Subida al Puerto de La Picada
De nuevo en pleno Parque Natural Posets-Maladeta, concretamente en los Llanos del Hospital (1785 m) en el Valle de Benasque,para acometer la subida al Puerto de La Picada (2475 m), también llamado el de los Araneses. Ha sido un camino de ida y vuelta, el cual hemos efectuado por la ladera llamada “ La Costera”, desde la que hemos podido disfrutar de una bellas vistas de todo lo que es el conjunto de las Maladetas y del pico Aneto, así como de sus glaciares.
El calor ha sido la nota predominante del recorrido, sobre todo hasta que hemos superado los 2000 metros, aproximadamente, sólo a partir de entonces la temperatura ha comenzado a ser un poco más benevolente, pudiendo disfrutar de alguna que otra pequeña corriente de aire que refrescaba el ambiente. De todas formas se nota la carencia de agua en la montaña, no hay humedad, el suelo está muy seco y la vegetación se resiente; las praderas de las alturas eran un color verde amortecido y daba la sensación de que estabas pisando paja más que hierba fresca.
Hoy, 13 de julio de 2015, hemos iniciado la ascensión al Puerto de La Picada desde el establecimiento hotelero de los Llanos del Hospital, por la margen derecha del río Ésera a través de una senda que nos llevará hasta el Pla d’Estañ.
Antes de llegar a la bifurcación de la senda, que por su parte izquierda nos conduciría al Portillón de Benasque (2444 m) (nosotros vamos a tomar la de subida por la derecha), hemos podido ver las ruinas de lo que fue el antiguo hospital de Benasque, que sustituyó, a partir de los siglos XVI ó XVII, al que se hallaba situado a los pies del camino de subida al Puerto de La Glera; dicho edificio fue destruido por un alud, donde murieron varias personas, en el siglo XIX, concretamente a principios de 1826. La ubicación del actual Hospital, que se ha reconvertido en la actualidad en un agradable y moderno recinto hotelero, se debe a la construcción de un nuevo refugio, a mediados del siglo XIX, que sustituyó al devastado por el alud.
Durante el recorrido, hemos podido ver los efectos devastadores que pueden producir los aludes sobre todo aquello que encuentra a su paso, principalmente en lo que respecta al arbolado, arrancándolo de sus raíces. Los aludes son unos desplazamientos de capas de nieve ladera abajo, debido a una sobrecarga accidental sobre los mantos, ya sea natural o asociada a otro tipo de causa provocada.
Habiendo llegado al Pla d’Estañ, se puede apreciar lo que es una cubeta de un ibón casi colmatado, producto del arrastre de sedimentos en las laderas que lo circundan. Actualmente, es una gran planicie de verde pradera, atravesada por una corriente de agua en forma de meandros, donde pastan las vacas tranquilamente. En primavera, coincidiendo con el deshielo, este antiguo ibón vuelve a estar rebosante de agua.
Los ibones, son unas antiguas cubetas sobre-excavadas por el glaciar y esculpidas por los hielos en las épocas de mayor extensión y expansión de los glaciares, bastante abundantes en la cordillera pirenaica, sobre todo por esta zona en la que sobresalen las altas cumbres. Cuando los hielos retrocedieron, quedaron al descubierto estas cubetas, las cuales fueron receptoras de las aguas provenientes de neveros o de glaciares situados a niveles superiores; por supuesto, todas estas cavidades, sufrirán una colmatación de forma natural. Según pueda ser su ubicación o altura, los ibones pueden llegar a estar helados durante una buena parte del año.
Desde este mismo lugar, parte una senda que por “La Costera”, y después de una prolongada subida, nos llevará hasta nuestro objetivo de hoy, el Puerto de La Picada. El ascenso es constante, con un desnivel superior a los 500 metros, pero muy entretenido, con unas vistas sobre el fondo del valle, así como del macizo de las Maladetas y el pico de Aneto y de los impresionantes glaciares que todavía perduran sobre sus laderas, aunque en continuo retroceso. Las vistas sobre el Forau d’Aigualluts y el fondo del valle son espectaculares, una zona de relieve kárstico donde las aguas del río Ésera desaparecen después de caer por una gran cascada (la próxima excursión va a ser a este lugar, por lo que haremos una debida exposición sobre el particular).
Cada vez se puede apreciar con mayor detalle, la huella que dejaron los glaciares a su paso por este valle pirenaico, coincidiendo con la última época de las glaciaciones, hace unos 45/50 mil años, modelando un paisaje muy típico de alta montaña con una morfología en forma de U, a modo de artesa, comenzando la cabecera en lo que es el circo del Pla d’Aigualluts con el trayecto encajonado y limitado por ambos lados, por una serie de crestas, picos y aristas más o menos continuadas, como puede ser el propio macizo de Las Maladetas (con alturas que superan ampliamente los 3000 m) y las crestas que van desde el Pico de La Picada 2594 m), Pico de la Mina (2704 m), Pico Salvaguardia (2736 m), etc.
Una vez hemos llegado al Puerto de La Picada (2475 m), las vistas son espectaculares a las dos vertientes, tanto sobre lo que es el valle que baja acanalado hasta Los Llanos del Hospital, como de la parte del Valle de Arán y de Francia.
Tenemos muy cerca el paso del Portillón de Benasque, entre el Pico de Salvaguardia y de La Mina, con su característica forma en V, destacando el tránsito de personas que iban de un paso a otro.
El paso de La Picada, fue un paso que se habilitó allá por los siglos XIV ó XV, conectando con el Valle de Arán y Francia. Muy cerca de aquí también tenemos otros pasos fronterizos que, a lo largo de la historia, también se han venido usando con frecuencia, como son: el Puerto Viejo o Biello (2666 m), el más antiguo de todos y que llegó a ser utilizado incluso por los romanos; el Puerto de La Glera o de Gorgutes (2367 m), muy utilizado durante la Edad Media; y el Portillón o Puerto de Benasque (2444 m), que se ha venido usando desde el bajomedievo. Todos estos pasos, durante muchos siglos, han sido utilizados por peregrinos, exiliados, emigrantes, contrabandistas, maquis, etc.
En la medida que hemos ido ganando altura, se ha podido apreciar el cambio de vegetación predominante, habiendo pasado de la típica subalpina, compuesta principalmente por el pino negro, para, a partir de los 2000 metros, aparecer la típica pradera del piso alpino, muy adecuada para la ganadería (los llamados puertos), desarrollada de forma natural como consecuencia de las características de tipo edáfico o topográfico, que dificultan el desarrollo de los bosques y facilitan el crecimiento herbáceo, como es el caso de las tuberas y zonas encharcables.
Las pizarras, las calizas, las areniscas rojas y los granitos, son los materiales más abundantes que conforman el núcleo de esta cordillera pirenaica, afloramientos que provienen de la era paleozoica, unos 500 mills/años. Los macizos graníticos, son los que tienen mayores altitudes (macizo de Las Maladetas, por ejemplo), debido a la elevada resistencia que tienen a la erosión.