Ruta de las tres cascadas, entre Cerler y Benasque
Agradable y muy bonito el recorrido de hoy, 27 de mayo de 2015, por el valle de Benasque, con una temperatura más bien fresquita en sus inicios, aunque para el final de la jornada el termómetro ya había subido unos cuantos grados.
El paseo ha dado comienzo en el pueblo de Cerler (1455 m) para completar una “ruta circular” en la que se visitan tres cascadas (llamadas de Ardonés o de Boom); una vez finalizado este primer tramo del itinerario, con llegada a la parte alta del casco antiguo de Cerler, iniciaremos la bajada hasta Benasque donde daremos por terminada la excursión del día.
Este paseo matinal, lo hemos realizado siguiendo la margen derecha del barranco Remáscaro, en dirección a la ermita de San Pedro mártir, disfrutando, en todo momento, de unas excelentes vistas del pico de Cerler o Sarllé (2409 m), las pistas de esquí y del Ampriu, teniendo a nuestras espaldas el imponente macizo del Posets y una buena visión del embalse de Eriste.
El camino que nos conduce a la ermita de San Pedro mártir, primer destino de hoy, está flanqueado por unas grandes moles de piedra granítica, que nos hace pensar más bien en una obra de tipo megalítico, dadas sus dimensiones, y la calzada se conserva muy bien empedrada.
La ermita está dedicada a San Pedro mártir, quién fue un fraile dominico e inquisidor, nacido en Verona – Italia en el siglo XIII; era un gran defensor de la ortodoxia católica y a su vez perseguidor de las creencias cátaras. En Italia es muy venerado y también tiene alguna que otra ermita dedicada al mismo por esta zona; concretamente, en Graus, hay una ermita con advocación a este mismo santo.
Todo el recorrido está muy bien balizado, con sus marcas blancas y amarillas, el cual nos adentra hacia un pequeño y desnivelado valle, cuyo fondo es surcado por el barranco de Ardonés; estando delimitado por su cara norte por la sierra Negra con una serie de Tucas que superan los 2500 / 2600 metros de altitud, lo que es la línea de separación con los llamados Montes Malditos.
El conjunto de las cascadas de Ardonés o de Boom, que son tres (Ardonés, Clotet y Mascarada), tienen su cuenca de recepción en la collada de Ardonés (2507 m) entre Tuca Royero (2544 m), Tuqueta Blanca (2607 m) y Tuca Redondo (2588 m), cuyos canales de desagüe en el fondo de la garganta, han hecho gran labor de excavación y de erosión.
La cascada más importante es la de Ardonés (a la que también llegan a denominar la “cola de caballo de Benasque”) es la primera a la que se accede subiendo desde la ermita, donde hay un puente metálico en el mismo fondo de la garganta para poder acceder al otro lado, lo que no impide mojarte de las salpicaduras del salto de agua. La cascada del barranco Clotet, segunda en el sentido de la marcha, es un salto un poco más modesto que la anterior, y la tercera y última, la del barranco de la Mascarada, es la que lleva menos agua. No obstante, en los tres casos, los desniveles son bastantes considerables, superando ampliamente los 500 / 600 metros, que es lo que las hace realmente espectaculares y bellas, pudiendo observarse desde bastante distancia.
Los caudales de agua son en esta época bastante considerables, producto del deshielo habido en las altas cumbres.
En la medida que vas ganando altura, el paisaje cada vez se hace más hermoso, pudiendo apreciar claramente las variaciones que se van estableciendo en las vertientes montañosas, primero es arbolado de hoja caduca, después aparecen las coníferas, siguen los pastos, para acabar en unos grandes roquedos o canchales, sino en las nieves perpetuas o casi perpetuas.
Una vez atravesadas las cascadas, por entremedio de prados y con unas sendas muy bien señalizadas, nos dirigimos de nuevo al pueblo de Cerler, pero esta vez entraremos por su parte alta, por unos caminos también muy bien delimitados con grandes peñascos de granito y una vez pasado el desvío que lleva a las antiguas minas de pirita que llegaron a explotarse hace ya unos años.
El casco antiguo de Cerler, típico pueblo de montaña, de estrechas y pronunciadas calles, se halla muy bien conservado, con unas excelentes vistas sobre el fondo del valle de Benasque.
Desde Cerler, una vez finalizada la “circular”, procedemos a descender hasta la localidad de Benasque, por un antiguo y estrecho camino, actual PR HU-27, muy bien delimitado por unas paredes de grandes piedras de granito y de calzada empedrada, que nos ha llevado a la zona de pastos por entremedio de un espeso bosque, llamado de “Es Felegas”, con gran variedad de especies vegetales que llegan a formar unas tupidas zonas sombrías y en las que se prodigan los juegos de luces y sombras. Las vistas que nos ofrece este sendero sobre Benasque y el valle, son algo distintas a las que estamos acostumbrados.
Finalizado el recorrido, nos hemos dado una vuelta por la población de Benasque.
En definitiva, una bonita ruta, con un desnivel de subida un poco superior a los 300 metros, habiendo alcanzado los 700 metros el de bajada.