Ruta Circular Morrano – San Román – Yaso – Morrano
Nos hallamos en lo que es el interfluvio de los ríos Formiga y Alcanadre, un territorio situado al Noroeste de la Comarca del Somontano, perteneciente al municipio de Bierge, y que se viene a introducir, a modo de cuña, entre las Comarcas de La Hoya de Huesca, Alto Gállego y Sobrarbe.
Hoy, 31 de octubre de 2016, se ha realizado una Circular, con inicio y final en Morrano, de unos 14 km., aproximadamente. Hemos visitado el mirador sobre el Huevo de Morrano, la ermita de San Bartolomé, y los núcleos de San Román y Yaso. Este recorrido ha servido para terminar de conocer la totalidad de las poblaciones que componen el Somontano de Barbastro, una Comarca insertada entre la abrupta Sierra de Guara y las llanuras monegrinas, entre las que se desliza, a modo de nexo de unión, un paisaje ondulado, de suaves colinas y placenteros valles, donde han dejado su impronta ríos como el Alcanadre o el Cinca, que lo vienen a delimitar, y el Vero que la atraviesa por su parte central.
Durante la mayor parte del trayecto, se han ido alternando tramos de niebla, que estaba bastante alta y que nos iba permitiendo divisar bastante territorio, con períodos de sol. La caminata ha sido bastante cómoda y sin ningún tipo de problemas.
En Morrano, destaca su iglesia parroquial, de San Pedro Apóstol (con unos orígenes del siglo XII, aunque muy reformada en el XVII/XVIII). A destacar la torre de la iglesia, que se halla recrecida con ladrillo, a modo de estilo mudéjar. La entrada al templo, se efectúa a través de un atrio, cuya puerta de acceso es de arco de medio punto. El edificio bien merece se le preste un poco de atención, pues reclama de una restauración inmediata.
Nada más abandonar Morrano, a través de un Sendero Adaptado, nos hemos dirigido a un mirador desde se puede contemplar, en todo su esplendor, la interesante formación geológica de conglomerado que viene a formar el llamado “Huevo de Morrano”, a modo de barco varado (restos de lo que llegó a ser un gran delta fluvial hace unos 30 mills/años, allá por el período Terciario, en la transición entre las épocas del Oligoceno y Mioceno) y que sirve de refugio a las rapaces y a todo tipo de fauna rupícula.
Desde este mirador, además, teníamos unas excelentes vistas sobre los estrechos de La Peonera, en el río Alcanadre, y los altos de la Sierra de Sevil. (Ver rutas: “Las Almunias de Rodellar – Salto de Bierge” y “San Pelegrín – Mesón de Sevil”).
Antes de acometer la marcha hacia el núcleo de San Román, nos hemos pasado por la ermita de San Bartolomé (siglo XII).
El camino hasta San Román estaba señalizado, por unas pistas rodadas que iban circundando los tozales de San Cristóbal (777 m) y Santa Quiteria (737 m), en cuyas cimas se hallan sendas ermitas de igual advocación. Para llegar a San Román, hemos hecho un pequeño tramo a media ladera del cerro de Santa Quiteria, desde donde se divisaban unas buenas vistas de los Somontanos de Huesca y de Barbastro, la lástima ha sido que el día no era claro del todo por culpa de la niebla.
San Román, es un pequeño núcleo, de unas pocas casas, que parece presidir el extenso piedemonte que se abre a sus pies. Destaca su iglesia parroquial, con esbelta torre campanario.
Se podía distinguir con bastante nitidez el trabajado surco hecho por el río Formiga en la búsqueda del río Alcanadre para entregarle sus aguas, así como las cercanas poblaciones de Casbas de Huesca, Sieso de Huesca, Labata y Panzano. El río Formiga, que recoge las aguas del mismo Tozal de Guara (2077 m) y recibe por su margen derecha el río Calcón, una vez superado el pueblo de Labata, es muy frecuentado por los aficionados al barranquismo y el descenso de cañones.
Yaso, al abrigo de la imponente sierra de Guara, es una pequeña localidad de pocos habitantes, donde destaca la iglesia parroquial de San Andrés Apóstol (siglo XII).
Un poco antes de llegar a dicha población, “se incorporó” al grupo un joven perro de caza que se hallaba por allí perdido producto de la montería que se había realizado por la zona el día anterior. Se nos acercó en busca de protección y llamamos al número de teléfono que llevaba en el collar para que vinieran a buscarlo, lo cual no tardó en hacer su dueño, que era de un pueblo próximo.
Al igual que otros muchos territorios de nuestra geografía, es una zona afectada profusamente por la despoblación, producto de la evolución de los nuevos tiempos y de los cambios sociales. Da mucha pena ver los pueblos casi vacíos, con una población muy envejecida. En algunas de las fachadas de las casas, todavía quedan algunos vestigios de otra épocas, como son los “escudos de armas” o “piedras armeras”, con unas inscripciones epigrafiadas en la piedra que encierran unas simbologías o distinciones de unos linajes o apellidos.