Ruta entre Huesca y Almudévar
Una ruta entre la ermita de San Jorge, en Huesca, y el pueblo de Almudévar, siguiendo las marcas de lo que se considera la tercera etapa del GR-234.
5-feb-2020 — Itinerario: 22’2 km — Desnivel acumulado: 109 m
Hace unas pocas semanas, hicimos una ruta por los alrededores de Huesca (ver post de entrada), pasando por la ermita de San Jorge. Hoy, la caminata ha dado comienzo en la ermita. Hemos querido rememorar lo que es la tercera etapa de la ‘Jorgeada’, aunque en el sentido inverso.

‘La Jorgeada’, mucho más que una andada. Realizada en la jornada festiva del día de Aragón. Con salida en la Plaza del Pilar de Zaragoza y llegada a la ermita de San Jorge en Huesca, después de recorrer unos 77 km, sin tener en cuenta el tiempo empleado. También se puede hacer desde Zuera (48 km) o desde Almudévar (18 km). Una caminata nocturna, que discurre por el GR-234 (que debe su nomenclatura al Día de Aragón, San Jorge: 23 de abril —23.4—).


Un camino que alterna algo de carretera al principio, con caminos rodados y sendas, pero siempre con buena señalización. Próximo a la N-230 y A-23, pasa por la Plataforma Logística Plhus y Walqa. Una vez atravesado un espeso bosquecillo de supervivientes carrascas que dan forma a una alargada y estrecha faja, cruzamos la autovía por debajo y nos adentramos en lo que fue la Cabañera Real, antigua Calzada romana —la Vía Lata—.

Estamos en lo que se considera la ‘Tierra Llana’, uno de los dos espacios naturales en que se divide la provincia: el otro es ‘la Montaña’. Unidad de transición entre el Pirineo y la Depresión del Ebro. Entre las sierras de Gratal y Guara y uno de los límites más meridionales de lo que se considera ‘La Hoya’, que se extiende entre Nueno y las Canteras de Almudévar y Torre Lierta (con sus 590 m), con predominio de los cultivos cerealistas.


Cabañera. Calzada Real —Vía Lata—
Unía las antiguas Caesaraugusta con Osca (Zaragoza y Huesca), pasando por Gallicum y Bourtina (Almudévar). Una extensa franja, que todavía permanece amojonada por grandes bloques de piedra, con una vegetación poco lozana, tomillos raquíticos y de pequeños arbustos que semejan cubrir su trazado. Desde Osca, la calzada romana se prolongaba hacia el Pirineo y hasta Ilerda (Lérida).


La senda se desliza por el interior de la cabañera, que va ascendido hasta el collado de Valduesca por los márgenes del barranco de igual nombre. Terreno arcilloso y árido, ondulado y acarcavado, muy castigado por la erosión.


Cuesta imaginar el paso de los carros, guiados por conductores que estaban expuestos a las inclemencias meteorológicas. Durante los períodos caniculares, transitar por estos lugares, sin vegetación donde resguardarse, tendría que ser penoso. Quedan todavía algunos vestigios de la antigua calzada: restos de paredes ya desgastadas y mimetizadas con el entorno y las huellas profundas que los carros dejaron en su continuo pasar sobre las grandes planchas de piedra arenisca que soportaban su paso.

En lo alto de un cerro, bien visible, ondea una bandera aragonesa sobre un pilar de piedra. Señala el emplazamiento de la antigua ermita de San Jorge.

Alcanzado el collado de Valduesca, la senda se reconvierte en pista agrícola rodada, que inicia un suave descenso hacia los Llanos de la Violada y Almudévar. Llama la atención una larga pared, delimitando los campos de cultivo del camino. En el libro de La Vida de Pedro Saputo, se rememoran estos parajes y son los que dieron lugar al ‘pleito’ que el pueblo de Almudévar interpuso al sol, pues cuando iban a Huesca por la mañana o volvían por la tarde, siempre lo tenían de cara.


Nos llamó la atención la cantidad de regueros que bajaban cargados de agua y las grandes balsas existentes, con extensas poblaciones de carrizos en sus orillas.

Almudévar
(Almodóvar —el redondo—)
Bien visible desde la lejanía, con un casco urbano que se extiende en suave pendiente a los pies del castillo y de la ermita de la Virgen de la Corona. Fue Alfonso II, en mayo de 1170, quien extendió su carta de población.

Braulio Foz, recreó ‘La Vida de Pedro Saputo’ en esta población. El personaje de Saputo, se tomó del folclore popular y lo llegó a convertir en todo un héroe, protagonista de relatos de raigambre picaresca y enlazados con aventuras de diversa índole. Todo un clásico de la literatura aragonesa. Recomendable su lectura.

Nos hemos propuesto completar el itinerario del GR-234 hasta Zaragoza. Así que, iremos haciendo camino.
