Ruta por Alquézar – Basacol – Abrigo de Quizáns
Paseo efectuado por los alrededores de Alquézar, primero disfrutando del tramo final de los espectaculares estrechos y cañones del río Vero, para después acercarnos hasta las Covachas de Quizáns, a los pies de los Cerros de igual nombre, donde existen abrigos rupestres, para terminar el recorrido por el barranco de Payuela, desde las balsas de Basacol, y dirigirnos a la cercana ermita de San Gregorio, un excelente observatorio de aves y mirador del pueblo de Alquézar y del valle del Vero. Nos encontramos dentro de los confines del espacio protegido del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, el cual abarca, dentro de lo que es la Comarca del Somontano, los municipios de Abiego, Bierge, Alquézar-Radiquero, Adahuesca y Colungo, entre las sierras de Arangol, Balced y Sevil, al cual lo surcan los ríos Calcón, Formiga, Mascún, Alcanadre, Isuala y Vero; un calizo y muy agreste paisaje, que aglomera gran número de hábitats diferentes y muy particulares en cada caso.
El bello pueblo de Alquézar, ha sido el inicio y el final de nuestra excursión de hoy, 4 de noviembre de 2015, unos 10 kms. y alrededor de poco más de cuatro horas de duración, debido, principalmente, a las continuas paradas para poder disfrutar de las excelentes vistas que nos iba deparando el agreste y quebrado territorio, de continuas subidas y bajadas, con sus fragosos barrancos, así como el valle labrado por el río Vero en su camino hacia la ciudad de Barbastro, aunque tampoco debemos olvidar el gozo que representaba la visión de las llanuras de los Somontanos de Barbastro y de Huesca; ¡todo un espectáculo!

Alquézar (de origen árabe y cuyo nombre lo debe al topónimo al-Qasr de los Banu Jalaf, “el castillo de la familia Jalaf”), está situada al norte de la Comarca del Somontano, antiguamente lo que era la frontera más septentrional de la Barbitaniya, hallándose enclavada en los tramos finales de los Cañones del Vero, en lo que es un entorno paisajístico que impresiona excavado por el río Vero, de profundos barrancos y cortadas. En lo más alto de la roca que domina los congostos, se ubica lo que fue el Castillo (siglo IX) y la Colegiata de Santa María (siglo XVI).




El trazado de su casco urbano, se desarrolla a las faldas del escarpado promontorio donde se asienta la Colegiata y el antiguo castillo, adaptado a las características del terreno y a sus curvas de nivel a resguardo de los rigores climáticos cara al mediodía. Su original desarrollo urbanístico es típicamente medieval, con sus estrechos callizos y pasos cubiertos exponentes claros de un aprovechamiento máximo de los espacios urbanos.






Pasear por Alquézar es ir descubriendo detalles de interés, que nos llevan a un viaje al pasado. Su calle Mayor, donde abundan las casas con portales de medio punto, con sus aleros y balconadas de madera, además de encontrarse en ella la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Nieves (siglo XVII); la plaza Mayor, hoy llamada Mosen Rafael Ayerbe, rodeada de soportales donde se asentaban los comerciantes y artesanos en los semanales mercados y donde acudían todos los pueblos de la redolada; la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel (siglo XVII/XVIII), un edificio sólido y bien construido que llama la atención por el armonioso juego de volúmenes y tejadillos que posee, y que se construyó a las afueras del antiguo Alquézar junto a un gran espacio abierto donde se celebraban las ferias anuales en el mes de agosto.






Una vez visitado el casco urbano, nos dirigimos hacia el Collado de San Lucas, desde donde ya podemos empezar a divisar los tramos finales de los angostos cañones del río Vero, y lo que es la bajada hasta el puente de Villacantal; nosotros continuamos la ascensión hasta las Balsas de Basacol, a través de una serpeante senda que nos lleva por una ladera llena de bancales abandonados para la agricultura y perfectamente delimitados con sus paredes de piedra. Esta ascensión nos permite ver lo que es el impresionante farallón a cuyos pies se encuentra el ya citado puente de Villacantal, así como los impresionantes surcos que dibujan sobre la orografía del terreno el río Vero y el barranco de Lumos con toda su red dentrítica de pequeños arroyos que desaguan en ellos.











Una vez hemos llegado a las Balsas de Basacol, que eran los antiguos depósitos de suministro de agua para el pueblo de Alquézar, espacio reconvertido en un lugar de esparcimiento y de recreo y donde destaca una construcción a modo de esconjuradero, nos dirigimos por una casi escondida senda sin señalizar y por el interior de un espeso carrascal, hacia una zona que nos va a servir como mirador de los impresionantes Cañones del río Vero, desde donde podemos observar el camino de bajada hasta el mismo cauce, lo cual dejamos para una mejor ocasión. Estos estrechos y gargantas, hacen las delicias de todos los aficionados al barranquismo.








El río Vero que atraviesa Guara entre las formaciones de las sierras de Sevil y de Arbe, nace en las cercanías del pueblo El Pueyo de Morcat, a unos 1191 m de altitud, y tiene, aproximadamente, unos 67 kms. de recorrido hasta su desembocadura en el río Cinca, una vez ha superado la ciudad de Barbastro. Como cualquier otro de los ríos que atraviesan la Sierra de Guara (ya sea el Guatizalema, Alcanadre, Isuala, …. ….), se ha visto obligado a abrirse paso entre las fisuras y las diaclasas del terreno, llegando a tallar unas profundas gargantas y espectaculares foces.






De vuelta a las Balsas de Basacol, iniciamos la ascensión hasta el llamado Abrigo de Quizáns, un lugar de pequeñas covachas calcáreas, a los pies del Cerro de igual nombre, Quizáns. Estos abrigos que servían para guardar el ganado y en los que existe un cercado de piedra seca, recientemente restaurado, cuya boca se halla orientada al sol del mediodía y desde donde se pueden observar una bellas vistas de todo lo que es el Somontano y del valle del Vero, existiendo, además, unas pinturas rupestres (de unos 5000 a.C.) de color rojizo y catalogadas dentro del llamado Arte Esquemático.








Además de hallarnos en el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, estamos dentro de lo que es el espacio delimitado como Parque Cultural del río Vero, territorio que es depositario de un variado y rico conjunto de manifestaciones rupestres, donde se concentra un buen repertorio de cuevas y covachas pintadas con diversidad de estilos identificados y pertenecientes a distintas fases cronológicas o culturales de nuestra Prehistoria, tales como el Paleolítico, Epipaleolítico o el Eneolítico. Destacables son, por ejemplo y entre otras muchas, los abrigos o cuevas de Chimiachas, el tozal de Mallata, Arpán, Regacens, Quizáns, etc., sobresaliendo, sobre todas, lo que se considera el “gran santuario” del Arte Paleolítico en Aragón, La Fuente del Trucho. Sobre el particular, recomendamos una visita a la página web “¡… que la prehistoria os acompañe! cazadores-recolectores”, donde se puede obtener una mayor y mejor documentada información al respecto.


Iniciamos el descenso hacia el pueblo de Alquézar, pasando de nuevo por las Balsas de Basacol, para adentrarnos en el barranco de Payuela flanqueado por unas espectaculares cortadas donde abundan las buitreras.






Una vez pasado el tramo del barranco citado, nos dirigiremos hacia la ermita de San Gregorio (finales del siglo XVIII), un lugar excelente para la observación de aves y mejor mirador para contemplar unas buenas vistas de la población de Alquézar y de todo su entorno, para desde allí proceder a la bajada final hasta el pueblo.






