Ruta por Berbegal y Selgua
Paseo matinal por la zona limítrofe de las Comarcas de Somontano y Cinca Medio, entre las poblaciones de Berbegal y Selgua, pasando por la ermita de Santa Agueda y el pequeño pueblo de Ilche. Hemos comenzado la caminata por el GR-45 y hemos acabado por el antiguo trazado de una antiquísima “calzada romana”, que correspondía a la vía que unía Tarraco con Asturica, y que, actualmente, es considerada como “Camino de Santiago”. Este recorrido, lo he incluido dentro de la Comarca de El Somontano, y no en el de Cinca-Medio, dado que el tramo de recorrido ha sido mayor por El Somontano.
El día amenazaba lluvia, con unos negros nubarrones sobre nuestras cabezas, pero al final no ha sido necesario protegernos.
El recorrido de hoy, 4 de mayo de 2015, se ha iniciado en Berbegal, a los pies de la Colegiata de Santa Maria La Blanca (siglo XII). El pueblo de Berbegal, por donde pasa el Meridiano de Greenwich, se halla ubicado sobre un cerro testigo siendo un excelente mirador, que compite con el del cercano monasterio de El Pueyo y el de Terreu en mantener unas vistas espectaculares sobre las llanuras del Somontano, del Cinca medio y del cercano Monegros. La tipología del casco urbano, que se puede apreciar estuvo amurallado, es típicamente medieval y gira en torno a la plaza donde se halla ubicada la Colegiata.





Antes de abandonar la plaza, nos encontramos con un tronco de árbol con el que se había conmemorado la Festividad de los Mayos, cuya celebración primaveral se hace coincidir con el primer domingo de mayo. El origen de esta festividad se remonta a épocas muy remotas y a antiguas civilizaciones.

A través de la “calzada romana”, según nos dicen las señales de indicación, nos dirigiremos hacía la ermita de Santa Agueda (siglo XII), que ha sido restaurada hace unos años. Esta antigua calzada, denominada “Vía de Antonino”, data de los primeros tiempos de nuestra era y unía Ilerda con Osca (cuya distancia era de 69 millas), y corresponde al tramo 4 entre Selgua y el Alcanadre de 35 millas, concretamente entre las millas 247 y 282.
La situación de esta primitiva vía de comunicación deja bastante que desear y no tienen ningún tipo de mantenimiento, más bien, en uno de los tramos, se ha recebado todo el camino con una buena capa de tierra, por lo que los vestigios, si es que quedaban algunos sobre todo en cuanto al empedrado se refiere, habrán terminado por desaparecer. De todas formas, dadas las obras realizadas en las últimas décadas, en cuanto a carreteras, construcción de canales de agua, explanaciones agrícolas y la puesta en riego de los terrenos, de la primigenia “calzada romana” poco queda ya, a pesar de que es continuamente reflejada en las tablillas de direcciones.
















Resulta agradable poder comprobar que, unos terrenos que a mediados del siglo pasado eran eriales y semidesérticos, gracias a la acción de la traída de las aguas y su puesta en riego, se han reconvertido en unas auténticas zonas verdes, con grandes extensiones de producciones de alfalfa y de maíz. El agua es canalizada a través de varios canales o acequias, como el de Terreu o de Selgua, los cuales se surten de la rama principal que no es otro que el canal del Cinca con origen en el embalse de El Grado.


El pueblo de Selgua es, quizás, más conocido por su famosa estación, la cual dista unos 3 ó 4 kms. de su núcleo urbano. Esta estación ferroviaria, antiguamente era un gran centro de recogida de cereales de la zona y era el nexo de unión con la ciudad de Barbastro en cuanto a tránsito de trenes de pasajeros o mercancías se refiere.



Sobre un cerro cercano a la población, se levanta una pequeña ermita, San Salvador, la cual, al parecer, tiene unos orígenes bastante antiguos, aunque desde fuera no lo parezca, pues, sufrió las consecuencias negativas de la pasada contienda civil. A pocos metros, en sus laderas, hay excavadas trincheras.
