Ruta por los Ibones de Remuñe
Ruta por los ibones de Remuñe
22-ags-2018 — 8 km (ida y vuelta). Desnivel acumulado más de 600 m.
Espectacular recorrido para conocer los Ibones de Remuñe, por lo que fue una antigua cubeta glaciar encajonada entre altas y desafiantes paredes de altitudes próximas a los 3000 m, o que superan por poco. Un roquedo de alta montaña, de pizarras verdes y areniscas detríticas —algunas rojizas—, que pudieran remontarse a las épocas del Carbonifero (unos 350 mills/años), con algunos batolitos graníticos. Unos paisajes agrestes y de mucha visibilidad.
El inicio y final de la caminata se produce en la misma carretera —hay señalización al efecto—, un poco antes de que ésta quede cortada a los pies de la Tuca de la Montañeta (2558 m), justo por donde hicimos la ruta de subida al Ibón de Gorgutes.
Lo que es la Ball de Remuñe, surcada por el barranco de igual nombre, tiene unos 6 km de profundidad y un desnivel que supera con creces los 1000 m, lo que ya da una idea del paisaje agreste que nos íbamos a encontrar. El cruce del barranco bajo la carretera está a unos 1800 m y las cumbres que cierran el anfiteatro del circo glaciar superan los 3000 m.
La entrada al valle se efectúa por una senda paralela al barranco, entre las llamadas Corona de Remuñe y la Coroneta de Aigües Pases. Un lugar encajonado entre altas crestas y que linda con el Valle de Lliterola. Su parte más septentrional está cercada por la Forca de Remuñe (2945 m), la Punta els Arenals (2993 m), Tusse de Remuñe (3038 m), Pico de Malpás (3111 m), Pico d’el Boum (3005 m), Mall Barrat (2984 m), Mall Plané (2941 m), Pico Foullose (2785 m) o el Pico del Puerto Biello (2845 m) —donde se halla el paso del Puerto Biello a 2666 m, antigua vía de comunicación con el país vecino—. En su lado más meridional tenemos al Portal de Remuñe (2840 m) que da paso al Valle de Lliterola, la Tuca de Remuñe (2883 m), la Tuca de la Estibeta de Lliterola (2825 m), la Tuca de Aigües Pases (2628 m) y la Coroneta de Aigües Pases (2089 m). Como puede desprenderse todo un paraje de roca y nieve o hielo en los altos, en los que marcan el ritmo los cambios estacionales.
Un bonito recorrido que había que tomarse con tranquilidad, con el pico del Alba (3107 m) y las Padernas siempre vigilantes, en la otra vertiente del río Ésera.
El tipo de vegetación en el primer tramo, ya nos está diciendo que estamos en una transición entre los Pisos Subalpino y Alpino. Una vegetación donde prolifera el pino negro y el rododendro. El pino negro se presenta en un estado de bosque abierto, con ejemplares que se reparten por el terreno y en los que hay algunos pequeños prados. Algunas de las laderas del todavía Piso Subalpino están tapizadas con zonas arboladas de pino negro y dejan entrever los relieves rocosos y pintorescos muy característicos de la alta montaña.
Poco a poco nos vamos adentrando en la Ball de Remuñe y el paisaje cada vez se hace más rocoso, dominan los macizos graníticos y de areniscas detríticas. Un relieve abrupto y escarpado de modelado glaciar, con sus rocas aborregadas y pulimentadas, que conforma unos paisajes bellos y singulares. A medida que vamos ganando altura se nota que el rigor climático impide la formación de suelo y por tanto un adecuado desarrollo forestal o arbustivo.
Llegamos a los ibones de Remuñe, el alto y el bajo, de aguas frescas y limpias, rodeados de pequeñas orlas de verde pradera, que le dan un poco de variedad cromática al imponente y monótono paisaje árido que nos envuelve. Estos ibones no se hallan alterados por la intervención antrópica, lo cual nos permite recrearnos de unos intactos valores paisajísticos.
Como ya he comentado en otros pots de este blog, los ibones son unas antiguas cubetas excavadas por el glaciar que quedaron rellenas de agua al retirarse los hielos y que se nutren del agua de otros ibones o de los neveros que siempre existen por los alrededores. Están sometidos a un lento e imparable proceso de colmatación natural por los arrastres de sedimentos.
La lengua de hielo que por aquí bajaba, junto a las de los valles de Lliterola, Estós, Eriste, Sahún, Cregüeña, Vallibierna y Remascaro, se unía a la que descendía por el Valle del Ésera y que excavó en forma de artesa con el típico perfil en ‘U’. El torrente de hielo glaciar que bajaba por el Valle del Ésera durante la última glaciación —‘’Würm’’, entre 80/30 mil años— era de 36 km y unos espesores de hasta 600 m a la altura de Benasque, acabando en el Congosto de Ventamillo.
El fuerte desnivel que viene a salvar el barranco de Remuñe de pequeños y altos gradientes, origina unos bonitos saltos y pozas, con el rumor constante de las aguas, y conformando unos parajes de especial protagonismo.