Ruta entre Benabarre y Laguarres
Agradable paseo realizado el 12 de noviembre de 2014, entre las poblaciones de Benabarre y Laguarres, utilizando la antigua vía de comunicación entre Benabarre y Roda de Isábena, que, actualmente, corresponde al trazado del GR 18.1
Iniciamos la caminata en el casco urbano de Benabarre, actual capital histórica-cultural de la Comarca de Ribagorza y antigua capital del Condado de Ribagorza, que tanta importancia tuvo en la conformación y posterior desarrollo del antiguo Reino de Aragón.
Nos dirigimos hacia la ermita de San Medardo, patrono de Benabarre, que se halla emplazada en un bello lugar, cuyo edificio es de planta octogonal y está rematada con una cubierta de pizarra. Dentro de la propia ermita, brota un manantial de agua y sale al exterior a través de dos cabezas de bueyes en bronce. (Cuenta la leyenda, que unos bueyes de un Más cercano, el de Piniés, cuando quedaban libres de su yugo, iban a dicho lugar y escarbaban la tierra con su testuz, desenterrando una caja con los restos de San Medardo donde brotó a continuación una fuente).
A muy poca distancia de la ermita de San Medardo, se hallan las ruinas de lo que fue un antiguo, próspero y muy afamado cenobio, el Convento de Linares. Tan sólo quedan unas pocas paredes en pie, habiendo desaparecido la techumbre de la iglesia y todo lo que, en su día, fuera el edificio principal y su claustro. Este Convento, como muchas otras propiedades del entorno eclesiástico, sufrió los efectos devastadores de la desamortización de Mendizabal en el siglo XIX.
Este Convento, fue fundado a principios del siglo XV por los Condes de Ribagorza, siendo sede de monjes benedictinos venidos desde Mallorca.
Reanudamos la ascensión al Coll de Laguarres, y nos encontramos con el deshabitado Más de Cerillo, así como con un azud que conforma un pequeño embalse de agua de igual nombre, para, posteriormente, coronarlo y contemplar las bellas vistas del valle del río Isábena.
Una vez coronada la sierra del Castillo de Laguarres, iniciamos el descenso por camino de prolongada y fuerte pendiente, además de estar muy erosionado y lleno de cantos rodados que nos hacían dificultoso transitar con normalidad.
Al final, llegamos al pueblo de Laguarres, objetivo de nuestra caminata de hoy, no sin antes haber podido disfrutar de las excelentes vistas que nos ha ido deparando el escarpado camino de bajada desde el Coll, tanto del valle del Isábena como de los macizos de El Turbón, Cotiella y el Morrón de Güell.