Barasona. ¡Se dice …!
¡Se dice …! que bajo este inmenso y seco barrizal, existió un pueblo llamado Barasona. Un pueblo donde había vida, alegría y felicidad; un pueblo con esperanzas de futuro; un pueblo cuyo origen toponímico se debió a la excelente huerta que poseía. ¡Pero …!, un buen día el “futuro” llamó a su puerta, y sus gentes tuvieron que abandonar y emigrar en aras del “progreso” y calmar la sed de las tierras del llano, aguas abajo.
¡Se dice …! que el pago recibido por tan alto esfuerzo, fue el de una expropiación forzosa en aras del “interés general”, recibiendo como pago un justiprecio económico que más bien debería haberse catalogado como de “crinómio” (Crimen económico) –Bienvenido Mascaray, así lo cataloga en su libro “”El misterio de la Ribagorza””–, aprovechándose de la buena fe de las gentes y de la incultura de la época.
¡Se dice …! que la construcción del pantano, de devastadoras consecuencias para el territorio, fue el comienzo de la destrucción de otros muchos pueblos del Alto Aragón, que también fueron sucumbiendo a medida que iban levantándose nuevos muros para hacer prisioneras las aguas y así poder beneficiar el regadío por las tierras bajas, además de favorecer otros intereses. Con el agua canalizada y llevada a otros lugares, el posterior trasvase de las gentes no se hizo esperar, encontrándose abocadas al abandono de sus tierras y obligadas a construirse un nuevo futuro lejos de donde nacieron, ya que se les negó en su propio territorio.
¡Se dice …! que, durante muchos años, se mantuvo en pie la torre de tu iglesia parroquial a modo de icono del pantano, la cual hacía las veces de medidor del nivel de las aguas, indicando cuando eran las épocas de sequía o de plenitud de lluvias, según fueran las reservas del agua. ¡Pero …! también les sirvió, para hacer prácticas de tiro, al Regimiento de Artillería núm. 29, hasta que acabaron con ella.
¡Se dice …! que comenzaste a caer en el olvido al quedar anegadas tus casas por las aguas del pantano y el barro comenzó su imperturbable proceso de soterramiento; que dejaste de existir y te borraron de los mapas. ¡Pero …! poco se dice del permanente recuerdo que han tenido tus hijos de tí, y que todavía te tienen tus descendientes.
¡Se dice …! que puede haber una puerta entreabierta para la recuperación económica del entorno, sobre todo en cuanto a establecimientos turísticos y de hostelería. ¡Pero …!, nada se dice de la mala gestión en cuanto al consumo y el nefasto control de las reservas hídricas existentes este verano, y ello a pesar de haberse inaugurado un nuevo pantano, el cual , ¡se dice …!, va a resolver los problemas endémicos derivados de la falta de agua y que será la panacea. Como es normal, los regantes han querido exprimir al máximo las reservas de agua embalsada, sin contar para nada con las gentes o empresarios de la zona, no han sabido dejar ni una mínima lámina de agua, aunque solo fuera para disimular el color marrón de los lodos, y todo ello con el beneplácito de una administración, que administra más bien poco, sobre todo si los beneficiados son los de menor poder económico, por lo que, lejos de solventar los problemas de agua que existían para el riego, se han creado unos nuevos, al no poder abastecerse los núcleos urbanos del entorno por culpa del barro. Y, mientras tanto, el nuevo pantano de San Salvador, lleno de agua, pero, ¡ay…!, se tiene que bombear el agua y eso cuesta dinero.
¡Se dice …! que dentro de unos pocos años revertirán en el territorio los beneficios económicos que puedan derivarse de la explotación de la central hidroeléctrica, lo cual sería muy interesante. ¡Pero ….! nada se dice de que, llegado el momento, tratarán de utilizar todo tipo de triquiñuelas o artimañas, todas ellas legales por supuesto, para que dicha reversión no pueda llevarse a cabo o se dilate en el tiempo. (José Antonio Labordeta, en el canto de su Albada decía: “ …. ya ha llegado la hora de tener en nuestras manos lo que nos quitan de fuera”).
¡También se dice …! que, a pesar de todos tus sacrificios por el “interés general”, nunca se te ha recordado ni se te ha brindado un adecuado homenaje. ¡Ya va siendo hora de que se te reconozca, pueblo de Barasona, el gran sacrificio que hiciste!, como otros muchos pueblos y valles del Alto Aragón.