Ruta por Purroy de la Solana y Estopiñán del Castillo
Estamos al sur de la Comarca de Ribagorza, lindando con La Litera, entre las estribaciones de la sierra de la Carrodilla (San Quilez -1082 m-) y el embalse de Canelles en el río Noguera-Ribagorzana, en lo que es una extensa llanura denominada “El Plá”, cuya parte norte está flanqueada por el promontorio donde se asienta el “pueblo viejo” de Purroy de la Solana y el cerro testigo en cuya cima destaca la población de Pilzán.
El recorrido de hoy, 18 de enero de 2016, en torno a los 13 km. y prácticamente llano, lo hemos iniciado en el “pueblo nuevo” de Purroy de la Solana, pasando por la ermita de la Virgen del Plá, por las afueras del pequeño núcleo de Castillo del Plá, el caserío del Mas Blanc y la Fontrodona, para finalizar en Estopiñán del Castillo (Estopanyá, en el habla ribagorzana), ajustándonos en su tramo final, desde el Mas Blanc, al trazado del PR-HU 113.
El nuevo pueblo de Purroy de la Solana, data de principios de la década de los años setenta del pasado siglo, el cual se halla ubicado junto a la N-230. El “pueblo viejo”, carecía, por aquel entonces, de unas adecuadas infraestructuras y servicios para poder residir en él de forma confortable; hoy en día se están recuperando algunas de sus antiguas casas, aunque otras están arruinadas por completo, al igual que su vieja iglesia de San Justo y Pastor, que está toda por los suelos.
La ermita de la Virgen del Plá nos sale al paso al poco de comenzar la caminata, una edificación de tipo popular que data del siglo XVIII. Casi pegando al templo, se encuentra una granja de porcino que, la verdad sea dicha, no contribuye en nada a hacer agradable el entorno.
Durante la travesía de la gran llanura del “Plá”, pasamos cerca del pequeño núcleo de Castillo del Pla, que, al igual que Purroy, pertenece al municipio de Benabarre. Este pueblo se halla situado casi en el centro del extenso llano, sobre una prominencia dominante en la que sobresale la iglesia de San Pablo Apóstol (siglo XVIII); antiguamente también poseía castillo, de ahí su toponimia, y por sus alrededores existe un yacimiento prehistórico que data del Paleolítico Medio.
Toda la llanura es un gran acuífero subterráneo de tipo kárstico, ocupando lo que se denomina el sinclinal de Estopiñán, que lo conforman parte de lo que son los términos municipales de Estopiñán del Castillo, de Benabarre (Purroy de la Solana, Castillo del Plá, Estaña y Pilzán) y de Camporrells. Toda la zona que abarca el citado sinclinal está bien surtida de fuentes y surgencias de agua. Entre las principales surgencias se encuentran las Lagunas de Estaña (a las que tenemos pendiente una visita), la Fuente de las Ollas (entre Estopiñán y Soriana), la Fontrodona (muy cerca de Estopiñán) y el Manantial de la Mola (Camporrells – Baldellou). Las vistas sobre San Quilez, Mont-rebei, el pueblo viejo de Purroy de la Solana, Pilzán y la barrera pirenaica como fondo son estupendas.
Pasamos por el caserío del Mas Blanc, a los pies del cerro donde se ubica la ermita de San Quilez, y a partir de aquí tomaremos la senda que nos llevará a nuestro destino final y que forma parte del PR-HU 113.
El trayecto hasta Estopiñán del Castillo, que discurre por un antiguo camino flanqueado en una buena parte por vetustas paredes de piedra y lleno de maleza, atraviesa un extenso carrascal en el que prodigaban las carboneras para la explotación de carbón vegetal.
Poco antes de llegar a Estopiñán, nos encontramos con la “Fontrodona”, una de las surgencias de agua del gran acuífero subterráneo existente en este territorio. El agua es aprovechada para el riego de huertos familiares existentes a lo largo del barranco, llamado de “la reguera”.
Durante todo el recorrido hemos podido apreciar que los afloramientos de piedra caliza son constantes, lo cual permite la filtración de las aguas que vienen a conformar el gran acuífero.
Llegamos al pueblo de Estopiñán del Castillo (“Estopanyá”), de empinadas calles que suben buscando lo que, en su día, fue una importante fortaleza en la línea defensiva del Condado de Ribagorza (siglo XI). Su casco urbano se estructura en base a la calle principal que lo cruza y de donde parten, para ambos lados, unas estrechas y empinadas calles y callejones, algunas incluso con escalinatas de piedra.
Aparte de la iglesia parroquial de San Salvador (siglo XVI) y de los restos del castillo en lo alto del pueblo, destaca la ermita de San Miguel (siglo XI) que hace las veces de capilla del cementerio, a la cual no hemos accedido en el día de hoy, pero sí lo haremos en una próxima visita, pues, es una zona con muchas posibilidades en cuanto a recorridos senderistas se refiere.
Por los alrededores de Estopiñán, existe una antigua mina de Manganeso, cuyo castillete todavía permanece en pie, y una gran cantera de ofita en explotación.
Antaño, Estopiñán del Castillo, fue un pueblo que tuvo su importancia, superando con creces el millar de habitantes a principios de la centuria pasada y que volvió a resurgir cuando las obras de los cercanos pantanos de Canelles y Santa Ana, pero que, hoy en día, ha sido víctima de la gran despoblación existente, tanto del propio pueblo como de todos los de su entorno y zona de influencia, fruto de los movimientos migratorios hacia la cercana Cataluña motivados por los cambios sociales habidos en el pasado siglo XX.