Sierra de Guara
¡HOYA DE HUESCA Y SOMONTANO DE BARBASTRO!…
SIERRA DE GUARA
Los llanos y las alturas ascienden gradualmente hasta llegar al pie de la sierra, coronada muchas veces por nubes y nieblas como si de un colosal monarca se tratara, cuyas cumbres en épocas frías acostumbran a estar enharinadas por ligeras capas de nieve.
Enorme montaña devorada por el sol que le ha dado ese tinte grisáceo y ahumado, de calizas laderas, áridas y secas, de aristas vivas, como si unos potentes arañazos hubiesen desgarrado y descompuesto el roquedo.
Conjunto pintoresco, abrupto y silencioso, que muestra los encantos de su belleza, que enamora y ejerce su poder de atracción.
Una montaña bella y rocosa, donde ya no hay viejos sentados en los bancos de piedra a las puertas de sus casas, y no porque no haga buen tiempo para tomar el sol que siempre abriga y adormece: simplemente, es que ya no quedan, se han ido todos.
Los campos allí albergados están incultos y asaltados por la vegetación espontánea. Para los que en sus entrañas vivieron, su visión les aviva los recuerdos asomando con ellos la tristeza, aunque no deja de ser nada más que melancolía y añoranza de unos tiempos pasados, que no quisieron para sus hijos.