Ruta por Estadilla y Fonz
Bonito recorrido el del día de hoy, 15 de febrero de 2016, entre dos poblaciones que, otrora pertenecientes al antiguo Condado de Ribagorza, en la actualidad se hallan adscritas a distintas Comarcas, Somontano y Cinca Medio. Ambas se ubican en la margen izquierda del río Cinca con unas excelentes vistas sobre su extensa vega. El Canal de Aragón y Cataluña, es la arteria principal de los riegos de este territorio.
Esta ruta ya la habíamos realizado en otra ocasión, pero por distintos caminos y algunas variantes, con inicio en Fonz y final en Estada. La efectuada en la estupenda mañana de hoy, con una temperatura idónea para la práctica senderista, ha dado comienzo en la villa de Estadilla, pasando junto a las canteras de piedra caliza y dirigirnos al pequeño valle de El Palau, donde hemos visitado el “Pozo del Chelo”, acercándonos posteriormente al mirador del Balcón del Cinca, para finalizar en Fonz (ver ruta Circular Fonz-Cofita), pero sin dejar de visitar la ermita de San José. Alrededor de unos 10 km en total. En la anterior vez, el comentario de la andada lo incluí en la Comarca del “Cinca Medio”, en esta ocasión la he puesto en “Somontano”, por ir alternando.
Estadilla, cuyo nombre proviene del latín “Stata” (parada), que nos transporta a un origen romano, posee un antiguo casco urbano de trazado muy compacto, de calles estrechas y callizos, cuyo punto de confluencia está en torno a una coqueta plaza con soportales, donde se encuentra el edificio del Ayuntamiento. Su desarrollo urbanístico estuvo condicionado, durante muchos siglos, por las murallas que lo guardaban protegido por un castillo que estuvo ligado a la Baronía de Castro; cuando dicha protección quedó obsoleta, la villa comenzó su expansión extramuros.
El acceso a esta antigua villa, cuando estaba amurallada, se realizaba a través de cuatro puertas. Hoy todavía permanece en pie la “Puerta o el Portal del Sol” (siglo XV/XVI), con arco de medio punto y en cuya parte superior pueden distinguirse dos escudos, de los Castro de Aragón y los Pinós de Cataluña, evidencia de antiguas alianzas políticas y territoriales. Esta puerta se halla orientada hacia el mediodía, de ahí su nombre, y antiguamente también era conocida por el nombre de “Portal de Santa María”.
En cuanto a su Plaza Mayor, flanqueada en parte por edificios con soportales de diferente tipología, adintelados unos y con arcos de medio punto otros, destaca el edificio del Ayuntamiento (siglo XVI), un clásico renacentista de estilo aragonés con fachada de ladrillo, donde ostenta el escudo de armas de los Castro, y rematado con galería de arquillos; los bajos de la “Casa de la Villa”, en un principio fueron utilizados como lonja, donde se realizaban los actos mercantiles además de los asamblearios.
Su iglesia parroquial, de San Esteban Protomártir, es de mediados del pasado siglo XX con un estilo modernista. La anterior, que databa de mediados del siglo XVIII y que había sido Colegiata, se hundió en 1946.
Otro edificio a tener en cuenta, es la “Casa-Palacio Abbad y Lasierra”, de estilo neoclásico y de principios del siglo XVIII. En el Diccionario de Pascual Madoz (siglo XIX) y sobre la descripción que efectuaba de la localidad de Estadilla, decía: “” ……. Tiene 362 casas, entre las que llama la atención la de D. Dionisio Abad, construida por un tío suyo obispo de Barbastro, pues sin duda es uno de los mejores edificios del alto Aragón; en ella se hospedó D. Carlos en su tránsito para Cataluña; …….””. Dos insignes personajes nacieron en este edificio, los hermanos Abbad y Lasierra, Manuel (Estadilla 1729 – Zaragoza 1806) y Agustín (Estadilla 1745 – Ribarroja 1813). Ambos desarrollaron un mismo estilo de vida, orientada hacia lo eclesiástico, a los dos les atraían los asuntos de investigación humanística, y tenían una misma inclinación hacia las nuevas ideas de La Ilustración, aparte de ser unos excelentes administradores. Manuel fue Obispo de Ibiza y Astorga, además de Arzobispo de Silimbria (Tracia), y acabó ocupando el cargo de Inquisidor General (1793-1794) de un decadente Santo Oficio; en cuanto a su hermano, Agustín, fue Obispo de Barbastro.
Otros lugares interesantes de Estadilla, son la ermita de La Carrodilla (del siglo XIV/XV), la cual visitamos cuando hicimos la subida al pico de Buñero, y la Fuente de los 12 caños, también llamada del Lavadero (siglo XVIII), la cual está distribuida en tres grupos de cuatro caños cada uno, y que vierten sus aguas por una cabeza de león, estando cubiertos por arcos de medio punto.
Una vez hemos abandonado Estadilla, nos dirigimos hacia las canteras de piedra caliza situadas en la misma falda de la sierra de La Carrodilla, de las que se extrajeron muchas de las piedras utilizadas para la construcción de edificios tanto en Estadilla como en Fonz, su color blanquecino y fácil de trabajar hacen de las mismas un material muy apropiado para los trabajos de cincelado (se llegó a utilizar esta piedra, para la fuente de San Francisco en Barbastro y las esculturas y balaustrada del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza).
Superada la cantera, nos adentramos en un espeso pinar por el que nos dirigimos a coger el GR-23, el cual discurre por las mismas faldas de la sierra, en el trozo del trayecto comprendido entre Calasanz – Alins del Monte – Fonz. Nos adentramos en el pequeño valle de El Palau, una zona donde abundan los manantiales y que hacen del mismo un pequeño vergel; en otro tiempo este lugar era el preferido para disfrutar del veraneo aquellas casas solariegas que contaban con una pequeña residencia para ello, hoy no quedan restos; tan sólo persiste el “Pozo del Chelo” –Pozo del hielo-, que, según reza allí, estuvo funcionando hasta principios de la década de los años treinta del pasado siglo.
Las vistas desde el mirador del “Balcón del Cinca” son espectaculares, teniendo a nuestros pies la inmensa vega del río Cinca, con la zona de las Canteras de Barbastro y La Boquera (donde desemboca el río Vero) justo enfrente. Pueden apreciarse perfectamente, los pueblos de Berbegal, Hoz de Barbastro, Salinas de Hoz, Coscojuela de Fantova, El Grado, Castejón del Puente, el castillo de Monzón, …. …., así como toda la cornisa pirenaica que, afortunadamente, en el día de hoy, se hallaba totalmente nevada. El río Cinca, es el que hace de línea divisoria entre las Comarcas del Somontano y Cinca Medio.
Antes de llegar a nuestro punto final, la villa de Fonz, pasamos por la ermita de San José y por el pilaret de Santa Bárbara (donde hay restos de un antiguo nido de ametralladoras de la pasada contienda civil). Seguimos teniendo unas excelentes vistas paisajísticas de lo que es el valle del río Cinca, donde se aprecia claramente el sistema de terrazas fluviales que ha ido modelando y conformando el propio río, así como las llanuras de inundación.
Llegados a Fonz (“fontes”, fuentes en el habla ribagorzana –la fuente de los seis caños, de porte renacentista, aparece en el escudo de armas de la villa-), final de nuestra etapa, hicimos un recorrido urbano, el cual, como siempre, no ha dejado de sorprendernos. Es una bella población, de corte renacentista, como no hay otra en Aragón, en el que destacan toda una serie de casas-palacios y casas señoriales, levantados en pleno Renacimiento al mismo tiempo que todo el entramado urbano se iba remodelando y embelleciendo con construcciones públicas; antigua residencia estival de los obispos de Lérida, que utilizaban lo que es ahora el Ayuntamiento (siglo XVI) para ello, hasta que llegó la Desamortización de Mendizabal (siglo XIX), pues la villa dependía eclesiásticamente del Arzobispado de Lérida desde el siglo XII, tras su reconquista por Ramiro II. Lo que era el antiguo castillo-fortaleza (del siglo XIII), fue ordenada su destrucción por Felipe II (siglo XVI), y a partir de la guerra de Sucesión (siglo XVIII) perdió los privilegios con que contaba hasta entonces.
De conjunto monumental podría considerarse todo su casco urbano. La Plaza Mayor, que está declarada Conjunto Histórico-Artístico, con algunos soportales en su cara norte, aglutina algunos de los principales monumentos o edificios de la población: El Ayuntamiento (antigua residencia veraniega de los obispos de Lérida); la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVII), que se eleva sobre un pequeño promontorio rocoso cerrando la Plaza por su lado norte, siendo de estilo renacentista; Casa Alfós; Casa Bardaxí; Casa Camón; Casa Guilleuma (siglo XVII, con riqueza ornamental en su fachada); el Palacio fortificado de los Gómez de Alba, ahora reconvertido en residencia de la tercera edad después de haber pasado por otros usos; y la Fuente Monumental de los seis caños en forma de cabezas humanas (siglo XVI) incorporada al escudo de armas de la población, de piedra caliza blanca).
Otros de sus edificios emblemáticos son la Casa Palacio de los Barones de Valdeolivos (lugar de nacimiento de Pedro María Ric, en el siglo XVIII, que fue Magistrado y Político y que se distinguió en la defensa de Zaragoza durante los Sitios), la Casa Moner (donde nació, en el siglo XVI, Pedro Cerbuna, que fue Obispo de Tarazona y fundador de la Universidad de Zaragoza), y la Casa Codera (siglo XIX, casa natal de Francisco Codera Zaidín, un insigne arabista).
También son destacables el antiguo Hospital de Santa Ana (siglos XIII/XV), y la Fuente d’Abaix con su arco conopial y que ha sido incluida recientemente en el catálogo de Lugares de Interés Geológico de Aragón.
Fonz tiene, además, una serie de hijos ilustres que bien conviene recordar, aparte de los ya nombrados Pedro María Ric y Monserrat, Pedro Cerbuna del Negro o Francisco Codera y Zaidín, como son: Francisco Antonio de Ejea (siglo XVII – Gobernador de Manila); Miguel Esteban Ric y Pueyo de Urdiés (siglo XVIII – escritor); Antonio Cosin (miembro del Consejo Real); José de Citué y Coll (siglo XVI – Fiscal de las Indias); Ruperto Fuentes Vergara (siglo XIX – General); Enrique Otal Ric (siglo XIX – Embajador en Chile y China); Joaquín Manuel de Moner y de Siscar (siglo XIX – Historiador); José María Llanas Aguilaniedo (siglo XIX – Escritor, periodista y crítico literario); Francisco Otal y Valonga (siglo XIX – Heraldista, Barón de Valdeolivos); Irene Monroset (siglo XX – Farmacéutica, descubridora de la mercromina); Laureano Castán Lacoma (siglo XX – Obispo); Pilar Coll (siglo XX – Misionera laica).
Como ya he manifestado en otras ocasiones, la villa de Fonz es un bonito conjunto monumental que bien mercería una especial atención y dedicación, pues es un lugar que acumula mucha historia con unos edificios emblemáticos que merecen ser conservados y cuidados con sumo esmero.