Ruta de ascensión al Puerto Viejo de Bielsa y al de La Forqueta
Ruta de ascensión al Puerto Viejo de Bielsa (2378 m), cerrando una pequeña circular por el pico l’Aiguillette (2508 m) y el Puerto de La Forqueta (2434 m).
14-ags-2019 — 11’01 km de recorrido — 864 m de desnivel acumulado
Una vez ajustadas las mochilas a nuestras espaldas, realizaremos una nueva subida al Puerto Viejo de Bielsa, un itinerario que conocemos de anteriores ocasiones:
- En julio de 2015, hicimos la primera subida, de ida y vuelta. (Ver entrada al Blog: ‘Ruta por el Puerto Viejo de Bielsa’)
- En julio de 2018. Se hizo la travesía hasta el cercano pueblo francés de Aragnouet.
Un lugar cargado de historia, pues, durante muchos siglos, sirvió de enlace entre los valles de Bielsa y Aure —en España y Francia, respectivamente— y por aquí transitaron, además de personas y mercancías, las ideas y los dogmas. Un sitio nada acogedor cuando la climatología es adversa —sobre todo en invierno— y hay que hacer frente a los peligros naturales: frío, nieve, aludes, nieblas, tormentas, …
Un paso, como tantos otros, donde en ambas vertientes del puerto se llegaron a implantar las órdenes religiosas y hospitalarias, aunque siempre bajo el control político del momento. Unos parajes en los que las comunidades civiles de ambos lados de la frontera, han estado siempre obligadas al entendimiento y a organizarse: acuerdos sobre los pastos, ferias de ganado, intercambios comerciales, … además de prestarse ayudas ante desgracias o penurias acaecidas. Un sitio de ingrato recuerdo, por donde, en la primavera de 1938 —‘La Bolsa de Bielsa—, un ingente número de personas, maltrechas, cansadas y prácticamente con lo puesto, se vieron obligadas a huir de los horrores de la pasada guerra incivil.
Hace casi medio millar de millones de años, todo este territorio —aunque nos pueda parecer increíble ahora— estaba ocupado por el mar, eran fondos marinos: acumulando limos, lodos, arcillas y arenas. La Orogenia Hercínica o Varisca deformó estos sedimentos que acabaron por transformarse en pizarras, areniscas, calizas y cuarcitas, y los posteriores plegamientos alpinos durante la Era Terciaria, además de los períodos de máximo esplendor glaciar durante el Pleistoceno acabaron por dar forma al relieve actual.
El circo de la Pinarra, es un valle glaciar colgado que se extiende en el sentido N.O – S.E. Un valle cercado por la Cresta del Puerto Viejo y los Picos de La Forqueta (2533 m) y Marioules (2563 m) por su lado más oriental, y por la Sierra Pelada con los Picos Barrosa (2762 m) y Mallo Ruego (2674 m) por su parte occidental. Los Picos del Puerto Viejo (2723 m) y l’Aiguillette (2508 m), con el Collado del Puerto Viejo de Bielsa entre uno y otro, lo cierran por la divisoria con Francia en su lado más septentrional.
Subir al collado del Puerto Viejo de Bielsa y acercarnos hasta el pico de l’Aiguillette, para ir ampliando la panorámica a medida que recorremos la cresta hasta el Puerto de La Forqueta, nos brinda la posibilidad de descubrir un poco del pasado geológico de este circo glaciar. Hace unos 60 mil años, los glaciares cubrían una buena parte el Pirineo —hoy tan solo quedan unos pocos como recuerdo de aquella Era de los Hielos—, y estos valles son el reflejo de aquellos tiempos. En el Valle de la Pinarra las huellas de su pasado glaciar son evidentes. El ibón de forma circular y un diámetro de apenas medio centenar de metros, que se halla en el fondo de la pequeña depresión cerrada por una morrena que hace de presa natural, es una buena muestra de ello.
El Churro de La Pinarra —visible desde la entrada sur al túnel de Bielsa—, tiene que salvar un desnivel de unos 60 metros. Una bonita cascada por donde se despeñan las aguas del torrente que va recogiendo del colgado valle glaciar, para unirse un poco más abajo con las del barranco de Salcorz en busca del río Barrosa.
Al poco de iniciar la subida, en lo que es un pequeño pinar, ya nos encontramos con una gran pedrera natural de grandes bloques de cuarcita, asemejándose a una gran escombrera. También podremos observar otras grandes pedreras en las laderas de la Sierra Pelada, pero estas son de color rojizo, ya que son fragmentos de areniscas rojizas —de ahí el hombre de Mallo Ruego o Peña Roya—. Ante nosotros tenemos las crestas de la Sierra Pelada, formadas por rocas resistentes a la erosión —cuarcitas—, al igual que las paredes que encajonan a la cascada del chorro en su tramo final.
Cuando el valle se abre, nos encontramos un pequeño refugio pastoril al abrigo de un afloramiento de cuarcitas blancas. A partir de aquí, la senda discurre por entre la tasca que tapiza toda la superficie de hierba densa y fuerte y en la que pastan tranquilamente unas grandes vacadas. Ya se divisa lo alto del Puerto.
A medida que vamos ganando altura, las vistas sobre el cercano puerto de Salcorz y del valle del Cinca son cada vez más espectaculares. Por aquí bajaba una gran lengua de hielo que iba a engrosarse más abajo con las que descendían de los Valles de Barrosa, de Bielsa y de Pineta, dando forma a lo que sería un gran valle glaciar, por donde hoy discurre el cauce del río Cinca —de fondo irregular y escalonado, de verticales paredes y un perfil típico en forma de V— hasta lo que es el estrecho de Las Devotas, cerca de Lafortunada.
Subir al pico de l’Aiguillette y recorrer la Cresta del Puerto Viejo hasta el Puerto de La Forqueta, fue todo un acierto. Las vistas sobre las cercanas puntas y puertos que circundan el Valle de La Pinarra y de los macizos y valles en la vertiente francesa son extraordinarias. Abundan los esquistos de pizarras oscuras, que datan del Silúrico (hace unos 400 mills/años), y nuestro caminar por la cresta hasta el cercano Puerto de la Forqueta, lo tenemos que hacer por estrechos ‘senderos de vacas’ –llamados así porque se forman cuando el suelo se empapa de agua y sufre ciclos de hielo—.
El último tramo, antes de acceder al Puerto de La Forqueta desde la Cresta, lo realizamos con cuidado, pues está bastante expuesto, una caída podría tener alguna consecuencia. Este puerto, que está más escarpado y, de siempre, menos frecuentado, fue el más utilizado por los contrabandistas. Desde aquí, iniciamos el camino de vuelta, siguiendo las marcas del PR HU 182.