Subida a la Ermita de La Espelunga
Subida a la Ermita de la Espelunga desde el Monasterio de San Victorián, por el PR HU-43, con un desnivel de poco más de 300 metros y una distancia algo superior a los 2 kms. El ascenso, a través de un sendero, es cómodo y muy agradable, en la que se prodigan unas excelentes vistas sobre el Valle de la Fueva Alta y de los llanos de La Cabezonada y Fuendecampo, con un buen telón de fondo hacía el sur como es la Sierra de Arbe.
La excursión por las faldas de la Piedra Montañesa, incluida dentro de lo que es la Sierra Ferrera, la hemos realizado el 16 de marzo de 2015, en un día un tanto gris y fresquito con unas nubes amenazantes que envolvían toda la cumbre de lo que es la Piedra Montañesa, habiendo llegado a caer, en algún momento, pequeños copos de nieve que presagiaban males mayores, pero al final no ha sido así.
La partida la hemos hecho desde el mismo Monasterio de San Victorián, lugar con siglos de antigüedad y mucha historia acumulada, muy respetado y protegido por reyes y papas y que llegó a ser el centro espiritual, político y económico del Sobrarbe y de parte de La Ribagorza. A partir del siglo XVI, por conveniencias reales y eclesiásticas, se inició la decadencia de este otrora importante cenobio, y fue con la Desamortización de Mendizabal, a mediados del siglo XIX, cuando ya se le dio el golpe de gracia. Posteriormente, y ya durante el transcurso del siglo XX, siguió sufriendo diversas agresiones, llámese guerra civil, desmantelamiento del mismo, traslado de pinturas y diversas obras de arte a otros lugares, lo que acabó por dejarlo en situación muy decadente y ruinoso.
Al poco de iniciar la subida nos encontramos con la Ermita de San Antón, lugar donde, al parecer, se sigue realizando una romería anual. Se halla en buen estado de conservación, no así las pinturas que decoraban su interior, las cuales han sido victimas de personas carentes de civismo y se halla garabateadas. El lugar sirve como refugio de caminantes ante las inclemencias del tiempo e incluso, a buen seguro, será espacio para pernoctar en determinadas épocas.
Estamos llegando al Corral de los Caballos, lugar donde se dejaban estos animales cuando se ascendía a la ermita. A partir de allí ya queda poco para llegar a la Ermita de La Espelunga.
Según la tradición, este lugar fue el elegido por San Victorián para cobijarse y vivir como un ermitaño. Siglos más tarde fue construida la ermita rupestre. El nombre de espelunga significa “cueva”.
Una vez finalizada la excursión y ya de vuelta para casa, paramos un momento para hacer unas fotografías a la cercana Ermita de La Virgen del Pilar