Ruta por el Valle de Bardají
Paseo matinal por el Valle de Bardají o Bal de Bardaixí, por un pequeño tramo del PR-HU 50, que acaba enlazando en San Martín de Veri con el GR-15. Hemos visitado las poblaciones de Llert y Esterún, ambas en torno a los 1000 m de altitud, además de recorrer un pequeño trecho de las antiguas sendas que, todavía conservan sus paredes y empedrados, conducían a la vertiente norte del rocoso macizo de Baciero (2115 m), La Muria, San Martín, San Feliu de Veri, …. ….
La jornada, 20 de mayo de 2015, ha sido excelente, con una buena temperatura para la práctica del senderismo, más bien un poco fresquita, pero muy agradable.
Los viejos caminos que unían estos pueblos, y que están siendo absorbidos poco a poco por la exuberante vegetación, nos han deparado unos inmejorables parajes, reportándonos en algunos de los tramos un continuo juego de luces y sombras, además de una elevada humedad.
El Valle de Bardají, ubicado en la Comarca de La Ribagorza, representa una especie de cuña de terreno que se introduce entre las estribaciones de la sierra de Cervín (1684 m) y del macizo de Baciero (2115 m) por su parte norte, y es flanqueado por su derecha por el macizo del Turbón (2492 m), siendo la sierra en cuesta de Santa Cruz (1375 m) la que cubre su parte sur, cerrando el puerto de La Muria (1623 m) esta cubeta por su parte oeste.







Este pequeño territorio, cuenta con una muy baja densidad de población, y cuyo término municipal está compuesto por las localidades de Biescas, Aguascaldas, Esterún, Llert y Santa Maura. Precisamente, sobre esta última población, de Santa Maura, hay una leyenda en la que se cuenta que una bella joven se había enamorado de San Victorián, al cual le siguió los pasos llegando tras él hasta estas tierras del Pirineo; las virtudes y la santidad de San Victorián tanto le llegaron a conmover que llegó también ella a retirarse a un lugar inhabitado, dedicándose de por vida a la oración y a la penitencia hasta alcanzar su santidad.








Esterún, es un pequeño núcleo, en el que vive una sola persona, Ramón, el cual nos ha hecho un buen recibimiento y hemos departido con él unos buenos momentos. Es una lástima que su iglesia, de estilo románico lombardo (San Esteban, siglo XII) , se encuentre ya en situación ruinosa abocada a un triste destino final.
















Este Valle, de grandes humedales, con abundantes fuentes por todo su entorno, lo surcan un gran número de barrancos que vierten sus aguas al río Rialbo o Rialgo, para al final desagüar sus aguas en el río Ésera por debajo del pueblo de Campo. De entre las fuentes, destaca la denominada de San Pedro, que se encuentra junto a la carretera de subida a Llert, y que es muy frecuentada por la gente para recoger sus aguas de muy buena calidad; según la tradición, en otros tiempos esta fuente servía como lugar de reuniones del Consejo del Valle.
La cuenca del río Rialbo o Rialgo, proviene del período de sedimentación de la época del cretácico (hace unos 150 mills/años), entre las Eras Mesozoica y Cenozoica. Tanto el Turbón, como la sierra de Cervín, la peña Chordal y la sierra en cuesta de Santa Cruz, son enclaves calcáreos, principalmente, en tanto que el fondo de la cubeta ha sido excavado por entre las margas azules.




Antes de finalizar el recorrido, no queremos dejar de mencionar las leyendas contadas, desde muy antiguo, sobre el entorno del macizo del Turbón y las prácticas de la brujería y sus aquelarrres. Sean verdad o no, la Santa Inquisición se aprovechó en su momento de la propagación de estas historias y acabó ajusticiando a muchas personas inocentes por este motivo, unas veces por inquinas o rivalidades de tipo personal y otras por la práctica de una medicina natural, tan necesaria en una zona tan aislada como ésta en la que no existía otro tipo de alternativas. Hay bastantes referencias en estos lugares sobre la brujería, tenemos, por ejemplo, “el frontón de las bruixas” subiendo a lo más alto del Turbón; la derruida ermita de San Adrián, una de las más altas del Pirineo (sobre 2000 m), que se cuenta fue construía por un anacoreta para bendecir y santificar estos territorios y ponerlos a salvo de las brujas; algunas de las chimeneas que existen en las casas, con formas singulares para que no puedan entrar las brujas; los signos protectores en las puertas de las viviendas o corrales, como herraduras, garras de aves rapaces o cruces; etc.
Una vez finalizado el recorrido, nos hemos dirigido hasta el pueblo de Espluga, sito en el cercano Valle de Lierp, donde hemos visitado un bonito robledal, en el que los robles o quejijos tienen unas dimensiones más que considerables. Vale la pena hacer una visita a esta arboleda plagada de árboles monumentales.




Por último, nos hemos dado una vuelta por el núcleo urbano de Campo, muy bien conservado por cierto, en el que destaca su iglesia parroquial y su porticada plaza mayor, y en el que hemos podido visitar una excelente y variada colección de bastones pertenecientes a la familia de Mur.





