Ruta de Panticosa a los ibones de Sabocos y Asnos
Ruta de ida y vuelta entre el pueblo de Panticosa y los ibones de Sabocos y Asnos, pasando por la Estación Invernal de Panticosa.
12-jul-2019 — Distancia: 18’86 km — Desnivel acumulado: 1011 m
Una ruta de las que pueden considerarse como clásicas. Primero ascender hasta el Puntal del Cerro de Petrosos (1857m), siguiendo la pista que sube desde el aparcamiento del pueblo hasta la estación invernal, para continuar hasta el ibón de Sabocos (1905 m) y subir después al de Asnos (2050 m).
Estamos en la comarca del Alto Gállego, en concreto en el Valle de Tena / Bal de Tena —cuyo gentilicio es el de ‘tensinos’—, cuál, prácticamente, es dividido en dos partes iguales por el río Gállego, en cuanto a superficie se refiere. La margen derecha es denominada también como el valle de Partacua —pues esta delimita por la sierra de igual nombre— y bajo la atenta vigilancia de la Punta o Pazino (1965 m), comprende los pueblos de: Tramacastilla de Tena / Tramacastiella de Tena, Escarrilla / Escarriella, Sandiniés, Saqués, Piedrafita y Búbal. En su ribera izquierda se hallan Formigal / Fromigal, Sallent de Gállego / Sallén de Gálligo —ambas poblaciones a los pies de la Peña Foratata (2321 m)—, Lanuza, Panticosa / Pandicosa, El Pueyo de Jaca / O Pueyo de Tena y Hoz de Jaca / Oz de Tena.
Panticosa / Pandicosa
Ubicado en la confluencia de los ríos Caldarés y Bolática, al abrigo del pico de Feniás (2846 m), quién lo resguarda de las acometidas de los fríos vientos del norte. Siempre ha sido famoso por sus baños de aguas minerales, que ya eran conocidas en época romana —el balneario se encuentra a unos pocos kilómetros aguas arriba del río Caldarés, una vez salvada la empinada garganta rocosa de L’Escalar—. Hoy en día, dicha fama se ha halla acrecentada por las pistas de esquí y por convertirse en lugar de residencia vacacional.
Se levanta en el fondo de un estrecho paso, bajo unas laderas de pronunciadas pendientes, por donde discurren las aguas mugientes de un bravo Caldarés, que va en busca del río Gállego para hacerle entrega de sus aguas unos pocos kilómetros más abajo ya en el embalse de Búbal, junto a la población de El Pueyo de Jaca / O Pueyo de Tena.
La pista rodada que sube a la estación invernal, describe una larga sucesión de lazadas en su intento de salvar el desnivel del cerro de Petrosos. Primero entre una espesa vegetación boscosa y después por una zona despejada con abundantes pastos, pero siempre bajo la estela de los telesillas y telecabinas y por lo que, en época invernal, son las pistas de nieve.
A medida que ganamos altura, el panorama paisajístico se ensancha. Se pueden distinguir perfectamente: Midi d’Ossau (2884 m), punta L’Anayet (2574 m), Peña Foratata (2321 m), punta o Pazino (1965 m), Peña Telera (2762 m) —en cuya base se encuentra el ibón de Piedrafita (1611 m) y el parque faunístico de Lacuniacha—, … así como la práctica totalidad del Valle de Tena salpicado por sus pueblos, además de los embalses de Lanuza y Búbal. La climatología fue benévola, lo que nos permitió deleitarnos con una expresión tranquila y sosegada de unas excelentes vistas.
Seguimos subiendo, y hasta que no llegamos al collado de Sabocos (1981 m) no vemos la espectacular cubeta donde se encaja el ibón con igual nombre (1905 m). Un bonito ibón delimitado por lo que se llama la ‘Rinconada de Sabocos’, a los pies de la Peña Sabocos (2755 m) en lo que es la parte más occidental de la sierra Tendenera —no muy lejos de aquí teníamos el Valle de Otal que visitamos el año pasado desde Bujaruelo—. Una tapizada pradera bordea el ibón, con unas verdes y grisáceas laderas por los alrededores.
El último objetivo era ascender al ibón de los Asnos (2050 m). Una empinada senda desde la collada de Sabocos nos llevará hasta las orillas del ibón —esta caminata, desde sus inicios, ha sido una constante ascensión—. Otro atractivo lago de origen glaciar atrapado en una cubeta de grisáceas y verticales laderas que nos invitan a la contemplación y nos transmiten sosiego.
Nos reconforta la estampa de los arroyos que descienden serpenteantes con unas saltarinas aguas que acabarán por fertilizar las tierras más bajas del Valle de Tena y terminar pagando su tributo final al más poderoso: enriquecer al gran colector de aguas del valle, que no es otro que el río Gállego / Gálligo.
Hace unos años, desde el Balneario de Panticosa, hicimos la subida al ibón Azul bajo. Ver enlace: