Ruta circular por Sahún (Saúnc)
Ruta circular por Sahún (Saúnc)
29-ags-2018 – 11’5 km. Un desnivel acumulado casi de 700 m.
Buen paseo por los alrededores del pueblo de Sahún (Saúnc), siguiendo las marcas del PR-HU 51 y su variante: PR-HU 51.2, que se ajustan a las pronunciadas vertientes del barranco Surri, un potente barranco, de gran desnivel, que desciende desde el gran anfiteatro conformado por las altas tucas de Bagüeña (2946 m), Eriste (3056 m) o la de Sen (2949 m), entre otras, en cuya cubeta de recogida —lo que fue un antiguo circo glaciar— se hallan los ibones de Barbarisa (2310 m).

Por el barranco Surri, con un marcado perfil en ‘’V’’, descendía una gran lengua de hielo al encuentro de la que bajaba y cubría el Valle del Ésera durante la última glaciación Würm —entre 80/30 mil años—.


La senda de subida, hasta la ermita de Chulita, va bordeando el Tozal de Rueda bajo la misma Sierra de Cambra y donde la cumbre más destacada es la Tuca de Cambra con sus 2628 m, ajustándose a las lógicas ondulaciones de la ladera. Este camino, del que algunos tramos todavía están empedrados, era el que llevaba hasta Plan, uniendo los valles de Benasque y Chistau, pasando por el Collado de Sahún (2002 m). El descenso lo hacemos por la otra vertiente, por los declives de la sierra de Chía, que tiene a la Punta de Chía (2515 m) como elevación más destaca, hasta que nos encontramos con la senda que viene de Chía y Vilanova (PR-HU 51) y que completa la circular.


En Sahún destaca su iglesia parroquial de San Pedro y San Juan (siglo XII, aunque remodelada en el XVI). Son famosas las Fiestas del Fuego del Solsticio de Verano —‘’Les Falles de Saúnc’’—, declaradas Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. (Durante el recorrido vimos algunos troncos de abedules a los que se les había extraído un trozo de corteza para hacer las fallas en la mágica noche de San Juan).


Durante la ascensión, nos encontramos con los restos de un horno de cal y la ruinosa ermita de San Martín, de la que tan solo queda en pie lo que fue su ábside cubierto con bóveda de cuarto de esfera. Es una ermita muy antigua, de estilo románico, con abundante maleza.


Pasamos por la fuen de Ratiels y un poco antes de acometer una empinada cuesta hasta la ermita de Santa Chulita, cruzamos el barranco de la Costera —cuyo topónimo es un preludio de lo que iba a venir después—. La ermita de Santa Chulita, junto al sendero principal, recibe su nombre por la partida del monte donde está ubicada. Y pregunto yo: ¿el nombre de la partida no estará dado por la empinada cuesta? ¡A ver quien es el chulo que la sube…!

Retornamos al barranco de la Costera y nos adentramos por un bonito terreno de pequeñas praderas con abundancia de helechos y avellanos, donde el abedul es el árbol predominante. Cruzamos el barranco de Surri para pasar a su margen derecha y por una estupenda senda de arbolado y mucha humedad, iniciamos el descenso. A partir de aquí, los aficionados a la micología disfrutaron de lo lindo, había abundantes setas, unas buenas, otras no tan buenas, pero comestibles, y muchas malas. ¡Un placer para la vista! Mucho musgo en las zonas sombrías.


Nos adentramos en un profundo bosque de abedules, posiblemente considerado como uno de los más grandes de Europa para esta clase de árboles. Son muy fáciles de reconocer, su corteza es blanca y lisa, con unas hojas acorazonadas y de borde aserrado. En su corteza se pueden apreciar los nudos de las antiguas ramas y unas pequeñas grietas alargadas y horizontales, llamadas lenticelas.


Conocer el bosque de Rabaltueras, donde los abedules son los protagonistas, era uno de nuestros objetivos. Aparte de ser medicinales, en algunos lugares del norte de Europa, estos árboles son considerados como sagrados. Simbolizan el comienzo de la primavera y de la juventud del cuerpo.

La betula, de nombre común abedul, parece ser deriva del verbo latino batuo, cuyo significado es castigar. Antiguamente se usaban las ramas largas y flexibles del abedul para azotar a los que habían delinquido; también se utilizaba para afligir en las escuelas a aquellos alumnos que no se habían aprendido la lección —irónicamente, también se le llamaba el árbol de la sabiduría—. La corteza interior de estos árboles, muy fina y casi transparente, se utilizó en tiempos del medievo como pergamino.


Son varias las excursiones hechas por este pequeño territorio, con buenas vistas sobre el valle de Castejón (la antigua Sositania) y el bello entorno que lo rodea. Se reseñan las entradas de este blog:
- Ruta entre Chía y Eriste
- Ruta entre Chía, Sahún y Guayente
- Ruta entre Chía y Seira
- Ruta por los Pueblos del Solano en el Valle de Benasque
- Ruta entre Cerler, Eresué y Sesué
- Ruta circular embalse de Linsoles
