Ruta entre Samitier y el Mesón de Ligüerre
Nueva visita a la Comarca del Sobrarbe y, como en anteriores ocasiones, nos ha satisfecho plenamente la estancia por estas bellas y acogedoras tierras. Hemos dado comienzo al recorrido de hoy, 25 de mayo de 2015, en el pueblo de Samitier para, después de recorrerlo, iniciar la subida al conjunto religioso-militar de la iglesia de Santos Emeterio y Celedonio y su castillo, pasando antes por la ermita de Santa Waldesca; finalizando nuestro recorrido en el complejo vacacional del Mesón de Ligüerre, cuyo acceso lo hemos efectuado a través del GR-1.
Del pueblo de Samitier, hemos de destacar sus antiguas casonas y la Torre de San Vicente (siglo XVI), cuya finalidad inicial era para funciones de tipo defensivo. En sus inicios, además de las acciones de vigilancia y defensa, esta Torre también tuvo adosada una iglesia, como así lo atestigua la “capilleta de San Vicente” que existe en su parte baja y que, de alguna manera, todavía sirve como apoyo religioso al cementerio allí existente.
Destaca el arco de un antiguo aventador, único elemento que se mantiene en pie, y que nos da una idea de la importancia que llegaron a tener este tipo de construcciones y de características muy comunes aquí por el Sobrarbe.
Iniciamos la subida hasta la iglesia de Santos Emeterio y Celedonio y su castillo, pero pasaremos antes por la ermita de Santa Waldesca.
A medida que vamos ascendiendo las vistas paisajísticas son indescriptibles, sobre el Sobrarbe y el Somontano, destacando la sierra del Arbe, Monte Perdido, La Peña Montañesa y sierra Ferrera, el macizo de Cotiella , el Tozal de Pano y el de Monclús y, como no, el pantano de Mediano. (Por la sierra del Arbe, ya hemos realizado diversas rutas, Abizanda – Naval; Olsón – Abizanda)
La ermita de Santa Waldesca, del siglo XVI, fue restaurada a finales del XX. Se prodigan por la zona ermitas con advocación a esta Santa, quien fue una monja del siglo XII, de la Orden de San Juan de Jerusalén, y que se caracterizó por la caridad hacia los pobres.
Llegamos a la iglesia de Santos Emeterio y Celedonio, dos hermanos de finales del siglo III, de las legiones romanas, que dieron testimonio de su fe cristiana en Calahorra y donde fueron ajusticiados. Se trata de un conjunto religioso-militar, que data del siglo XI, de la época de Ramiro I, y que consta, aparte de la iglesia románica, de un castillo de planta exagonal del que sólo quedan restos de un aljibe y de unas paredes que todavía se mantienen en pie.
Destaca de este conjunto religioso-fortaleza militar, el que se asienta sobre un escarpado promontorio rocoso, con una fuerte caída hacia lo que es el congosto de El Entremón sobre el río Cinca. Para acceder a los restos de la fortaleza, hay que pasar por el interior de la iglesia.
En cuanto a la iglesia, de tipo basilical, con tres naves, sobresale el que esté edificada a doble altura, y nada más entrar, a su derecha tenemos lo que que es la cripta. Parece ser, antiguamente se accedía a ella por la primera planta a través de algún tipo de escalera, que bien pudiera ser de madera, como así lo atestigua una puerta, casi tapiada, que existe justo encima de la de ahora (ver foto anterior).
Desde este alto lugar, se puede observar en todo su esplendor el embalse de Mediano, desde la presa hasta la población de Ainsa. Hoy estaba prácticamente lleno y podía apreciarse, perfectamente, la torre de la iglesia del sumergido pueblo de Mediano.
Cerca de la presa, en su margen izquierda, se halla el Tozal de Monclús, y a cuyos pies, parece ser se encontraba el desaparecido pueblo de Monclús. Al respecto, se recomienda la lectura del trabajo de Jaume Riera i Sans, Archivo de la Corona de Aragón, sobre “Los Pastorells en Barbastro (julio 1320)” donde se narran los acontecimientos acaecidos en estos lugares por aquellas fechas.
También muy cerca de donde está la presa hoy en día, estaba el llamado “puente de Monclús”, lugar donde, se cuenta, fue muerto violentamente Gonzalo, rey de Sobrarbe y Ribagorza, allá por el siglo XI, siendo su sucesor el rey Ramiro I, ambos hermanos e hijos de Sancho El Mayor.
Justo al final de la presa, en su margen izquierda, da comienzo el congosto de El Entremón, cuyas vistas desde la iglesia de los Santos Emeterio y Celedonio son realmente espectaculares, no aptas para aquellas personas que tengan problemas de vértigo. Visitar el congosto, que une los pantanos de El Grado y de Mediano, resulta ser una interesante ruta ornitológica, ideal para la observación de aves y de una exuberante vegetación.
Para dirigirnos al Mesón de Ligüerre, actual centro residencial (ver la ruta de Abizanda – Ligüerre de Cinca), hemos tomado un antiguo camino por el que ahora discurre el GR-1. El trayecto ha sido entretenido, con unos parajes muy bonitos y con una vegetación bastante variada.
Resumiendo, el resultado final ha sido el de una excursión muy entretenida y bastante instructiva, con unas buenas vistas y la cual recomendamos.