Ruta entre Cofita y Azanuy
Ruta entre Cofita y Azanuy, pasando por Ariéstolas
15-feb-2018 – 14 km
Una excursión entre las terrazas de regadÃo del Cinca y unos territorios de yesos donde predomina una vegetación de monte bajo y las carrascas que cubren las ondulantes laderas de pequeños cerros, los campos de cultivo son para la producción de cereal. Estamos en el lÃmite entre dos Comarcas, hemos empezado la caminata en el Cinca Medio y finalizamos en La Litera. Un agradable dÃa de paseo, con buenas vistas paisajÃsticas.

Cofita
Población ya visitada en otra ocasión –ver: Ruta circular por Fonz-Cofita–. Llegó a formar parte de la Encomienda Templaria de Monzón, al igual que Ariéstolas. Destaca la ermita de estilo románico de La Magdalena, del siglo XII/XIII. Hace unos meses, se descubrieron unas pinturas bajo unos trozos de yeso que se habÃan desprendido de sus muros, cuya antigüedad se desconocÃa. El templo está en el centro del casco urbano y rodeado e invadido por casas lindantes, de cuya estructura llega, incluso, a formar parte.

Su iglesia parroquial con advocación a San José de Calasanz, es de mediados del pasado siglo XX.

En la Bodega Sers, que está en la plaza del pueblo nos dieron tres botellas de excelente vino, para que pudiéramos disfrutarlo por el camino. Rico estaba el vino, del que dimos buena cuenta durante el almuerzo y la comida.


El camino hasta Ariéstolas es paralelo al Canal de agua de igual nombre e incluso algún tramo va por encima de su cajero. Desde aquà podemos observar las grandes superficies cultivadas sobre las terrazas del rÃo Cinca, con plantaciones de frutales y otro tipo de cultivos; los melones de este lugar tienen buena fama. En la otra orilla del rÃo tenemos La Boquera, donde el rÃo Cinca recibe las aguas del Vero, y Castejón del Puente.


El Canal de Ariéstolas es de mediados del siglo pasado, construido para atender la demanda energética de Hidro-Nitro en Monzón. Toma sus aguas junto a la Central de Arias I, las turbina en Arias II y las devuelve al rÃo Cinca un poco más abajo de donde nos hallamos, una vez han pasado por la Central de Ariéstolas.


Los riesgos históricos en las riberas del rÃo Cinca se extienden por toda la Comarca. Mediante azudes o boqueras se derivan las aguas a unas acequias de largo recorrido que riegan las tierras más fértiles. Los riegos siempre han sido factores determinantes en la economÃa de los pueblos ribereños. Buena parte de la historia de estos territorios gira en torno a la conquista del agua, sin agua no hay vida posible. Primero fueron los prerromanos, con sus riegos de ámbito local, después los romanos los potenciaron y mejoraron para ser ampliados por los árabes, siendo los templarios quienes acabaron trazando una perfecta red de acequias que todavÃa funcionan.


Las acequias se abrieron, en su mayor parte, durante el siglo XIII por los templarios, aunque habÃa ya trazados romano-árabes, consiguiendo vitalizar el territorio, hoy más eficiente gracias al aporte de las aguas del Canal de Aragón y Cataluña. Concretamente, la Acequia de Paúles, que es la que riega este entorno de los términos de Fonz, Cofita y Monzón, toma sus aguas en la actualidad de la cámara de carga de la Central hidroeléctrica de Arias II y desemboca en el rÃo Sosa en el conocido lugar de la Peña Blanca; el decreto de su apertura es de marzo de 1250, coincidiendo con la celebración del CapÃtulo de la Orden del Temple reunido en el castillo de Monzón.

Ariéstolas
No llegamos a las casas de este pequeño núcleo, pues el camino estaba cortado, pero sà pasamos junto a las instalaciones de la nueva planta para el tratamiento del maÃz de la empresa Quality Corn.

Justo enfrente de la factorÃa, cruzando la carretera, tomamos el camino que nos llevará a nuestro destino final, Azanuy. El trayecto pasa por unos terrenos caracterÃsticos de lo que fue una cuenca endorreica cuya principal salida de drenaje era por evaporación, lo que llegó a suponer una gran deposición de materiales: arcillas, limos y arenas, y grandes capas salinas y de yesos.


El Canal de Aragón y Cataluña atraviesa este territorio, en su camino para irrigar las tierras más bajas.


Proliferan las rocas de yeso, que datan del Oligoceno (unos 35 mills/años), que han sido muy utilizadas como material de construcción desde épocas muy remotas, hasta que fue sustituido paulatinamente por los nuevos cementos, el hormigón y los ladrillos. Es fácil encontrar edificaciones campestres de dicho material, que mimetizan con el paisaje de colores blancos y grisáceos.


Al fondo distinguimos la nevada cordillera pirenaica. Ante nosotros se levanta la sierra de La Carrodilla con la población de Fonz de por medio, unos lugares visitados en varias ocasiones.


Llegando a Azanuy, el paisaje va cambiando. El pueblo se asienta en una zona de arcillas y areniscas con fuertes buzamientos. La estratificación ya no es horizontal, las areniscas soportan mejor la erosión que las arcillas lo cual origina unos peculiares relieves estructurales llamados cuestas y hog-backs, o pequeños montes asimétricos en los que las vertientes son la propia superficie de la roca, lo que posibilitó, desde hace cientos de años, la construcción de los aljibes o aljubs para almacenar el agua de lluvia.


Azanuy
Pequeña población, que formó parte del antiguo Condado de Ribagorza. Sus casas solariegas, de los siglos XVI y XVII, nos indican que es un lugar cargado de historia, por estas calles pasaron nobles personajes.

Su iglesia parroquial de La Asunción, del siglo XVIII, se ubica en lo más alto del pueblo. Es un templo de estilo barroco que tiene una monumental portada de aire renacentista. Su torre tiene tres cuerpos, los dos inferiores de planta cuadrada y el tercero octagonal.

En lo alto de un cercano cerro, a modo de vigÃa o protectora, se levanta la ermita de Santa Bárbara, que ya visitamos en otra ocasión.
