Ermitas y Conventos

          Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en despoblado y que no suele tener culto permanente. Esta es la definición que nos da el Diccionario de la Real Academia Española, sobre la palabra Ermita.

         El nombre también podría provenir de la palabra “eremus”, que significa lugar desierto o sitio apartado, en el que se practica la oración y que está, o más bien estaba, al cuidado de una persona ermitaña, cuya misión era cuidar del edificio, ya fuere en solitario o con su familia.

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 Cada una de las fotografías corresponde a una Comarca de la provincia de Huesca. Haciendo clic en cada una de las fotos, aparecerán aquellas ermitas visitadas durante los paseos realizados. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

…/… (sigue comentario sobre las ermitas)

 

Por lo general, la idea que se tiene de una ermita es la de un recinto de pequeñas dimensiones, ubicado en medio del campo sobre un promontorio o en un altozano, en lugares poco o nada habitados, que nunca han desentonado con el entorno paisajístico, y que se dedican o se han dedicado para el culto religioso. Con este tipo de edificaciones, también ha llegado a ocurrir, que han sido absorbidos por el desarrollo urbano de las poblaciones, habiendo quedando totalmente integrados dentro de su propia configuración urbanística.

Muchas veces,  estos lugares llegaron a convertirse en lugares multitudinarios de concentración de gentes con grandes o pequeñas peregrinaciones, mediante la realización de  romerías populares que sirven, o han servido, para la exaltación de algunas vírgenes o santos, con sus pertinentes celebraciones de carácter particular en cada una de ellas. En algunos de los casos, se contempla a Cristo como amparo o como salvador; en otros al Espíritu Santo; a la Virgen María, como buque insignia de la devoción mariana, como reina de la paz, como madre de la gracia o de la piedad, así como señora de la luz (candelas); también aparecen los santos vinculados a diversas órdenes religiosas o gremios, santos que han sido modelos de fidelidad o protectores de la pobreza, de las penurias y de las precariedades humanas; todos ellos han sido o son titulares de las advocaciones de las distintas ermitas.

Estas pequeñas capillas o santuarios, han sido testigos, durante siglos, de los sentimientos religiosos de nuestros antepasados; han sido testigos de llantos y de esperanzas, de humildes súplicas y de agradecidas oraciones. No es de extrañar, por tanto, que estos lugares, así como las romerías que en ellas se practican, hayan pertenecido, y lo sigan haciendo, a las profundas querencias de la religiosidad cristiana.

Con los años, muchas de las agrupaciones o  entidades que las sustentaban y mantenían su culto, han ido desapareciendo, incluso hay multitud de pueblos ya  deshabitados y dejados a la libre voluntad de lo que pueda hacer con ellos el implacable paso del tiempo, con el añadido, a su vez, de las consecuencias tan nefastas que tuvieron para el patrimonio las desamortizaciones habidas en el siglo XIX.

Pese a todo ello, son muchas las ermitas que han persistido y han podido llegar hasta nuestros días, algunas de ellas en situación lamentable y otras transformadas; también hay otro considerable número de edificios que tan solo están en el recuerdo o se halla recopilada su existencia en diversa documentación y archivos.

Afortunadamente, en los últimos años, asistimos al resurgir de una cierta concienciación ciudadana sobre la recuperación y conservación del  patrimonio, que esperamos tenga la suficiente colaboración por parte de los organismos oficiales pertinentes, y poder así evitar su total ruina y desaparición.

Para ampliar conocimientos sobre el tema, se recomienda la visita a las páginas web siguientes:

Románico aragonés – Románico en Ribagorza