Ruta entre Huerta de Vero y Buera
23-Oct-2017 – (13’6 km)
Agradable recorrido por Santa María de Dulcis, entre las dos poblaciones que componen su término municipal, Huerta de Vero y Buera. Una caminata realizada por la sierra de la Candelera, por una secuencia de caminos rurales que, a veces, han sido coincidentes con las llamadas “rutas de la sierra de la Candelera y de las Ermitas”, y en otras no.
Hemos iniciado el paseo en Huerta de Vero, población que ya hemos visitado en varias ocasiones, la última de las cuales fue en marzo del pasado año (ver: ‘Un paseo por el valle del Vero’). Cruzamos el río Vero, que bajaba con muy poquita agua, y después de visitar la reconstrucción de lo que fue una antigua tejería, tomamos una pista de tierra a nuestra derecha, que nos llevará a lo más alto de la sierra; la subida la hacemos por un repoblado pinar, que, en la medida que vamos ganando altura, nos permite disfrutar de unas buenas vistas sobre el valle del Vero, la sierra de Sevil en Guara y las poblaciones de Adahuesca, Radiquero y Alquézar.
Nos hallamos en el Parque Cultural del Río Vero, que así fue declarado en el año 2001, del que forman parte nueve municipios: ‘Bárcabo, Colungo, Alquézar, Adahuesca, Santa María de Dulcis (Buera y Huerta de Vero), Azara, Castillazuelo y Barbastro’. Un parque cultural articulado en torno al río Vero, eje vertebrador del territorio. Una parte del mismo, la más septentrional, también se halla incluida dentro del espacio protegido del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara.
El Parque Cultura del Río Vero, acoge un interesante patrimonio natural y cultural, en lo que se refiere a la geología, paisajes, paleontología, etnografía, arqueología, arquitectura, etc. Es depositario de un rico y muy variado conjunto de manifestaciones rupestres en cuevas y covachas, identificadas en distintas y cronológicas fases culturales de nuestra prehistoria, tales como el Paleolítico, el Epipaleolítico y el Eneolítico. De destacar son, entre otros muchos, la cueva de Chimiachas (donde tenemos prevista una próxima visita), los abrigos de Regacens, Arpán o Quizáns, el tozal de Mallata, …. …., destacando sobremanera lo que muy bien pudiera llegar a considerarse como el “gran santuario del Arte Paleolítico en Aragón”, ‘La Cueva del Trucho’.
Los altos de la sierra de la Candelera, además de disfrutar de las excelentes vistas paisajísticas que nos ofrecen, nos sorprenden por la gran cantidad de fincas de cultivo existentes, de plantaciones de almendros y grandes extensiones de viñedos y olivos, con sus correspondientes balsas para riego. Es algo que no esperábamos.
Buenas vistas de la Sierra de Guara, del Valle del Vero y de las llanuras del Somontano, con los macizos de Monte Perdido, Peña Montañesa y El Turbón, como excelente telón de fondo. Se podían distinguir, perfectamente, las poblaciones de Adahuesca, Radiquero, San Pelegrín, Alquézar, Asque y Hoz de Barbastro, así como el ‘omnipresente faro guía’ que resulta ser para todo el Somontano, el Santuario de El Pueyo de Barbastro.
Un poco antes de llegar al pequeño pueblo de Buera, final de nuestra etapa de hoy, nos hemos encontrado con una antigua y reconstruida tejería, con su correspondiente cartel explicativo.
Buera es un coqueto y bonito pueblo, muy bien conservado, que ya hemos visitado en otras ocasiones (ver: ‘Ruta por Colungo y Buera’), con agradables rincones para visitar; a mí me gusta. A las afueras de la población, a no mucha distancia, se halla el Santuario de Santa María de Dulcis, muy recomendable de visitar; a destacar el interior del templo, con unas excelentes yeserías mudéjares de entramados geométricos, que decoran sus bóvedas, arcos y cúpula con sus pechinas, además de las pilastras del presbiterio, ¡una joya!