¡AÑO NUEVO!… ¡COMIENZA LA REVOLUCIÓN!

¡Año nuevo!… ¡Comienza la revolución!

Hoy, como cualquier otro, es un buen día para iniciar la revolución. Que bien podríamos llamar la del ¡Nunca más!…

¡Nunca más…

… al desánimo!

… a los miedos!

… a la inmovilidad!

… a los silencios!

 

¡Seamos nosotros mismos! Que no nos embargue el desánimo, que no nos paralicen los miedos, que no nos calle nada ni nadie… No permitamos que puedan hacer estragos en nuestras vidas.

 

No, no hablo de política… ¡me refiero a la vida!

 

El desánimo, hace acto de presencia cuando algo no sale como teníamos previsto. Cuando las cosas no salen como esperábamos, acostumbran a llegar las depresiones y los bajones, la baja autoestima y la falta de confianza tienen mucha culpa de ello. Analicemos los motivos y corrijamos los defectos, pues si permitimos que el desaliento nos haga mella acabaremos por abandonar el proyecto, cuyo resultado final será: ¡el fracaso!

 

El miedo, que es inherente a la persona, a veces se convierte en pánico e incluso termina por inmovilizarnos. Por temor a los cambios y al ‘que dirán’, se dejan de hacer cosas nuevas por temor a romper estructuras, como si fuera el final de nuestras vidas. Resultado final: ¡una vida vacía y hueca!

 

La inmovilidad, es el elemento clave que impide la superación. Muchos pensadores nunca llegaron a nada, porque no pasaron de sus propios pensamientos. La única forma de alcanzar la meta es comenzar a hacer, romper la inercia. De lo contrario, el resultado final es: ¡permanecer en la misma posición, no crecer como persona!

 

El silencio, es, quizá, el enemigo público número uno de la persona creadora. Aboca a la conformidad, al adoctrinamiento, a tener que soportar cosas preconcebidas, a dejar que otros escriban el guion de nuestras vidas. Resultado final: ¡una vida callada, sumisa, insufrible… vana!

 

La revolución del ¡nunca más!… debe comenzar dentro de nosotros mismos:

 

                —¿Te caes?…  ¡pues, te levantas!

                —¿Te equivocas?… ¡lo reconoces y corriges los errores, pero no te detengas!

                —¿Tienes miedos?… ¡los superarás, si es que aceptas tenerlos, cuando entiendas que tus temores son cosa tuya!

 

¡Muévete!…

¡Proyecta!…

¡Dirige!…

¡Anda!…

¡Crea!…

 

¡Rompe el silencio, grita lo que te guste, grita lo que amas! ¡Eso es lo único válido!

 

Ahora… ¡a galopar hacia lo más alto! ¿Podrás hacerlo?

 

¡Sé feliz!…

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