Ruta por el Cañón de Añisclo

El Cañón de Añisclo, que forma parte del Parque Nacional de Ordesa, es una impresionante garganta fluvial de profundos estrechamientos y de grandes y verticales paredones rocosos, alzados a ambos lados del desfiladero, en la que la erosión y el paso del tiempo han ido modelando pacientemente su geomorfología. Este ha sido el escenario por el que ha discurrido nuestra ruta de hoy, 13 de junio de 2016. Un interesante recorrido.

No es lo mismo recorrer este espectacular cañón en coche, como hace normalmente la mayoría de la gente, o a pie, la perspectiva es totalmente distinta. Se disfruta de la exuberante vegetación, de la visión más cercana de los altos y pronunciados escarpes calizos, de los grandes bloques de piedra caídos sobre el cauce en una desordenada secuencia, de los numerosos rápidos y sucesión de cascadas de agua, a veces escalonadas, así como de las profundas pozas y remansos que se forman en el lecho del río Bellós,  y de la armonía de sonidos al entremezclarse la brisa del viento en su batir a las hojas del arbolado y el cántico de las muchas especies de aves que suelen habitar por estos agrestes parajes.

Cañón de Añisclo. Caminantes de alpargata
Cañón de Añisclo. Caminantes de alpargata

 

Hemos iniciado la caminata en la llamada “Ereta de Bies”, lo que es el actual aparcamiento de la ermita de San Úrbez, realizando, en primer lugar, la pequeña circular allí existente, de unos 3 km, que nos lleva a visitar las ruinas del otrora importante molino de Aso, así como la desembocadura del barranco o río Aso en el río Bellós, cuya senda nos llevará hasta la ermita de San Úrbez, lugar de  romería y peregrinación de las gentes de la zona. Una vez visitada la ermita, cruzaremos el río por el antiguo puente para dirigirnos hasta la carretera, por la cual haremos el descenso del estrecho hasta la población de Puyarruego. En total, una distancia alrededor de 17 km, sin ningún tipo de dificultad y  muy llevadera, pues se está muy entretenido con la contemplación y disfrute del paisaje.

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

Cañón de Añisclo. Salto del molino de Aso
Cañón de Añisclo. Salto del molino de Aso

 

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

San Úrbez (siglo VIII), en sus inicios fue un pastor venido de la cercana Francia y que vivió por tierras altoaragonesas. Su vida la paso entre lo que es el valle de Añisclo y sus alrededores y la sierra de Guara, convirtiéndose en un hombre de fe en los últimos años de su existencia. Recorrió todos los antiguos caminos y senderos de este entorno, los cuales se han venido usando desde tiempos inmemoriales por las gentes de la montaña en su transitar con el ganado para conducirlos a sus pastos.

 

Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez

 

 

 

 

 

 

 

 

San Úrbez, junto al de San Beturián o Santa Orosia, es un nombre que viene a sonar de muy antiguo, de tiempos de la Alta Edad Media, que proviene de unos tiempos muy oscuros, difusos y difíciles, una época en que los valles pirenaicos eran una mezcla de creencias y culturas, con sus particulares deidades autóctonas, que habían nacido en los bosques, los ríos o las rocas, y que fueron siendo sustituidas, paulatinamente, por la difusión y penetración de la iglesia católica mediante una combinación de procesos que conllevaban santos locales y que se circunscribían a unos determinados ámbitos geográficos. A dichos santos o mártires locales, que venían a formar parte de los espacios más íntimos de las gentes de la montaña, se confiaban sus más profundos anhelos y plegarias, a ellos se les requería cuando las pertinaces sequías, a ellos se les imploraba cuando se acercaban amenazantes tormentas o granizadas, pues representaba tener un buen año de cosecha o sufrir una hambruna. La gente pirenaica acabó estableciendo una relación de confianza familiar, como en exclusiva o de posesión.

 

Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Ermita San Úrbez

 

 

 

 

 

 

 

 

Se ha recuperado el “Camino de San Úrbez”, un recorrido que atraviesa las tierras del valle de Añisclo hasta la sierra de Guara, para finalizar en Huesca. Visita los lugares que había estado en vida este santo. Acaba el camino en Huesca, en la iglesia de San Pedro El Viejo, en la capilla de los santos Justos y Pastor, donde San Úrbez tiene allí una imagen. El lugar donde nos encontramos, bien pudiera ser el final del tramo entre “Nerín o Sercue a San Úrbez de Añisclo” (GR-15) o el principo de “San Úrbez Añisclo a Vió” (GR-15.1). Intentaremos hacer algunos de los tramos de este camino.

 

Cañón de Añisclo. Puente ermita San Úrbez
Cañón de Añisclo. Puente ermita San Úrbez

 

La longitud del Cañón de Añisclo es de unos 24 km, desde sus inicios a los pies del Pico Añisclo o Soum de Ramond (3257 m), una de las Tres Sorores junto al Cilindro (3325 m) y Monte Perdido (3348 m). Por lo más profundo del mismo, discurren las aguas del río Bellós, el cual vierte sus aguas al río Cinca en el pueblo de Escalona.

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

 

Nosotros vamos a hacer el recorrido por la parte más baja del Cañón de Añisclo,  por el denominado Desfiladero de las Cambras. Nos ajustamos a lo que es la calzada de la estrecha carretera, antigua vía de evacuación de los troncos de madera que eran transportados por camiones (el cruce entre  camiones en esta estrecha carretera tenía que ser complicado en algunos tramos).

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

 

Este estrecho cañón, cuyo lecho es recorrido por las aguas del río Bellós, es un lugar por el que discurrió una lengua de hielo procedente del Circo de Punta de las Olas (3022 m), que se halla situado a los pies del pico Añisclo. En su recorrido, la inmensa y profunda grieta, se retuerce una y otra vez, abrigando en sus entrañas una exuberante vegetación, la cual responde a un fenómeno de inversión térmica, con especies típicas de los encinares mediterráneos en las partes más elevadas, y hayedos, pinares, abetos, tejos, tilos, arces, …. …., en las partes más bajas y húmedas de la garganta.

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

Antes de finalizar el trayecto, justo en lo que es el cauce del río Bellós, existen unas surgencias de aguas termales y sanadoras, que han sido muy utilizadas a lo largo de los tiempos. Nosotros no bajamos a conocer estos manantiales pues teníamos que bajar 275 escalones y luego volverlos a subir. Para otra ocasión.

 

Cañón de Añisclo
Cañón de Añisclo

 

 

Cuando el valle se va abriendo, antes de llegar al pueblo de Puyarruego, el río presenta un cauce de grandes y bonitas pozas de aguas verde turquesa, muy utilizadas para el baño en época veraniega. Dejamos a un lado el azud del antiguo molino, que data del siglo XVII, y que presenta un bonito salto de agua.

 

Cañón de Añisclo. Refugio
Cañón de Añisclo. Refugio
Peña Montañesa
Peña Montañesa

 

 

 

 

 

 

 

 

Río Bellós. Azud molino de Puyarruego
Río Bellós. Azud molino de Puyarruego
Río Bellós. Puyarruego. Al fondo Peña Montañesa
Río Bellós. Puyarruego. Al fondo Peña Montañesa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El pueblo de Puyarruego, fue el destino final de nuestra excursión de hoy, en el que destaca su iglesia parroquial de San Pedro Apostol (siglo XVI), que ha sido convenientemente restaurada. En el siglo XVIII, Joseph de Bardaxí y María Ana de Azara, del señorío de los Bardaxí, desde aquí se fueron a vivir a Graus.

 

Puyarruego
Puyarruego
Puyarruego
Puyarruego

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Puyarruego. San Pedro Apostol
Puyarruego. San Pedro Apostol

 

Puyarruego
Puyarruego

 

 

 

 

 

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