Subida a los Ibones de Anayet
2-Agosto-2017 (12 km – ida y vuelta)
Bonita ruta la de hoy, una ascensión a los Llanos de Anayet (2233 m), circundados por una espectacular cresta rojiza de una tonalidad más bien tirando a vino, de extensas y húmedas praderas, donde pastaban una manada de caballos, y que dan cabida a unos ibones rematados por un espectacular y fotogénico pico de igual nombre.
La subida la hemos iniciado desde el pequeño aparcamiento que hay junto a la carretera A-136, para, una vez cruzado el cauce del incipiente río Gállego, dirigirnos a las instalaciones de Anayet, en la estación de esquí de Formigal, y acometer un prolongado desnivel por el fondo de de la garganta excavada por el barranco de Culivillas entre la Punta de La Garganta (2143 m) y los picos Culivillas (2509 m) y Arroyetas (2556 m), siempre siguiendo las marcas del GR-11.
Nos encontramos en la parte más septentrional de la Comarca del Alto Gállego, el Valle de Tena, un lugar rodeado de altas cumbres y donde se hallan las instalaciones de la Estación de Esquí de Formigal, término municipal de Sallent de Gállego. Unas elevadas paredes montañosas hacen de línea de separación con la cercana Francia por su parte norte, y con la Comarca de la Jacetania por su lado más occidental. El cordal montañoso no desciende de los 2000/2200 m y ganará altura con rapidez en la medida que vayamos desplazándonos hacia el este (pico Balaitus -3146 m-).
Poco a poco vamos ganando altura por la estrecha senda que nos deleita con unas muy atractivas y casi verticales paredes pétreas de las vertientes del barranco. Las pedreras, las calizas verdes y unas rojizas crestas que nos aguardan en lo más alto es el paisaje dominante, todo ello acompañado por el ruido de fondo de una pequeña corriente de agua serpenteante la cual va superando el desnivel a base de pequeñas y medianas gradas. Además de por la altitud, la vegetación se ve altamente influenciada por el tamaño y la movilidad o desplazamiento de las piedras.
Respecto a lo que es el soporte de la cronología geológica del territorio, deberíamos situarnos en el Período Primario de la Era Paleozoica (hace tan sólo unos 450/400 mills/años), entre las Épocas del Devónico y Carbonífero, pues los sedimentos y rocas que vienen a aflorar pertenecen a antiguos fondos marinos.
Alcanzamos las verdes praderas de los Llanos de Anayet, donde destacan unos preciosos ibones, y un más que espectacular pitón andesítico que viene a conformar el pico Anayet (2574 m), por donde pastan tranquilamente una manada de caballos, todo ello muy digno de contemplación y fotografía. (Los picos de Anayet y Midi d’Ossau -2884 m-, éste en el país vecino, son el resultado de unos episodios de tipo volcánico producidos por la salida del magma directamente a la superficie).
Las primeras montañas o elevaciones del terreno, allá por las Épocas del Carbonífero y Pérmico (unos 400/300 mills/años), produjeron el ascenso de grandes masas de magma fundido dando forma a unos grandes batolitos graníticos y de calizas en el cercano Macizo de los Infiernos, donde se llegaron a transformar en mármol (las Marmoleras del Infierno), bien visibles desde el lugar donde nos encontramos.
La cubeta de los ibones de Anayet está cercada por una gran cresta divisoria de materiales pérmicos, con la Canal Roya, la Canal de Izás y Culivillas (Punta del Garmó -2555 m-; Punta de la Sarreta -2512 m-; Pico Arroyetas -2556 m-; …. ….), unos resistentes conglomerados y areniscas de color rojizo, que destacan sobremanera sobre la singularidad del paisaje, definiendo unos contrastes muy vistosos y coloridos. En la medida que nos vamos acercando a la parte más al norte de los llanos, se abre ante nosotros la profunda y espectacular Canal Roya, cuyas aguas ya vierten al río Aragón, y que, caso de seguir el GR-11 por cuyo fondo discurre, nos llevará hasta Ríoseta y al reformado y antiguo Hospital de Santa Cristina (visitar el fondo de la Canal Roya es una excursión pendiente).
Durante la época del Pleistoceno, el glaciarismo tuvo una especial relevancia en este territorio, con grandes masas de hielo formadas y acumuladas por los cercanos circos a Sallent de Gállego. La orografía del valle fue esculpida por las potentes lenguas glaciares en sus movimientos de avances y retrocesos.
Proliferan los pastos con sus verdes praderas y donde apenas se notan las sequías del estío. El cercano paso del Portalet, que viene a unir las tierras de los Valles de Tena y d’Ossau, sobre todo cuando la meteorología lo permitía, ha sido una vía de acceso de la actividad económica, con sus transacciones de ganado y de mercancías y por donde penetraron las nuevas ideas y proyectos que ayudarían a cambiar la sociedad.