Ruta de ascensión al Pico Campanué
¡Descubriendo La Fueva!… (III)
Ruta circular con inicio y final en el pueblo de Rañín, con ascensión al Pico Campanué y pasando por despoblados, ya arruinados del todo, que formaron parte del antiguo Pallaruelo/Pallargüelo de Monclús y que, en su día pertenecieron a la Baronía de Monclús.
7-dic-2019 — Itinerario: 18’14 km — Desnivel acumulado: 920 m
Buen recorrido por las estribaciones del Pico Campanué (1549 m), el punto más alto de la Sierra de Pallaruelo/Pallargüelo que viene a separar las Comarcas de Sobrarbe y Ribagoza, las cuencas de los ríos Cinca y Ésera. Una sierra que une las llamadas Sierras Interiores con las Sierras Exteriores, atravesando de norte a sur, junto con su prolongación en la Sierra de Torón, lo que es la Depresión Media Prepirenaica. (Las llamadas Sierras Interiores, son esa imponente barrera calcárea al sur de la Zona Axial, dispuesta en el sentido oeste – este, y de las que forman parte los macizos de Cotiella y El Turbón. En cuanto a las Sierras Exteriores, corresponden a la alineación más al sur que es muy clara y de gran continuidad en las zonas central y occidental, aunque de no mucha relevancia topográfica, como pueden ser las sierras de La Carrodilla, Ubiergo y de Arbe).
Al inicio de la excursión, en Rañín, la mañana era fría y húmeda y el fondo del valle de La Fueva se hallaba cubierto de un mar de nubes y con el suelo vestido de blanco por la escarcha. Como eran las primeras horas de la mañana, el ambiente era un tanto gris, pero a medida que ganábamos altura la visibilidad mejoraba y con una vista privilegiada del paisaje. La Fueva se hallaba embadurnada de nubes simulando olas con sus jirones y altibajos —un fenómeno meteorológico que se produce con frecuencia en esta depresión de La Fueva—.
Ante nosotros, unas pronunciadas laderas como si de grandes velos o manteles tapizados de verde se trataran, descendiendo desde lo alto de la cumbre con sus pliegues y arrugas y que dan forma a los barrancos. Carrascas, pinos, robles, arbustos, zarzales, … es la vegetación que predomina.
Gracias al track hemos podido dar con el inicio de la senda, junto a la pista que lleva a la Collada Fornosa y Rolespé. Una serpenteante senda entre el arbolado, con periódicos hitos de piedra señalizando el camino, nos invita a seguir adelante, el bosque nos daba su bienvenida. Durante la subida, me vino a la memoria aquella frase de León Tolstói: <hay quien cruza el bosque y solo ve leña para el fuego>. Adentrarse en la espesura representa encontrar cosas que nunca antes habías visto o no te esperas. ¿Cuántos árboles son necesarios para formar un bosque?…
La empinada subida entre la espesa vegetación, nos permite disfrutar de las excelentes panorámicas que, poco a poco, se van abriendo ante nosotros. El sol gana protagonismo y las nubes, que antes estaban pegadas al suelo, van desapareciendo. Abrumadoras vistas tenemos del cercano macizo de Cotiella, la sierra Ferrera, la Peña Motañesa o de la sierra de Guara en lontananza. El último tramo de la subida, lo hemos superado gracia al track que llevábamos de la ruta, pues, no estaba muy claro el recorrido y alguna pequeña equivocación teníamos.
Pasar por la carretera y ver al Pico Campanué, ¡altivo y desafiante!, haciendo las veces de guardián del Collado de Foradada (1020 m), nexo de unión entre las Sierras de Pallaruelo/Pallargüelo y Ferrera —lugar de paso que une a las tierras de Ribagorza y Sobrarbe—, se había convertido en un reto. Alcanzar su cumbre fue una gran satisfacción.
Es materialmente imposible describir en unas pocas líneas el conjunto paisajístico que disfrutamos, de muy difícil parangón. Invitaba a extender la mano para intentar alcanzar los macizos del Turbón y Cotiella y poder tocarlos, invitaba incluso a dudar de nosotros mismos, de la belleza disponible. Además de los ya citados, las sierras de Esdolomada, Murillo, Cervín, Baciero, Chía, Ferrera, Peña Montañesa, Gabardón, Guara, … así como los inconmensurables Picos de Posets y Aneto como telón de fondo, estaban a nuestra disposición, ¡todos estaban allí!… para nuestro gozo.
(Según Bienvenido Mascaray, Campanué/Campanuel, puede significar: ‘campos de toda clase de comida de los rebaños’. —Kanpa: ‘campo o extensión de tierra’; Anu: ‘toda clase de comida que se da al ganado’; Ele: ‘rebaño, ganado. Kanpa-anu-ele > Kanpanu-ele > Kampanuel(e) > Campanué/Campanuel—).
Cerramos la circular bajando por la pista rodada que discurre por la loma de la sierra de Pallaruelo/Pallargüelo (PR-HU 190) en la que, en rápida caída, se vienen a insertar los caseríos de La Ixantigosa y Rolespé (ver post de la ruta a este despoblado). Hacia el este tenemos la depresión del valle del Ésera y al oeste una amplia costera drenada por buen número de barrancos que desembocan en el barranco de Formigales o directamente en el río Usía que drena La Fueva.
Por la ladera de poniente, se hallan los pueblecitos abandonados y arruinados de La Torre/A Torre, Lavilla/A Billa y Solanilla/Solaniella, por los que pasaremos, existen unos arroyuelos bien visibles y otros que no lo son tanto pero sí son audibles, que descienden de barrancos y pequeños vallecillos para acabar en el arroyo principal, por lugares abundantes de piedras, zarzales y otros arbustos, además de un exuberante arbolado.
Se pueden apreciar pequeñas fajas que, en su tiempo estuvieron cultivadas, pero que hoy están tomadas por la vegetación, unos campos en los que la maquinaria no llegó a entrar. Antiguamente, por aquí abundaría el ganado ovino y caprino, además del vacuno. También hay algunas ruinas de corrales.
Buen número de pistas, algunas ya intransitables, cruzan la sierra en distintas direcciones, recordando los tiempos en que por estos montes se hacían cortes y sacas de madera intensivas y a las prospecciones petrolíferas que por aquí se realizaron en los años sesenta.