Ruta por Monesma – Lagunarrota – Peralta de Alcofea
Paseo matinal por los municipios de Ilche y Peralta de Alcofea, entre las poblaciones de Monesma, Lagunarrota y Peralta de Alcofea, pasando por Monte Odina, sin ajustarnos a ningún recorrido previamente señalizado.
El itinerario de hoy, 22 de octubre de 2015, ha sido bastante asequible con una distancia de unos 14 kms., aproximadamente. Se han seguido caminos de rodadura que nos han llevado por unas extensas planicies, en principio de regadío y después de secano, en los que abundan los cultivos típicos de este tipo de superficies: en regadío, alfalfa, maíz, viñedos y frutales; y en secano, almendros, olivos y cereales.
La zona visitada se halla al sur de la Comarca del Somontano, entre el río Alcanadre (un poco más abajo recibe las aguas del río Guatizalema) y el barranco de La Clamor. El paisaje típico del Somontano se halla delimitado por la sierra de Guara al norte, las llanuras monegrinas al sur y encajonado entre los ríos Cinca y Alcanadre; lo que es el piedemonte de Guara, con sus cultivos de tipo mediterráneo, y los llanos fluviales que vienen a enlazar con la depresión del Ebro. Como vía de comunicación o enlace entre el Mediterráneo y el Atlántico, entre los Pirineos y el valle del Ebro o lo que es lo mismo entre la montaña y el llano, históricamente siempre ha sido un territorio privilegiado. Concretamente, nos hallamos en la zona por donde discurría el trazado de la vía romana antonina entre Ilerda y Osca.
Iniciamos el paseo en el pueblo de Monesma, perteneciente al municipio de Ilche, situado en lo alto de un cerro desde donde se pueden divisar unas extensas planicies, antaño llanuras decrépitas y desérticas en las que sólo se podía cosechar cereal y poco más, hoy reconvertidas en unas grandes masas de color verde gracias a su puesta en regadío y concentraciones parcelarias habidas, lo cual ha transformado profundamente el paisaje.
Por supuesto que todo el territorio se halla muy influenciado por las llanuras naturales y la sequedad propia de la Depresión del Ebro, con unos paisajes semiáridos en los que vienen destacando las cárcavas y unas muelas en los que la erosión ha venido trabajando a su gusto, en el que, además, sobresalen y hacen acto de presencia unos cerros testigos a modo de miradores, tales como son los de Berbegal y Terreu o el mismo Pueyo de Barbastro.
Monesma, tiene un bello templo de estilo románico, con advocación a la Inmaculada, del siglo XII. Por el exterior de su ábside destacan unos canecillos moldurados y una pequeña ventana decorada con dos arquivoltas. En sus alrededores, se hallan la ermita de Santiago y el Pozo-Fuente más conocido como “el pozo de la cabañera” (Como ya he venido relatando en otras ocasiones, los Pozos-fuente, denominados también como las “catedrales del agua”, resultan ser unas ingeniosas soluciones a los problemas del agua, que vienen a aunar unos valores de ingeniería como arquitectónicos o de etnografía; gracias a estas excavaciones, se puede descender por unas escaleras de piedra, o previamente excavadas en la misma roca, hasta el mismo manantial subterráneo a unas profundidades de hasta más de 20 metros, cubiertos por unas bóvedas de sillería con arcos apuntados. Son de origen medieval, vinculados a la cultura árabe con una gran perduración, pues han venido sido utilizados hasta hace unas pocas décadas, la llegada del agua corriente a los edificios dejó prácticamente sin servicio estos pozos).
Una vez visitado Monesma, nos dirigimos hacía Monte Odina, una gran finca situada en pleno saso. Se suceden extensas superficies en regadío con cultivos de alfalfa, maíz, frutales, viñedos, forrajes, …. …. Cuando llegamos a Monte Odina, recordé el libro así titulado y escrito por Ramón J. Sender, nacido en Chalamera.
Cruzamos el Canal de Terreu y acometemos un fuerte desnivel para superar el escarpe que nos llevará a los terrenos de Lagunarrota, esta vez ya de secano, con grandes llanuras dedicadas al cultivo del almendro, olivo y cereal, en los que el mallacán hace acto de presencia representando una dificultad añadida en los trabajos agrícolas pues hay que retirar y limpiar estos campos pedregosos.
El camino que nos va a llevar hasta Lagunarrota, es un espléndido mirador de las sierras prepirenaicas y de las llanuras del Somontano así como de Monegros. Se divisan las tierras que limitan con las Comarcas del Cinca Medio, La Litera, Monegros, Hoya de Huesca e incluso la propia Ribagorza, además de la cercana Cataluña.
La entrada en Lagunarrota la hacemos a través de unos corrales y parideras, cuyas paredes están levantadas en mampostería con algunos fragmentos en forma de espiga. El pueblo tiene un aspecto bastante ordenado, con un trazado de calles en forma octogonal y unas compactas manzanas de pequeñas viviendas de altura similar. Su iglesia parroquial, de San Gil Abad (siglo XII), fue restaurada en la década de los sesenta del pasado siglo.
También posee dos Pozos-fuente, uno más bien pequeño en el centro del pueblo e integrado en lo que es la zona de la piscina y recreo, y el otro a las afueras, llamado el Pozo del Pinar.
El camino que nos va a llevar hasta Peralta de Alcofea (topónimo latino de “Petra Alta”, mientras que “Alcofea” nos recuerda a los tiempos en que estas tierras estaban dominadas por el Islam), discurre por unos terrenos suavemente ondulados, con una leve inclinación hacia el río Alcanadre, mostrándonos unos paisajes semiáridos que sólo al final, y ya llegando al pueblo, aparece de nuevo el regadío con grandes extensiones de maíz y de alfalfa; el canal de Pertusa es la arteria principal de este territorio.
En Peralta de Alcofea, destaca la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción, de principios del siglo XIII, declarada Monumento Histórico Artístico, con una gran portada abocinada en cuyo tímpano se refleja la escena de la Epifanía.
La puesta en regadío de extensas superficies de terreno, ha supuesto un fuerte revulsivo para lo que es la economía de la zona. El agua que parte del embalse de El Grado y también del pantano de Barasona, además de proporcionar una estabilidad en cuanto al consumo de agua de boca para los núcleos urbanos que conforman la Comarca ha posibilitado la puesta en riego de unas fértiles tierras en el bajo y medio Somontano, mediante el trazado de canales y acequias y la construcción de pequeños embalses. Todo ello ha posibilitado un cambio económico y social que ha llevado a un aprovechamiento y potenciación de los recursos, con proyección al exterior.
De vuelta para casa, nos paramos en el pequeño núcleo de Permisán, para conocer el Castillo-Palacio, del siglo XVI, el cual se halla en estado ruinoso a pesar de estar declarado B.I.C. En sus orígenes formó parte de la Baronía de Francisco Altarriba y, posteriormente, de las baronías de Huerto y Almuniente. En la actualidad pertenece al Obispado de Barbastro. La iglesia parroquial se encuentra adosada al Castillo-Palacio.