Ruta de los aljibes y silos en Albelda
Ruta circular por Albelda, para conocer la ‘Ruta d’aljubs i sies’ (ruta de los aljibes y silos).
18-may-2015 – Distancia: 15’77 km – Desnivel acumulado: 137 m
Teníamos curiosidad por conocer lo que llegó a representar la “cultura del agua” en épocas pasadas por estos territorios de La Litera, hasta hace apenas un siglo muy faltos de este apreciable líquido elemento. La vida por estos parajes tuvo que ser especialmente dura, con escasez de lluvias y unos terrenos yermos y áridos, en los que predominan los yesos y las areniscas junto a las arcillas, con leves ondulaciones y unas más que pintorescas formaciones geológicas de piedra arenisca.
Desde épocas bastante remotas, el aprovisionamiento de agua para el consumo humano y el de los animales, se hacía aprovechando y recogiendo el agua de la lluvia caída en unos aljibes o aljubs, excavados en las formaciones de piedra arenisca a modo de unas pequeñas balsas o piscinas; se tallaban en la parte inferior de las rocas y mediante una serie de canales cincelados, que se adaptan a la formas de las paredes de piedra, iban canalizando el agua hasta el pequeño recipiente o cubículo.
Por otra parte, también existían los silos o sies, que consistían en unas oquedades excavadas en la roca y adaptados para conservar y proteger, precisamente de la lluvia y las humedades, los granos de cereal cosechados durante bastante tiempo. Estas cavidades tienen, aproximadamente, unos 80 cms. de agujero para poder acceder a su interior, y una profundidad de unos 3 ó 4 metros por unos 2 ó 3 metros de diámetro interior.
Estos silos o sies, se hallan ubicados a las afueras de la población, a veces con carácter aislado y en otras formando un conjunto, denominado siars.
La llegada del agua por estas tierras, allá por la primera década del pasado siglo, cambió radicalmente los usos y costumbres, los aljibes o aljubs cayeron rápidamente en desuso y los silos o sies no tardaron mucho tiempo en caer también el olvido. Todo ello conllevó un total abandono de estas antiguas construcciones y la degradación de todo su entorno. Afortunadamente, hace unos años hubo una recuperación de este interesante patrimonio etnológico garantizando, por el momento, su total conservación; no obstante, debo añadir que, en algunos casos, los aljibes o aljubs necesitan de una buena limpieza de maleza y que a los silos o sies se les debería dotar de una mejor protección y no superponer encima del orificio de entrada unas simples maderas que no eliminan el peligro.
Por sus dimensiones, destaca el siar del Camí Escombrius, una especie de de cueva excavada en una roca que podía servir como cobijo de una persona, muy posiblemente el que fuera guardian de todo el conjunto de sies.
Existen más de 20 aljibes o aljubs, en algunos de los cuales se esculpieron varios escalones para facilitar su acceso al interior para la recogida del agua o para su limpieza. Destaca el conjunto de los aljubs de Pedreula, con cuatro recipientes, así como el de Beca, el de Llusás, el de Yegües o el de Llong.
El Canal de Aragón y Cataluña, inaugurado oficialmente, en su primer tramo, el 2 de marzo de 1906, por Alfonso XIII, trajo consigo la transformación todo el territorio y el comienzo de una nueva época de gran desarrollo. La llegada del agua, supuso la transformación de toda una zona regable con los allanamientos del terreno, con la construcción de nuevas infraestructuras para el riego, la creación de comunidades de regantes y sus sindicatos de riego, y, además, supuso una gran transformación social en el uso y en las costumbres de la gente.
La población agrícola cambió su modo de vivir, además de poder regar las cosechas, se llega a facilitar los lavados de la ropa, mejorar las condiciones higiénicas y se erradican una serie de enfermedades originadas por la carencia y escasez del agua mejorando notablemente su calidad.
El Canal de Aragón y Cataluña, con una longitud de 124 kms, se solicitó formalmente su construcción a finales del siglo XVIII, y no fue hasta finales del siguiente siglo, el XIX, cuando se inició su construcción. Este Canal tiene su inicio en el Embalse de Barasona en el río Ésera, y, aproximadamente, a unos 80 kms., recibe un aporte de nuevos caudales del río Noguera-Ribagorzana desde el Pantano de Santa Ana, a través del llamado Canal de Enlace.
Este Canal, del que Joaquín Costa fue un firme impulsor, dispone de balsas o pequeños pantanos que se comenzaron a construir en las últimas décadas del pasado siglo XX, algunos de carácter particular y otros pertenecientes a Comunidades de Regantes, los cuales le dotan de una mayor flexibilidad a la hora de los suministros para el riego.
La construcción del Pantano de Barasona, en la pasada década de los años treinta, sirvió para dar una mayor consistencia y servidumbre al Canal de Aragón y Cataluña, el cual abastece a una superficie de regadío que supera las 105.000 Hras., dando servicio a 37 municipios y a varios miles de explotaciones agrícolas y ganaderas, además de cubrir las necesidades de más de 200 mil habitantes.
Para finalizar, llegamos de nuevo a Albelda y podemos asegurar que este recorrido no nos ha dejado indiferentes.