Las salinas de interior
(En Salinas, “Fotos del Patrimonio. Nuestro Patrimonio Cultural”, se pueden ver más imágenes al respecto)
La sal es imprescindible para la vida, es necesaria para el desarrollo de funciones vitales, y tanto el hombre como los animales han necesitado obtenerla ya sea de forma natural o artificial. Su producción y su posterior consumo, han servido para potenciar las actividades sociales y económicas, además de la fuerte carga simbólica que arrastra consigo respecto a lo cultural o creencias en todo el mundo.
Este producto se ha utilizado como elemento de trueque o de intercambio e incluso como unidad monetaria; se ha usado, además, para la conservación de alimentos (carnes y pescados), para la transformación de lácteos y aceites, para la preparación de los encurtidos, para el tratamiento de cueros y pieles, para deshacer las placas de hielo, para realizar procesos de descalcificación, para la producción de energía, y para otras muchas más cosas.
Para el desarrollo del tema que nos ocupa, voy a centrarme, prácticamente, en lo que son las explotaciones salineras de interior, también llamadas “salinas de manantial” o “salinas continentales”.
En muchos de los casos, el funcionamiento de las salinas pudiera remontarse a la época de la dominación romana; no obstante, existe también la certeza de que el uso de la sal es mucho más antiguo, incluso de tiempos prehistóricos, por lo menos desde los primeros tiempos de la edad de los metales, aunque hay quienes aducen que nos tendríamos que remontar a los primeros tiempos del Neolítico. Todo parece indicar, que los primeros usos o aprovechamientos, pueden estar relacionados con las primeras crías de ganados en las zonas interiores, pues, en las zonas costeras la actividad recolectora era de un uso más o menos constante.
Por otra parte, si analizamos la toponimia de este substrato salino podremos apreciar que ésta llega a ser muy abundante, tanto en lo referente a nombre de poblaciones: “Peralta de la Sal; Salinas de Hoz; Salinas de Trillo; Gerri de la Sal; Poza de la Sal; Salinas de Jaca; Salinas de Sin; …..”, como a la señalización o indicación de otros lugares geográficos, tales como: “Barranco de las salinas; Barranco del agua salada; La salada; Camino de la sal; Fuente salada; …….”. Ello nos da una idea de la importancia de este producto en nuestro contexto diario.
Ubicación
En España se representa una gran variedad y abundancia de paisajes salinos, considerada como única en el mundo (salinas, lagunas, fuentes y ramblas saladas, minas de sal, etc.). La ubicación de estos lugares de la sal son de una gran diversidad, desde el nivel del mar hasta altitudes que pueden llegar a alcanzar los 1300/1500 metros, algunos de ellos situados en laderas de montañas a modo de terrazas de cultivo, otros en el fondo de los barrancos, en la cercanía de los ríos, en grandes planicies, etc.
Se han llegado a contabilizar hasta más de 250 las salinas de interior que llegaron a estar en explotación en lo que es la Península Ibérica, aunque, al día de hoy, son muy pocas las que siguen funcionando. El origen de las mismas se debe al llamado Mar de Thetys, que hace más de 200 millones de años, durante la era Mesozoica, en el Triásico Superior, llegó a cubrir una buena parte de la Península; dados los procesos cíclicos de evaporación y reinundación que dicho mar iba teniendo, fueron formándose unas gruesas capas de sal sobre el suelo, que los movimientos tectónicos se encargarían de fragmentar posteriormente e ir cubriendo de un suelo más joven. Las sucesivas capas freáticas, por debajo de las sales, se ocuparon de hacer el resto, al fracturar y proceder a la disolución de las sales dando lugar a la aparición de manantiales naturales de salmuera.
La parte oriental de la Península Ibérica, es la que mantiene un mayor censo de salinas de interior (Andalucía, Aragón, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Navarra, Murcia y País Vasco), por lo que, es evidente, el solapamiento entre los lugares salineros y la ubicación del Mar de Thetys durante el Triásico Superior. Muchas de estas salinas, se hallan en las depresiones de los grandes ríos, Ebro, Tajo, Guadalquivir, Guadiana o el Júcar.
Importancia socio-económica
La explotación de la sal tiene una gran significación para el conocimiento de la relación del hombre con el entorno físico que lo rodea, máxime si se tiene presente que, al ser un producto natural que permite la creación de grandes volúmenes excedentarios, puede llegar a comercializarse y aparecer en la historia de la humanidad en fechas muy tempranas. Las actividades primarias, de tipo económico, que llegan a generar las producciones salineras, resultan ser unas claras expresiones de unas determinadas formas de inserción del hombre en el medio.
Estas factorías, además de resultar muy interesantes desde el punto de vista cuantitativo, también lo son desde su diversidad, dada la gran variedad existente en lo referente a factores de tipo geográfico, topográfico, hidráulico o técnico. Las construcciones asociadas a una salina son de carácter práctico, en ningún momento fueron pensadas con criterios estéticos, sino más bien productivos.
En casi todos los casos, tenían una característica muy común, que no eran de grandes dimensiones superficiales, pues se trataban de pequeñas o medianas explotaciones, algunas de ellas todavía visibles y reconocibles en el paisaje actual. Por lo general, la productividad de las mismas, no parece que pudiera ser muy elevada, aunque, eso sí, todas ellas cumplían una similar función, cual era la de abastecer a los núcleos poblaciones, ya fueran urbanos o rurales, y también la de integrarse en las rutas ganaderas debido a la trashumancia que existía de corto o medio radio.
Características de la explotación
Los paisajes salineros se caracterizan por su horizontalidad, en algunos casos se llega a disponer el terreno hasta en terrazas a distintos niveles, para poder disponer de los estanques y eras para extender las masas de salmuera. La sal, debido a su histórica importancia socio-económica, ha propiciado una gestión territorial generadora de unos valores de tipos paisajísticos, sociales, ambientales o económicos, que le son muy característicos y propios,
En su conjunto, las construcciones de una salina, llegan a constituir unos complejos preindustriales de sumo interés, que, como en otros muchos casos, fueron evolucionando con el paso de los tiempos y de la experiencia adquirida. Una explotación salinera, consta de: “Manantial o de un pozo con noria y bomba”, “canalizaciones para el agua”, “concentradores”, “eras evaporadoras”, “cristalizadores”, “caminos interiores”, “almacenes”, etc. Aunque tampoco conviene olvidar el patrimonio intangible que puede llegar a suponer lo relativo al conjunto de las tradiciones, creencias o los distintos métodos de trabajo, amén de otras muchas cosas, que pueden llegar a surgir a partir de la actividad productiva y de la presencia salina en el entorno.
Situación actual
Actualmente, la inmensa mayoría de las salinas de interior se hallan abandonadas y algunas de ellas en un avanzado estado de deterioro. Son muy pocas las que todavía mantienen actividad. En el último siglo, la sal común ha dejado de tener el importante valor que antaño poseyó, pues la invención de otros métodos de conservación de los alimentos han acabado con esa función tan esencial en otros tiempos de la sal, aunque, sin embargo, hoy en día proliferan sus aplicaciones industriales.
Las causas del abandono, pueden responder a factores de diverso índole, pero se pueden resumir en tres grandes grupos: “de tipo medioambiental”, “social” o “económico”.
En lo referente a las razones de tipo “medioambiental” son debidas, fundamentalmente, a que se asientan sobre unos terrenos generalmente poco adecuados para el cultivo, donde apenas hay pastos y la vegetación es muy escasa. Al necesitar la acción del sol, simultaneada con la del viento, para conseguir una adecuada evaporación del agua, suponía tener un ambiente seco y unas temperaturas elevadas, que en el interior de la Península Ibérica solo se dan durante los dos o tres meses de verano, lo cual coincide justo con las épocas de mayor riesgo de tormentas, esta dependencia metereológica, las hace muy vulnerables y poco competitivas ante las salinas costeras o las minas que funcionan todo el año.
Respecto a las causas de tipo “social”, ha ocurrido lo mismo que a la mayoría de los oficios artesanales en la segunda mitad del siglo XX, en que se fueron abandonando muchas de las tradicionales actividades. Las salinas, al sufrir el abandono y la dejadez, son pasto hoy en día de los matorrales, y en una buena parte de los casos, han caído en el olvido y, salvo algunas excepciones, no gozan de ninguna protección natural o cultural.
La escasa competitividad “económica” fue otra de las causas que también contribuyó a la decadencia e inoperatividad de estas antiguas explotaciones; la escasa eficiencia en los tradicionales procesos, al requerir más mano de obra, y la obtención de un producto final que no guardaba los aspectos que requerían los consumidores, fueron también muy determinantes, además de no saber, o no querer, poner en valor unas producciones por parte de sus propietarios mediante unas adecuadas políticas de inversiones.
Patrimonio amenazado
Abandonar esta actividad salinera, constituye una gran amenaza para los valores naturales del entorno, aunque, no obstante, este no es un fenómeno reciente. Las instalaciones de producción de sal han sufrido importantes avatares a lo largo de la historia, con aperturas y cierres sucesivos, tanto de grandes como de pequeñas instalaciones, según interesara a los centros de poder que manejaban la obtención, distribución, comercialización y fiscalidad del producto final. (A modo de ejemplo, se puede hacer referencia a la tasación irregular de la sal que se produjo en Francia y que dio lugar a importantes desigualdades sociales y económicas, que finalmente desembocaron en la Revolución Francesa).
Afortunadamente, y solo para algunos casos, los cambios sociales y económicos, están promoviendo unas nuevas perspectivas y demandas relacionadas con el uso público y el turístico, abriendo unas nuevas vías para su puesta en valor y que van a reforzar el interés económico del entorno de los espacios salineros.
Buenas razones que pueden invitar a la recuperación y explotación de estas salinas de interior, para mantener vivos los oficios tradicionales asociados, además de poder ser generadores de empleo, son la obtención de productos alternativos (algas, barros, alimentos para peces). Otras buenas razones, pueden ser las que se logren con sus transformaciones adecuadas al sector turístico (baños, centros de interpretación, auge de las visitas, productos agroalimentarios de calidad).
La recuperación de las salinas de interior, deben contar con un fuerte apoyo institucional y un adecuado instrumento de planificación estratégica, lo que en la actualidad no ocurre, pues, aun cuando algunas hayan podido ser declaradas como Bienes de Interés Cultural o Patrimoniales, no es de recibo la situación tan decadente y de dejadez en que se encuentran, es preocupante la serie de amenazas que se ciernen sobre estos lugares, en cuanto a ignorancia, indiferencia y desidia, no ya tan solo por parte de sus propietarios o gestores, sino también por la administración y sus legisladores.
El abandono de la actividad salinera, conlleva que los ecosistemas salinos se enfrenten a todo tipo de amenazas. Los cambios de uso del suelo, bien por intensificación de la agricultura o la ganadería en terrenos adyacentes o bien por presión urbanística, suelen hacer desaparecer por completo las condiciones salinas en el entorno físico, impidiendo la posterior regeneración del hábitat. Antaño, también se practicaba el drenaje y la desecación de estos humedales, en aras de una mejora de la salud pública al considerar que eran lugares insalubres. Uno de los retos de la actualidad, es el llamado cambio climático, el cual amenaza con desecar los manantiales de salmuera de interior e incluso inundar las salinas costeras.
Si no se toma algún tipo de medidas, sobre todo por parte de la Administración, pronto caerán en el más absoluto y oscuro de los olvidos.
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BIBLIOGRAFÍA:
. Katia HUESO y Jesús F. CARRASCO (2006). Las salinas de interior, un patrimonio desconocido y amenazado. De Re Metallica, 6-7, p.p. 23-28.
. Alberto PLATA MONTERO (2009). Arqueología de las salinas. El método de estudio de un paisaje cultural construido. Kobie (serie Paleoantropolía), Bilbao. Bizkaiko Forn Aldundia – Diputación Foral de Bizkaia. Núm. XXVIII, p.p. 255-xx.
. José Mª GÓMEZ ESPÍN, Ramón MARTÍNEZ MEDINA, Encarnación GIL MESEGUER, Salvador GIL GUIRADO, Gustavo BALLESTEROS PELEGRÍN (2010). Capital territorial de las salinas. Valoración ambiental y turística. Gran Tour: Revista de Investigaciones Turísticas núm. 2, p.p. 41-61. Escuela Universitaria de Turismo. Universidad de Murcia.
. Jesús Fernando CARRASCO VAYA. CONAMA 2012. Congreso Nacional de Medio Ambiente. La actividad productiva como sostén directo de un paisaje y su biodiversidad: El caso de la producción de sal por evaporación solar. Institución: Asociación cultural Amigos de las Salinas de Interior. Otros autores: Katia HUESO KORTEKAAS.
. José Ramón LÓPEZ DE LOS MOZOS JIMÉNEZ. El ocaso de las salinas de interior en la provincia de Guadalajara. Revista de Folklore, núm. 391, p.p. 26-39.
. Katia HUESO KORTEKAAS y Jesús F. CARRASCO. Iniciativa de recuperación de salinas de interior en España. Asociación de Amigos de las Salinas de Interior.
. Antonio MALPICA CUELLO. La explotación de la sal en el marco de la economía del reino nazarí de Granada. Sal y salinas: Un gusto ancestral. p.p. 59-67.
Santiago Noguero Mur – noviembre 2014
Me ha parecido práctico tu artículo pero veo que no mencionas nada de Poza de la sal en Burgos y actualmente una parte funciona en verano
Buenas tardes de Francia,
acabo de leer su entrada ” Las salinas de interior ” Muy interesante, gracias para las informaciones presentadas.
Ud. escribe : “Las construcciones asociadas a una salina son de carácter práctico, en ningún momento fueron pensadas con criterios estéticos, sino más bien productivos.” Supuestamente, se refiere a lo que ocurrió en España. Sin embargo, tenemos en Francia al menos un ejemplo de edificación pensada con criterios claramente estéticos. Se trata de la Salina Real de Arc-et-Senans. La construcción comenzó en 1775 durante el reinado del rey Luis XVI. ( https://es.wikipedia.org/wiki/Salina_Real_de_Arc-et-Senans )
También Ud. menciona ” tasación de la sal en Francia ” Es interesante notar que el impuesto sobre la sal se llama en francés : ” gabelle ” y aún hoy día el ” gabelou ” es el que familiarmente se llama un agente de la aduana. ¡ Claro que cobra los impuestos sobre mercancías !
Atentamente W.B.
Gracias por sus comentarios.
Interesante su información.
la nota que publicaste me fue demasiado util, voy a aprovecharla y mandarsela a un amigo por fb que estaba buscando lo mismo, muchas gracias por compàrtir la data 😀