Ruta Circular por San Pelegrín – Mesón de Sevil
Una vez más, y no creo vayamos a cansarnos de ello, por lo menos mientras podamos, nos hemos acercado hasta la sierra de Guara, que guarda en sus entrañas unos espectaculares y profundos barrancos, donde se dan toda clase y variedad de paisajes de gran belleza plástica, en los que la erosión ha venido actuando de una manera implacable sobre la piedra caliza, principal roca de tipo sedimentario que predomina en lo que es este territorio.
El itinerario de hoy, 18 de noviembre de 2015, que ha sido de tipo circular, de unos 13’5 kms. y alrededor de cinco horas de duración, lo hemos iniciado en el pequeño pueblo de San Pelegrín (perteneciente al municipio de Alquézar) dirigiéndonos al Mesón de Sevil a través de la antigua Cabañera de Mequinenza a Broto; la ubicación de este antiguo Mesón es todo un observatorio paisajístico de los somontanos de Huesca y de Barbastro, así como de la contigua y paralela sierra de Balced, la formación geológica del Huevo de Morrano y de los cercanos picos que son el techo de Guara (Cabezo -1870 m-; Tozal de Cubilars -1945 m-; Punta de Ballemona -1867 m-; o el Tozal de Guara -2077 m-) y desde allí nos dirigimos hasta el Cerro de Quizáns, lugar donde existen unos abrigos con pinturas rupestres, pero habiendo pasado antes por los Pozos de Nieve de Campoluengo o del Tito y por el desvío que conduce a Chimiachas (otro abrigo de covachas en los que se existen también representaciones murales rupestres, en el que destaca su famoso ciervo). Desde el Cerro de Quizáns, iniciaremos el descenso hasta la pista que nos llevará de vuelta al pueblo de San Pelegrín.
Nos hallamos en lo que es el Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, y dentro de lo que son los confines del denominado Parque Cultural del Río Vero. Concretamente, lo que es la Sierra de Sevil (Tozal de Sevil 1378 m).
Junto al pequeño templo de San Pelegrín, de advocación a la Natividad de la Virgen, comenzamos la caminata por lo que es la antigua Cabañera de Mequinenza a Broto, que nos llevará en un largo ascenso, con un desnivel bastante aceptable, hasta lo que fue el Mesón de Sevil, un lugar que servía de descanso y acogida para aquellos pastores u otras personas que se veían en la necesidad de recorrer estos parajes (Sevil fue una antigua aldea, hoy desaparecida, de la que quedan todavía algunos restos).
La Cabañera, en su ascenso, nos llevará por entremedio de lo que es una especie de vaguada, en el que, además de campos de labor y nuevas plantaciones de carrascas truferas, podemos ir observando la existencia de unas decadentes y ruinosas majadas o apriscos donde se recogían de noche los ganados y servían de resguardo a los pastores. Ambos lados de la Cabañera, tienen una muy abundante y copiosa vegetación arbolada, ya sea por unas laderas pobladas de encinas o por extensas repoblaciones de pinos, lo cual hace muy vistosa su ascensión; también, y a medida que vamos ganando altura, se empiezan a ver las extensas llanuras de los somontanos que, en el día de hoy, no pueden apreciarse en toda su intensidad por hallarse algo cubiertos por la niebla.
Las Cabañeras (“Cañadas” en Castilla), son antiguas vías pecuarias de trashumancia entre el llano y la montaña, en este caso entre el Pirineo y el valle del Ebro, que se han venido utilizando desde épocas remotas hasta bien entrado el siglo pasado, en que empezaron a decaer y perdieron la importancia que antaño tenían. Durante la primavera el ganado ascendía a los altos para pacer en los prados, y en el otoño, antes de los fríos, bajaba a las tierras más cálidas del valle; proceso que se fue repitiendo año tras año, durante muchos siglos, llegando a conformar la vida y la sociedad de los pueblos. Estas otrora importantes vías de comunicación, transcurrían por hábitats diversos, de gran riqueza floral o faunística, por grandes zonas de humedales o por extensas y secas llanuras. Durante mucho tiempo actuaron como rutas de penetración y difusión de culturas o manifestaciones folklóricas (músicas o bailes, relacionas con la vida pastoril) así como de intercambios comerciales, desarrollando, a su vez, unas características propias y artesanales de productos relativos al pastoreo (esquilas, cuchillos, collares de madera decorados, tijeras, prendas de vestir para los pastores, calzado, …. ….), además de la transmisión de mitos o determinadas creencias relacionadas con los malos espíritus, las tormentas y las enfermedades.
Durante el trayecto de las Cabañeras o Cañadas, existían lo que eran los descansaderos (hoy prácticamente desaparecidos), mesones, abrevaderos, majadas, contaderos, puentes, casas de esquileo, lavaderos de lana, sociedades ganaderas, triaderos (cuando el ganado era de varios propietarios y era necesario diferenciar el ganado según su pertenencia), aprovechamientos de recogida del estiércol, etc. Sin embargo, su original anchura del trayecto, se ha ido recortando en beneficio de las fincas colindantes o por la propia expansión urbana, a medida que han ido cayendo en desuso.
La Cabañera que nos ocupa, entre Mequinenza y Broto, atraviesa la Comarca del Somontano desde Peralta de Alcofea hasta el Tozal de Sevil, para luego adentrarse ya en terrenos del Sobrarbe por las tierras de Sarsa de Surta, siempre por la sierra de Sevil. Además de Peralta de Alcofea, otros pueblos o municipios que atraviesa son, por ejemplo, Lacuadrada, Ponzano (ermita de San Román), Alberuela de Laliena, Radiquero, San Pelegrín o Sevil (Adahuesca), todos ellos visitados en las distintas caminatas que hemos venido realizando.
A su paso por Adahuesca, al lado de la Cabañera y en una encrucijada de caminos, existe una cruz (“”Crucelós””), a cuyos pies existe un montículo de piedras, que rememora a las “”Abuelas de Sevil””, donde, según la tradición, fueron enterradas dos abuelas que huían de la aldea de Sevil la cual había sido azotada por la peste y sobre las que existe una vieja leyenda. En el mes de mayo (el día 20), se celebra el “día de las abuelas”, y se organiza una romería a este lugar.
Una vez hemos llegado al antiguo Mesón de Sevil, hoy reconvertido en un albergue montañero sin vigilancia, cogemos una pista forestal que nos llevará hasta el Cerro de Quizáns. Dicha pista forestal discurre por la misma cresta de la sierra, lo que es la divisoria entre las comarcas de Somontano y Sobrarbe, desde donde se puede ver, además de las extensas llanuras del piedemonte, toda la barrera pirenaica (Monte Perdido, Maladetas, Besiberris, ….) y los macizos de El Turbón y Cotiella, además de lo que son las sierras de Arbe y Ferrera, con la Peña Montañesa, el Tozal de Asba, el Tozal de Palo, el pantano de Mediano, …. ….; en resumen, todo un espectacular paisaje.
En su mayor trecho, el camino resulta muy cómodo y sólo, al final, un poco antes de llegar al Cerro de Quizáns, es cuando se empieza a estropear, aunque sin llegar a representar problema alguno. Avanzado el recorrido, nos desviamos para ver los Pozos de Nieve de Campoluengo o del Tito, que están en un buen estado de conservación. Un poco más adelante, tendremos el desvío hacía Chimiachas, que conserva pinturas rupestres, de estilo levantino, con su famoso ciervo, y cuya visita dejamos para otra ocasión.
Llegados a los abrigos de Quizáns, lugar que estuvimos hace unos pocos días y en cuyas covachas también existen manifestaciones pictóricas rupestres, iniciamos una pronunciada bajada disfrutando, a su vez, de unas bonitas vistas sobre los cañones del río Vero y de los barrancos que conforman su red dentrítica, hasta llegar la pista que nos conducirá de nuevo al lugar de origen de la caminata de hoy, San Pelegrín.
Antes de llegar a San Pelegrín, también pasamos por su restaurada fuente, la cual suministra el agua a las balsas de Basacol, antiguos depósitos de agua del pueblo de Alquézar.