Ruta por el Cañón de Añisclo, hasta la Ripareta

Ruta con inicio y final en la ermita de San Urbez, recorriendo un tramo del Cañón de Añisclo hasta La Ripareta. 
30-jun-2021 — Distancia: alrededor de 19 km. — Desnivel: sobre 600 metros

 

Excursión que teníamos en ‘cartera’ desde hacía mucho tiempo y que, por unos u otros motivos, siempre se iba dejando para mejor ocasión. Un camino de ida y vuelta desde la llamada ‘Ereta de Bies’, que hace las veces de aparcamiento junto a la ermita de San Urbez, hasta el paraje de La Ripareta, siguiendo la senda que se introduce en el Cañón paralela al cauce del río Bellós.

 

Cumaz. Cañón de Añisclo
Cumaz. Cañón de Añisclo

 

La ermita de San Urbez, lugar de romería y peregrinación de las gentes de la zona, es el lugar de inicio del recientemente acondicionado GR-268 hasta la ciudad de Huesca, pasando por el Valle de Vio, los pueblos de la Solana, la sierra de Gabardón, La Guarguera, el Valle de Nocito y la Sierra de Guara. (Hace unas pocas semanas hicimos un tramo de dicho itinerario: Ruta circular por Albella y Planillo).

 

 

Ermita de San Urbez. Cañón de Añisclo
Ermita de San Urbez. Cañón de Añisclo

 

La senda se introduce por el angosto valle fluvial excavado por las aguas del río Bellós. La erosión de la charnela principal de lo que fue inicialmente un pliegue anticlinal dio lugar a esta especie de combe, llamado también valle anticlinal, bien encajonado entre las crestas de roca dura de los Picos Mondoto y Los Sestrales. La amplitud de este potente Cañón está en función de la potencia de los estratos duros y blandos y de la diaclasación de la roca dura. En la época glaciar, por estos profundos estrechos, bajaba una lengua de hielo al encuentro de la que descendía por el cauce del río Cinca.

 

Río Bellós. Cañón de Añisclo
Río Bellós. Cañón de Añisclo
Subiendo a La Ripareta
Subiendo a La Ripareta

 

 

 

 

 

 

 

 

El camino aprovecha lo que fue una antigua tiradera para extracción de la madera. Bien delimitado y, en algunos tramos, hasta empedrado. Algunos restos de lo que fueron construcciones de piedras, hoy cubiertos de musgo, para albergar a los trabajadores vas encontrando al paso.

 

Senda por el Cañón de Añisclo
Senda por el Cañón de Añisclo
Restos de edificaciones. Cañón de Añisclo
Restos edificaciones. Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

Atravesamos un apretado bosque, de hayas, grandes abetos y abundantes bojes; algunos centenarios y de buena medida. Los juegos de luces y sombras se suceden. Un lugar donde los árboles tienen que tener algún tipo de protocolo no escrito para poder vivir todos juntos; son muy sociables entre ellos y se ayudan unos a los otros. Todos intentan conseguir más espacio, tratan de optimizar su rendimiento compitiendo con otras especies.

 

Bosque Cañón de Añisclo
Bosque Cañón de Añisclo
Bosque Cañón de Añisclo
Bosque Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

En un bosque impera la ley del más fuerte. Todos los árboles buscan la luz, los más jóvenes son delgados pero altos. Hay una lucha por conseguir un rayo de sol en su búsqueda de una poca de energía; las partes más altas están dominadas por las hayas, las píceas y los abetos, que son los que mandan y se quedan con la mayor parte de la radiación.

 

 

Bosque Cañón de Añisclo
Bosque Cañón de Añisclo

 

Si te quedas por un momento inmóvil bajo estos seres majestuosos, como son los altos árboles, observas como permanecen silenciosos, solo interrumpido por el movimiento de sus copas al ser mecidas por el aire, además del rumor constante de las aguas del río. Ves cómo están situados muy juntos entre sí, permaneciendo a sus pies la tierra como vacía y callada, aunque un gran entramado de raíces y vida subterránea de hongos y microorganismos allí se desarrolla.

 

 

Haya en el Cañón de Añisclo
Haya en el Cañón de Añisclo

 

Hoy el sendero no da opción a atajos ni a cruces o desvíos que puedan dar lugar a confusión. Encajonado entre desnudas laderas con inmensas quebradas, espantosos derrumbaderos y enormes cantaleras va ascendiendo poco a poco, sin perder de vista la margen izquierda del río que se desliza bajo los pedregosos picos de Los Sestrales, tapizados en lo más alto por verdes praderas; unas enormes masas montañosas de ásperas pendientes y bosques intransitables de hayas y pinabetes.

 

Los Sestrales. Cañón de Añisclo
Los Sestrales. Cañón de Añisclo
Tozal d'a Fueba. Cañón de Añisclo
Tozal d’a Fueba. Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

En ningún momento dejamos de oír el rumor de las aguas del río. De vez en cuando nos asomábamos a los bordes de los precipicios para contemplar las espumosas embestidas de las aguas, las enormes y brillantes burbujas y la espuma blanca que se formaban en las magníficas cascadas, con sus remolinos oscuros en las inquietantes gorgas de limpias y azuladas aguas. Los arroyos y los ríos son los únicos componentes de la naturaleza que no tienen nunca descanso, que no reposan, aunque se cierna la noche. Oír los fluidos del agua nunca cansan.

 

 

Río Bellós. Cañón de Añisclo
Río Bellós. Cañón de Añisclo
Río Bellós. Cañón de Añisclo
Río Bellós. Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

A medida que vas adentrándote por la estrecha garganta, nos alienta la esperanza de descubrir los brillantes rincones que nos aguardan. La fatiga no nos arredra y aun cuando puedas llevar unos cuantos kilómetros andados y puedan comenzar a dolerte los pies, no pierdes la irrefrenable necesidad de caminar, mirando atentamente entre el tupido ramaje, temiendo encontrarnos con algún pequeño duendecillo o hada que pudiera aparecer por allí, aunque todo estaba vacío y silencioso.

 

La Ripareta. Cañón de Añisclo
La Ripareta. Cañón de Añisclo
Al fondo el Collado de Añisclo
Al fondo el Collado de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

Un territorio que ha sido objeto de tantas y tantas miradas, esperanzas e inquietudes de toda suerte de hombres en su intento de colmar sus ambiciones, ya fueran cazadores, leñadores, picadores de madera, aventureros, exploradores de lo desconocido, viajeros, … Todos, a buen seguro, quedarían postrados ante el trabajo que aquí ha desarrollado la sabia Naturaleza.

 

 

Haya. Cañón de Añisclo
Haya. Cañón de Añisclo

 

Un sendero no es solo una arteria de comunicación, es también un enlace con el pasado; todavía resuenan los ecos de las personas que por aquí trabajaron en busca de su sustento, así como del tránsito de viejas civilizaciones. Seguro que ha sido objeto de leyendas, mitos, canciones populares, cuentos, …

 

Río Bellós. Cañón de Añisclo
Río Bellós. Cañón de Añisclo
Barranco Sartán. Cañón de Añisclo
Barranco Sartán. Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

Un recorrido de los que hacen afición, que hay que recorrer con tranquilidad disfrutando del entorno, con la particularidad de que, al ser de ida y vuelta, el paisaje se ve desde otra perspectiva: lo que antes eran cuestas hacia arriba, ahora se convierten en cuestas hacia abajo; el río que al subir iba por tu derecha, cuando bajas lo hace por la izquierda; lo mismo ocurre con las cascadas y los magníficos árboles, así como las pronunciadas laderas de las montañas. Es como una historia de ida y vuelta.

 

 

Pico Mondoto. Cañón de Añisclo
Pico Mondoto. Cañón de Añisclo

 

Ver el post de entrada: Ruta por el Cañón de Añisclo.

 

 

Los Sestrales. Cañón de Añisclo
Los Sestrales. Cañón de Añisclo

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Rellena el capcha para publicar tu comentario. *