Ruta por Colungo y Buera
Suave y agradable recorrido el de hoy, 5 de enero de 2016, con inicio en Colungo y final en el pequeño pueblo de Buera, pues, aparte de visitar el Santuario de Santa María de Dulcis y el interior del templo, en sus inmediaciones se halla el denominado “bosque de los olivos” además de un curioso reloj de sol olearum, y un poco antes de llegar a nuestro destino final, Buera, a la altura de la ermita de San Juan Bautista, nos hemos desviado hasta el cercano Pozo de Hielo de “Os Moros”. En total han sido unos nueve kilómetros de caminata, muy cómodos y bastante entretenidos.
Nos encontramos en lo que son las estribaciones del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, dentro de lo que es el espacio catalogado como Parque Cultural del Río Vero. Este Parque Cultural, que tiene como eje central al propio río Vero, se inicia por su lado norte a los pies del Tozal de Asba (Paúles de Sarsa y Santa María de la Nuez), hasta su desembocadura en el río Cinca por el sur en lo que se denomina “la boquera”, una vez superada la ciudad de Barbastro, adentrándose en lo que es la sierra de Sevil por su lado oeste y en la sierra de Arbe por el este, para después ajustarse el territorio a lo que es el valle configurado por el propio río en su tramo final, una vez salvados los estrechos y espectaculares cañones y barrancos que presentan unos muy variados paisajes y de gran belleza plástica, con unas profundas gargantas y foces que han sido excavadas por el agua para abrirse paso entre las fisuras del terreno y sus diaclasas.
El Parque Cultural del río Vero es un santuario del arte rupestre prehistórico, atesorando entre sus entrañas una gran variedad de manifestaciones pictóricas de Arte Esquemático y Levantino que componen un conjunto artístico más que relevante; en el pueblo de Colungo existe un Centro de Interpretación de Arte Rupestre muy recomendable de visitar. También es de destacar el patrimonio cultural que guarda, con interesantes conjuntos monumentales y que muchos de ellos están declarados como Bienes de Interés Cultural, como, por ejemplo: La ermita de Treviño en Adahuesca; el pueblo de Alquézar con su Colegiata; la Catedral de Barbastro; los santuarios de Santa María de la Nuez y de Santa María de Dulcis; el Monasterio de El Pueyo; las diversas iglesias de los pueblos que forman parte del mismo; algunas de sus casas solariegas o fortificaciones; sus puentes (Villacantal, Fuendebaños, La Albarda, El Diablo, ….); la Carrasca de Lecina; Almazorre con su molino y el esconjuradero además del Dolmen; etc.
Colungo es un magnífico lugar para emprender excursiones. Se halla situado estratégicamente para poder visitar lo más recóndito del Parque Cultural del Río Vero, con sus cavidades y abrigos rupestres pintados, y del Parque Natural de la Sierra y Cañones de Guara, además de lugares cercanos como Naval y sus salinas, por ejemplo. Es famoso por la fabricación de aguardientes y licores, además de por su cultivo más tradicional como es el olivo y sus aceites. Forma parte del mismo municipio, el cercano núcleo urbano de Asque, que se halla justo al otro lado del impresionante barranco del Fornocal, cuya antigua comunicación entrambos se efectuaba por el bonito puente del Diablo (siglo XIII).
El camino hacia Buera nos ha llevado a descender hasta el barranco Robiñero, que, una vez superado, en muy poco tiempo hemos accedido a las inmediaciones del Santuario de Santa María de Dulcis. Durante la mayor parte del recorrido se han podido divisar los pueblos de Asque, Colungo, Alquézar, Radiquero y Adahuesca, además del Tozal de Guara (nevado) y los cerros de Quizáns (que albergan abrigos rupestres).
Una vez en Santa María de Dulcis (siglo XVII), se observa que todavía quedan restos de algunos de los paramentos de sillería y arcos de su antigua y demolida hospedería, así como del aljibe o cisterna del agua. El aspecto exterior del templo es bastante austero, acorde con los tiempos de penurias que atravesaba la sociedad allá por finales del siglo XVI y principios del XVII, pero, la visita al interior de la iglesia nos ha deparado una grata sorpresa, es de una sola nave, iluminada por un óculo a sus pies, por lo que, en un principio, está un poco en penumbra, pero lo que es el presbiterio cuenta con una gran claridad proveniente de la linterna que hay en su cúpula, destacando la decoración de sus bóvedas, arcos, la propia cúpula y sus pechinas así como las pilastras del presbiterio, mediante yeserías mudéjares de entramados geométricos.
Al lado mismo de la propia ermita, se halla lo que se denomina el “bosque de los olivos”, una no muy grande extensión de terreno, donde se encuentran las 18 variedades de olivos catalogados en la Comarca del Somontano. En cada uno de los árboles existe un punto de información en que se describen las características morfológicas de cada una de las variedades y de sus frutos, así como de que parte del Somontano provienen (hay oliveras de las clases “albareta”, “arbequina”, “neral”, “verdeña”, “sevillano”, “nación”, “alquezrana”, “blancal”, etc., y así hasta dieciocho nombres).
Nuestra sorpresa fue el descubrimiento del “reloj de sol olearum”, a pocos metros del propio santuario. Se trata de una especie de homenaje al olivo, en el que los propias oliveras, de diferentes variedades, marcan las horas coincidiendo con la sombra proyectada por el gnomon o estilete. Realmente curioso.
Una vez en la ermita de San Juan Bautista, poco antes de llegar a Buera por los Llanos de San Juan, nos desviamos para visitar el Pozo de Hielo “Os Moros”, el cual se abastecía de las aguas del cercano barranco del Pozo. Este pozo, restaurado hace unos pocos años, tiene una cámara cilíndrica de, aproximadamente, unos 6 metros de profundidad por 5’6 m de diámetro, cubierta con una bóveda de piedra. No hemos podido acceder a su interior por estar cerrada la entrada con una reja, pero si da la sensación de tener una gran capacidad (según reza en uno de sus carteles explicativos, cuando el pozo estaba lleno cabían 100 toneladas de nieve).
Buera, que junto a Huerta de Vero conforman el municipio de Santa María de Dulcis, es un bonito y muy bien conservado pueblo articulado urbanísticamente en base a su calle Mayor, con unos agradables rincones que vale la pena visitar. Destacan el “trinquete” (aquí son muy aficionados al juego de la pelota de mano, no obstante, durante varios años llegó a participar en la Liga Provincial de Pelota a Mano en la que obtuvieron algunos campeonatos); el entorno de la Fuente y el Abrevadero, del siglo XVIII (de una tipología muy característica de las fuentes del Somontano, con su arco de medio punto cobijando el caño o los caños y la pila recoge-aguas); el rincón de los Lavaderos y Huertos cercanos también es digno de reseña. El antiguo Torno, una antigua almazara del siglo XVII, hoy reconvertido en Centro de Visitantes para información del olivo y los aceites del Somontano, también es otro rincón para visitar.
Por último, nos hemos acercado a visitar la iglesia parroquial de San Juan Bautista, situada al final de la calle Mayor, donde se termina el pueblo, cuyo entorno se halla en muy buen estado de conservación.
Muy recomendable la visita a esta pequeña población de Buera, un lugar que tiene su encanto y que nos muestra curiosos rincones. Un recorrido por sus calles no te deja indiferente.