Ruta al Forau d’Aiguallut

Todo un clásico este itinerario dentro de lo que es el Parque Natural de Posets – Maladeta, coincidente con el S-2 Sendero geomorfológico Forau d’Aiguallut y que no es muy exigente en cuanto a esfuero físico, iniciándolo en el aparcamiento de los Llanos (1664 m) y con final en el Pla d’Aiguallut (2005 m), junto a la cascada del Forau d’Aiguallut.
La temperatura en el día de hoy, 15 de julio de 2015, ha sido muy elevada, a pesar de estar por altitudes que rondaban los 2000 metros, y, solo, al final del recorrido, cuando hemos llegado al Pla d’Aiguallut ha comenzado a correr una pequeña brisa refrescante; quizá sería por hallarnos a los pies del Aneto y su glaciar.
Hemos iniciado la caminata en la planicie de los Llanos del Hospital, por la margen derecha del río Ésera, cerca de donde vierte sus aguas el barranco de Gorgutes, dejando a nuestra izquierda, a media ladera, las ruinas de lo que fue el primer Hospital de Benasque (sobre este edificio ya se hizo referencia en la subida al Ibón de Gorgutes); antes de llegar a las ruinas de lo que fue el segundo Hospital, entre los siglos XV/XVI hasta que fue destruido por un alud en el siglo XIX, pasamos por delante del recinto Hostelero en que se ha convertido el actual Hospital de Benasque, cuyos inicios datan de mediados del siglo XIX y que fue construido para sustituir al derruido, unos años antes, por un alud en el que murieron varias personas.




Finalizado el recorrido por Los Llanos, acometemos la senda de subida que nos va a llevar al Pla d’Estañ, pasando antes por el desvío que conduce al Portillón de Benasque (2444 m). Como ya hemos relatado en otras ocasiones, el Portillón de Benasque, junto al Puerto Viejo o Biello (2666 m), el Puerto de La Glera (2367 m), y el Puerto de La Picada (2475 m), han sido antiguas vías de comunicación o pasos fronterizos durante muchos siglos, que se han utilizado para el paso de mercancías, tropas militares, personas exiliadas, maquis, contrabandistas, etc.


Antes de llegar al Pla d’Estañ, podemos apreciar los efectos devastadores de los aludes de nieve, que se han llevado por delante arbolado abundante, pino negro principalmente, además de remover el terreno y arrastrar grandes piedras.

Llegamos al Pla d’Estañ y lo que fue un antiguo ibón, actualmente casi colmatado, se ha convertido en una extensa pradera donde, por lo general, hay siempre pastando grandes vacadas. En la primavera, y por efecto del deshielo, aun se puede ver esta gran planicie rebosante de agua.




Por los alrededores de esta planicie, existe una cueva donde se han hallado restos del final de la Edad del Bronce, sobre el II o principios del I milenio a.C.

Antes de abandonar el Pla d’Estañ, ya próximos al refugio de La Besurta (1920 m), observamos como un helicóptero va haciendo continuos viajes de ida y vuelta al refugio de La Renclusa (2144 m), para el abastecimiento de víveres y trayéndose los contenedores de basura en los viajes de retorno. No es una cosa muy frecuente, ver las evoluciones de un helicóptero en plena montaña.




Desde el refugio de La Besurta, tomamos la senda que nos llevará hasta el Forau de Aiguallut, observando que también desde aquí parte un recorrido para visitar los ibones de Villamuerta, los cuales dejamos para otra ocasión.




El camino que nos conducirá al Pla d’Aiguallut, transcurre por lo que es la ladera izquierda del cauce seco del río Ésera, sobre un suave lecho fluvial de verde pradera, y donde se observan paredes de tipo calcáreo que forman extensos lapiaces con grandes surcos que estrían las rocas superficialmente.






Todo el recorrido está encajonado en lo que fue un antiguo valle glaciar entre las pronunciadas laderas de las Padernas (entre 2600/2800 m) y el pico de la Renclusa (2679 m) por un lado y las del Pico de la Picada (2594 m), La Mina (2704 m) , Salvaguardia (2736 m), La Montañeta (2558 m) y La Glera (2489 m) por el otro, cerrándose el circo por lo que son las imponentes laderas del Pico de Aneto (3404 m) y sus glaciares y la llamada Tuca de Aiguallut (2692 m). En la última glaciación, por este valle en forma de U, en artesa, se deslizaba un extenso glaciar, que llegó a alcanzar los 40 km. de longitud.


El Forau de Aiguallut, es una gran dolina receptora de las aguas que, provenientes de los barrancos de La Escaleta y Barrancs, atraviesan todo la planicie del Pla d’Aiguallut, y que van formando distintos meandros (el nombre de meandros, proviene del río Mendere, en Asia Menor).


Las dolinas son pequeñas depresiones cerradas, a veces en formas redondas o elípticas, que pueden llegar a tener hasta varios centenares de metros; las paredes que las circundan, tienen unas grandes pendientes, producto muchas veces por derrumbamientos. Se originan en terrenos que tienen un modelado kárstico (nombre que proviene de la región de Karst, en Istria, entre Eslovenia e Italia).




El salto del agua al “Forau” es una gran cascada que, dadas sus características, tiene una gran erosión remontante, y a través de un pequeño poljé discurre el agua hasta que desaparece por un sumidero y que, por medio de unas cavidades subterráneas vuelve a resurgir de nuevo en la cuenca del río Garona en el valle de Arán, en el Güell del Joeu. Los senderistas, a modo de protesta simpática y simbólica, acostumbran a arrojar una piedra a la sima del “Forau”, “a ver si se tapa”.




Una vez situados en el Pla d’Aiguallut, se observa claramente lo que es el circo de un glaciar, cerrado por la pronunciadas laderas del Pico de Aneto y de otros picos aledaños que superan ampliamente los 3000 metros; destacando, justo enfrente, el llamado Pico o Tuca d’Aiguallut, con su típica y afilada arista vertical que corona su cumbre a modo de farallón, que es una forma de gran belleza denominada “horn”. (El Monte Cervino, es el pico más famoso con arista de este tipo).




Ocasionalmente, en situaciones extraordinarias de lluvia, el “Forau d’Aiguallut”, a pesar de sus grandes dimensiones, se llena de agua y llega incluso a rebosar, vertiendo sus aguas por lo que es el antiguo cauce, que permanece seco casi siempre. Cuando ello ocurre, el río Ésera crece mucho de caudal y se producen unas riadas de gran poder destructivo aguas abajo.