Ruta: Olvena – La Puebla de Castro – Graus
Siguiendo las señalizaciones del PR-HU 73, hemos hecho este interesante trayecto entre las Comarcas del Somontano y de La Ribagorza, entre las poblaciones de Olvena y Graus, pasando por La Puebla de Castro. En total unos 15 km. Es una ruta que ya la hemos hecho otras veces y que, seguramente, volveremos a repetir.
El día de hoy, 16 de enero de 2017, con una temperatura baja y muy adecuada para la práctica senderista, con un cielo claro y despejado que nos ha deparado unas excelentes vistas sobre el fondo de los valles de los ríos Cinca y Ésera, así como de todo el cordal de los Pirineos, impregnados del color blanco de la nieve.
Olvena:
Pequeño pueblo que ya hemos visitado en otras ocasiones, se encuentra situado bajo un agreste peñasco que, en épocas préteritas, llegó a albergar un castillo (del siglo XIII) y perteneció a la Baronía de Castro, que tenía como misión controlar el paso del profundo desfiladero del río Ésera.
En la vertical pared de piedra caliza, labrada por el río Ésera en su búsqueda del Cinca, existe la llamada “Cueva del Moro”, un conjunto kárstico cuya ocupación se remonta a tiempos del Neolítico antiguo y que es considerado como uno de los principales yacimientos neolíticos de la provincia. Dentro de lo que es el propio congosto, unos kilómetros aguas arriba, tenemos un abrigo rupestre, “Remosillo”, que alberga pinturas rupestres, y también otro yacimiento del neolítico denominado la “Cueva de las Campanas” o “Forau de Caballera”.
Nos hallamos en el interfluvio de los ríos Ésera y Cinca, lo que es la prolongación de la sierra de la Carrodilla hasta la sierra de Ubiergo. El camino, hasta La Puebla de Castro, nos lleva justo por lo más alto de la línea divisoria de las dos vertientes (por lo que es el Tozal Gordo y las Sucarradas), lo que nos permite tener una buena visión del valle del Cinca, con las sierras que lo flanquean y los pueblos que salpican el mismo, tales como: El Grado, la presa y embalse de igual nombre, Coscojuela de Fantova, Hoz de Barbastro, Enate, Castejón del Puente, …. …. y, como no, el Santuario de Nuestra Señora del Pueyo.
Antes de llegar a la ermita de San Roque (siglo XVII/XVIII), divisamos en el fondo la profunda garganta excavada sobre la dura piedra caliza por el río Ésera, así como el embalse de Barasona. Controlando dicho paso, y en lo más alto del roquedo, se encuentra la ermita de San Román de Castro, una joya del románico.
La Puebla de Castro:
Una más que interesante y agradable población, sobre la que ya hice una entrada a este blog a principios del pasado año 2016 (“Un paseo por La Puebla de Castro”), al cual les remito.
Su casco urbano se levanta, una vez superada la sierra de Ubiergo, sobre un dominante altozano controlando una extensa llanura y el paso hacia lo que es la Comarca de La Ribagorza.
Es un pueblo que tiene mucho para ver, pues, aparte de sus iglesias de Santa Bárbara (siglo XVI), que es la parroquial, y la de Santa María (siglo XIII), que hace las veces de capilla del cementerio, pueden visitarse la ermita románica de San Román de Castro (siglo XII), el Cerro del Calvario, con restos del siglo X, y los yacimientos de la ciudad romana de Labitolosa (siglos I/III).
Por los llanos de la ruinosa “Casa Peralta”, nos dirigimos a Graus, nuestro destino final en la etapa de hoy. Una vez superada la balsa de Cananillo, el barranco de Resordi y pasar junto a lo que fue una antigua cerámica o bóbila.
Tomamos el antiguo camino que iba de Secastilla a Graus, y una vez superado la partida del Torrellón, ya empezamos a divisar el amplio valle de terrazas fluviales labrado por la conjunción de los ríos Isábena y Ésera y que se halla flanqueado por las sierras de conglomerados, como son la de Laguarres y la de Grustán, esta última una estribación de la sierra de Torón que viene a delimitar las Comarcas de Sobrarbe y La Ribagorza.
Graus:
Final de etapa. Sobre el que pienso hacer una entrada en el Blog a modo de “un paseo por la villa de Graus”.
Es un lugar cargado de historia, donde se han encontrado restos prehistóricos (Forcas I y Forcas II), que tiene antecedentes de épocas incluso prerromanas, y que en la Alta Edad Media llegó a ser una importante plaza musulmana de la “Marca Superior” del al-Andalus, hasta su conquista por Sancho Ramírez a finales del siglo XI, después de haberlo intentado su padre, Ramiro I, quién murió en el intento.
Es un espacio de encuentro, de ferias y de semanales mercados. Su casco urbano antiguo se articula en torno al Barrichós (en el que sobresalen el Portal de Chinchín -antigua entrada de Barbastro-, las casas de Fantón, Torquemada y la antigua posada de Juan Tallada, donde se hospedó San Vicente Ferrer en su visita a la villa a principios del siglo XV) a los pies de la Basílica de la Virgen de la Peña (siglo XVI), la cual se halla bajo la misma Peña del Morral. Destacable el entorno de la Plaza Mayor (siglo XVI), toda ella porticada y con unas notables casas de los siglos XVI/XVII, como son la propia Casa Consistorial, Casa Badaxí, Casa Heredia, Casa del Barón, Casa Capucho, …. …. A partir del siglo XVII, llegó a contar hasta con un Colegio de la Compañía de Jesús, de la que, hoy en día, sólo permanece lo que fue su iglesia, hoy reconvertida en el Espacio Pirineos.