena parte de ellos—, oriundos de Navarra o el País Vasco, aunque también podrían haber sido complementados por franceses o castellanos. (Cercanos a esta población están las localidades de: ‘Villar de los Navarros’ y ‘Ferreruela de Huerva’, que también pueden tener mucho en común con lo ya indicado sobre la toponimia de Herrera).

La iglesia parroquial de San Juan Bautista (siglos XIV/XV), de estilo mudéjar y declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se levanta en el centro del pueblo, en la margen izquierda del río Herrera —río que, por otra parte, divide el núcleo urbano—. Probablemente, su construcción pudiera ser coincidente con la finalización de la Guerra de los Pedros (1356-1369) —un período convulso en el que se fijaron los límites territoriales entre Aragón y Castilla—. Es un punto de referencia en el paisaje, además de ser el centro organizador y redistribuidor del urbanismo local.


La tipología de la iglesia es de las llamadas: ‘iglesias-fortaleza’. Su principal singularidad reside en la superposición de una doble galería de arcos apuntados en su fachada, que bien puede responder a dos momentos de su construcción: la parte baja de la nave y la torre se habrían edificado a mediados del siglo XIV; la galería superior se añadió a principios del siglo XV. En cuanto a su esplendorosa Torre mudéjar, de tipo alminar almohade, adosada a los pies del templo, es de planta rectangular y tiene cinco cuerpos.

Intentamos ajustarnos, en lo posible, a las marcas del PR-Z 25, pero hasta el área recreativa de Valdelafuen fuimos por una pista rodada; allí nos incorporamos al PR, que ya no abandonaríamos.


Sin saberlo, al ir por la pista, pasamos muy cerca del yacimiento celtíbero de Los Castellares —de una cronología inicial confusa, pero sí se sabe fue destruido y abandonado a finales del siglo III a.C. o principios del siglo II a.C.—. En el siglo XII fue reocupado de nuevo, aunque entre los siglos XIII/XIV se desmontó, reutilizando las piedras de la muralla en la construcción de casas en Herrera (no necesitaron de cantera).

A medida que vamos ganando altura, las vistas paisajísticas se engrandecen, mostrándonos extensas y onduladas planicies de tierra rojiza, ideales para el cultivo de cereales —llegó a ser una de las principales zonas productoras de la Comunidad— y plantaciones de almendros, que embellecían el entorno al estar florecidos. Aunque es una zona en la que, de siempre, han existido diversas actividades artesanales y comerciales, por lo general las bases económicas han girado en torno a la agricultura y la ganadería, en una economía basada en el aprovechamiento de los recursos más inmediatos, como la caza o los productos del bosque, y destinados al autoconsumo.


Sierra de Herrera
Una impresionante barrera, de 1349 m de altitud, que es una porción oriental de la Cadena Ibérica, separando las cuencas de Montalbán y Calatayud. Es una estructura de orogenia alpina, con una morfología de dominio paleozoico y unos relieves abruptos. Duras cuarcitas, moldeadas en forma de cuestas y lomas redondeadas, aunque de poca continuidad dadas las numerosas fallas transversales existentes. Viejas rocas, rotas y fracturadas, teñidas por óxidos metálicos y verdosos.

Tapizada de espesos bosques de carrascas y pinos replantados, en donde todavía pueden apreciarse algunos árboles monumentales. Un lugar donde se prodigó la explotación forestal, con cortes de leñas y producciones de carbón vegetal, además de la caza.

Santuario de la Virgen de Herrera
Lugar emblemático del municipio, con unas excelentes vistas paisajísticas de todas las llanuras y sierras del entorno. El templo se levantó entre los siglos XVII/XVIII, sobre otros restos del siglo XVI. Se realizan peregrinaciones y romerías desde Herrera y el resto de los pueblos adyacentes a la sierra.

Conjunto articulado en torno a una plaza central, en el que, además de la ermita, se halla una hospedería y otras dependencias.


Cuenta la tradición que aquí se apareció la Virgen a un carbonero, ordenándole que comunicara a los vecinos de Herrera su deseo de edificar allí un templo. Las gentes del pueblo, ante las dificultades orográficas que presentaba el lugar para dicha construcción, decidieron trasladar la imagen de la Virgen a la antigua iglesia de Santa María de la Cuesta. Sin embargo, la imagen volvió al lugar donde apareció originalmente. Los vecinos, bien por devoción o por temor a que la Virgen se marchara a otro lugar si no satisfacían sus deseos, optaron por edificar allí mismo el santuario para que la albergase. (La cresta de la sierra, no es un lugar, por lo menos con los parámetros actuales, en el que pudiera existir mucha vegetación utilizable como recurso carbonífero, por lo que la creencia general de que se apareció al carbonero cortando leña, más bien podría ser un recurso para santificar el lugar).

Un hecho muy común en las apariciones marianas por la geografía española, como es el vaivén de la imagen que vuelve a su lugar de origen tras ser llevada al pueblo, más bien se explica por el deseo de santificar y consagrar un lugar, con lo que el santuario viene a adquirir un valor especial y místico. Se remarca la dificultad para construir un templo en dicho sitio, pero es allí donde desea permanecer la imagen, y, por otra parte, la cima de la montaña es el lugar de mayor acercamiento a Dios.
